La consagración, no solo de la primavera

30 10 1991

Antes de salir por ahí, con mi grabadora y ciertas preguntas ──mediante ellas hice de abogado del diablo y de los dioses al mismo tiempo──, todas encaminadas a responder una (¿qué es la consagración de la que tanto se habla en la Cuba de hoy mismo?), y cuya respuesta es aparentemente obvia, me vi obligado a buscar la definición en mi maltrecho diccionario. Resultó que consagrar es «dedicar a Dios, a los dioses», pero también «sancionar, hacer duradero», y «ofrecerse, dedicarse».

Y reflexioné que de todo eso debería tener la verdadera consagración, porque aquel que dedique su vida a perseguir un objetivo, tiene que creer en él con la fe de aquellos primeros cristianos en el circo, frente a los leones. Del mismo modo, nada duradero se obtiene sin una profunda consagración, nada que la historia definitivamente sancione. Y la palabra «ofrecerse», implica ofrecerse todo, depositar la vida a cambio de algo que la valga.

Y así, con esas mínimas nociones de diccionario, empecé a indagar en diferentes centros de investigaciones científicas

 

¿Qué es la consagración?

 

Pero la respuesta no resultó tan sencilla:

Marimé Vázquez (Biotecnología): Nos sentimos realmente consagrados, porque nos dedicamos al trabajo y al estudio desde la mañana a la noche. Sergio Valdés (Instituto de Investigaciones de la Industria Alimenticia): Pienso que la única forma de hacer investigación y que sirva, que salga rápido en un mundo tan dinámico como el actual y con un atraso tecnológico como el de Cuba, es consagrándose al trabajo. Ocho horas no alcanzan para investigar e informarse, estar al tanto de lo que pasa en el mundo. Pero la consagración como slogan, como meta, es negativo. Si yo hoy requiero trabajar diez, doce, veinticuatro horas, tengo que estar dispuesto a hacerlo. Y eso no es teoría. Aquí se ha dado: en fermentaciones y biotecnología, por ejemplo, donde se trabajan procesos continuos que duran 24, 30 horas. Pero si yo hoy terminé mi trabajo a las cinco, que por meta me tenga que quedar hasta las ocho o las nueve, eso es perder el tiempo. Consagración es dedicar todo el tiempo necesario al trabajo.

Tania González (Biotecnología): Para la consagración es imprescindible que uno sienta que es necesario para el país. Esto se aprende. Ser de los primeros en el mundo en la biotecnología sería imposible trabajando al mismo paso que en laboratorios similares de otros países. La única solución sería trabajar a paso redoblado. Acortar la distancia. Por eso el concepto de consagración implica un concepto político.

Roger Rubiera (Biotecnología): La consagración no se puede medir por el tiempo que uno está en el centro de trabajo, sino por un principio: el trabajo como elemento fundamental en la vida.

Manuel Rodríguez (Biotecnología): No es lo mismo trabajar 12, 15 horas obligado, que hacer algo que a uno le guste, y hacerlo con amor. Y aquí la gente joven se siente que son algo, que son útiles. Te estimulan tu inteligencia, y eso te da fuerzas para sacrificar muchas cosas.

Dr. Pedro Paglo Arias (INFUNCE): Consagración no es estar en un lugar cierta cantidad de tiempo por encima de la jornada laboral. Se puede permanecer diez horas y no ser productivo. Tampoco es dejar de dormir por dejar de dormir. Consagración es simplemente amor por lo que uno está haciendo. En ese caso uno hace en cada momento lo que tiene que hacer. Sólo por amor. Es la única manera de ser productivo. Puedes estar en tu casa y de pronto empezar a pensar en una idea y ponerte a trabajar. Sin que nadie te obligue. La consagración no se puede imponer o decretar. Tomemos el caso de una mujer que tiene que trabajar en una óptica, por ejemplo, no porque le guste, sino porque debe ganarse la vida y ese fue el trabajo que consiguió. Ella no ama ese trabajo, y aunque esté catorce horas en la óptica, no va a consagrarse jamás a su trabajo, porque no lo ama. Ahora bien, en ese caso el trabajador tiene que tener conciencia de que está obligado a hacer bien su trabajo. Conciencia. Pero no se puede asegurar que todo el mundo tenga esa conciencia. También se da el caso de gente que entra a un trabajo, a una profesión, porque fue lo que encontró, y con el tiempo llegan a amar su trabajo, a consagrarse a él.

 

Ni algo nuevo ni algo raro

 

Dra. Eloína Díaz Miniet (INFUNCE): La consagración tampoco es algo nuevo. Todos los grandes científicos han vivido consagrados a su trabajo.

Roger Rubiera (Biotecnología): Un científico, no sólo en Cuba, sino en cualquier lugar, no se concibe sin consagración. Y eso se aprende, se adquiere.

Manuel Rodríguez (Biotecnología): La gente ve que la consagración es algo raro. Pero en el mundo existe mucha gente que se consagra así. En Cuba nuestro centro es el que ha inaugurado ese modo de trabajo.

No hay dudas: millones de hombres se han consagrado a lo largo de la historia a perseguir sus sueños, y en ello han invertido la propia vida. Hay sueños grandes y pequeños, sueños mezquinos, egoístas, miserables; y sueños altruistas, incubados en la mejor porción del hombre. Se consagraron Einstein, Madame Curie, Finlay, del mismo modo que se consagró Edison ──tanto a sus inventos como a sacarles partido──; se consagraron Modigliani y Van Goth en medio de la pobreza, como Balzac se consagró a la gran literatura y a la alta posición social que ambicionaba obtener por esa vía. También se consagraron al poder Hitler, Isabel de Inglaterra y Felipe II. Y cuantos ricos han edificado su propia fortuna, lo han hecho consagrándose a la tarea de hacer dinero. El inmigrante que llegaba a Cuba con la idea de levantar una fortuna, malcomía y malvivía durante años, trabajando jornadas que hoy ni sospechamos, sostenido por esa esperanza. De modo que la consagración es tan diversa como la pluralidad de objetivos del hombre. Y no quiero decir que un superobjetivo nada altruista invalide el fonógrafo o Papá Goriot, o que los decenios de sudor y hambre durante los cuales el gallego de la esquina construyó su bodega sean deleznables. Buscando la fortuna o la gloria, satisfaciendo la ambición o la vanidad, muchos hombres prestaron un servicio a la sociedad, por lo que no pueden ser tan fácilmente descalificados. De ahí que más allá de los aspectos puramente disciplinarios o anecdóticos que entraña el tan al uso concepto de la consagración, me haya interesado por los móviles, los riesgos e inevitables desgarramientos que implica todo acto de entrega.

 

Quince horas al día

 

Marimé Vázquez (Biotecnología): Nosotros, casi todos, empezamos a trabajar aquí. Este ha sido nuestro primer trabajo, y estamos habituados a este sistema y a este horario (de 7:30 u 8:00 hasta las 11:00 pm).

¿Qué tiempo emplean diariamente en estudiar?

Vladimir Martínez (Biotecnología): Depende. A veces dos horas, a veces quince minutos, a veces no puedes. Hay que planificarse, y a largo plazo, de modo que la intercalación del estudio no afecte el trabajo.

¿No asumen el horario como una imposición?

Niurka Meneses (Biotecnología): Nuestra estancia en el centro es voluntaria. Cuando entramos se nos explican las características del centro y las aceptamos. Lo voluntario es estar en el centro o no. Cuando estás, cumplir el horario es un problema de disciplina.

Roger Rubiera (Biotecnología): Pienso que en este momento la mejor medida de la consagración es el tiempo que uno permanece en el centro. Hay que crear una tradición, obligándose a trabajar una cierta cantidad de horas para medir la consagración. No digo que sea el mejor parámetro, pero…

Sergio Valdés (Instituto de Investigaciones de la Industria Alimenticia): Pero todo lo que se pone como meta indiscriminada, no da buen resultado. La gente empieza a simular, a perder el tiempo. Incluso hay muchos investigadores que aún no aprovechan las ocho horas. ¿No les ha ocurrido que a las ocho de la noche se encuentren de pronto sin nada que hacer?

Roger Rubiera (Biotecnología): Eso pasa, pero raras veces. No se puede educar a la gente en la consagración dando tiempo libre, sobre todo en una sociedad donde no ha habido tradición científica, ni mucha tradición de trabajo tampoco. El horario obligado es necesario, para que la gente no se acomode y se pierda la consagración. En su primera fase, esta nueva política tiene que ser obligatoria.

¿En realidad para ustedes la consagración es el respeto a una disciplina o un acto voluntario de entrega?

A coro: Voluntario.

¿Si se eliminaran los controles, el horario, la tarjeta, seguirían quedándose día a día hasta las once de la noche, sólo gracias al interés por su trabajo, voluntariamente?

Niurka Meneses (Biotecnología): Hay casos en que yo considero que sí, pero es que… Primero hay que educar, crear una disciplina, sobre todo a los nuevos egresados. Considero que consagración es también un concepto aplicable a todos los trabajadores: aprovechando bien las ocho horas, trabajando con dedicación, hacerlo con amor.

 

Además de que…

 

Dra. Eloína Díaz Miniet (INFUNCE): ¿Qué condiciones hay para esa consagración? En otros centros, por lo que conozco, sí hay condiciones para ese tipo de consagración. Incluso se ha procurado que tengan vivienda cerca del trabajo.

Manuel Rodríguez (Biotecnología): Además de que las condiciones son muy buenas, y eso le permite a uno consagrarse.

Este aspecto es sumamente interesante, dado que implica el aspecto material de la consagración, tan delicado como el moral. El cubano común vive sumido en una enorme cantidad de vicisitudes que impone la cotidianidad, de ahí que una buena parte del talento (en una sociedad altamente instruida) se pierda diariamente en suplir con astucia y laboriosidad las carencias, garantizar un nivel de vida medianamente aceptable para la familia y cumplir los deberes y obligaciones ciudadanas. Sustraer en ciertos centros especiales a los investigadores de esas carencias, garantizándoles condiciones óptimas de trabajo, libera una parte sustancial de sus capacidades, que pueden dedicar íntegramente al trabajo; pero al mismo tiempo entraña un peligro potencial: el divorcio paulatino entre la realidad real y la realidad in vitro concebida para facilitar su trabajo. ¿Fomentaría una conciencia de elegidos, una mentalidad de casta? ¿Util o nociva? Son ya muchas las preguntas tangenciales, de modo que mejor dejo a ellos la palabra.

 

¿In vitro?

 

¿Corren el peligro de ir desligándose del ambiente normal de la Cuba de hoy, vivir in vitro en una atmósfera diferente (sustancialmente diferente) donde almuerzan, comen, trabajan y hacen prácticamente la vida entera?

Tania Gonzáles (Biotecnología): No. De eso se encargan las organizaciones políticas. La preparación política e ideológica está garantizada: se dan conferencias, seminarios.

Yo me refiero a la praxis cotidiana. Además, ¿en qué medida puede afectarlos en su formación general, cultural (lecturas, teatro, cine, actualidad) el trabajar diariamente desde las ocho de la mañana a las once de la noche.

Tania Gonzáles (Biotecnología): Eso depende. No es crítico. Aquí los jóvenes leen, van al teatro, al cine, y comentan después. Pero es más restringido. Si algo es un jueves a las ocho de la noche, no podemos ir. Yo, por ejemplo, guardo siempre vacaciones para el festival de cine latinoamericano. Mira, por ejemplo, a casi todas las actividades organizadas por la juventud, hemos ido. Traemos algunos grupos musicales, ponemos películas los sábados no laborales.

Manuel Rodríguez (Biotecnología): Y cuando llegamos a la casa el fin de semana, chocamos con los problemas.

Roger Uguera (Biotecnología): Y también es cierto que yo en mi casa el período especial no lo vivo como lo vive la gente de la calle. Claro, tampoco es una cárcel. Uno tiene la posibilidad de interactuar con la sociedad, pero no como los demás trabajadores.

Por supuesto, la consagración (único modo, repito y no me canso, de alcanzar algo verdaderamente grande) exige su precio. Vaya, no obstante, una nota al margen: En un mundo interdisciplinario y complejo como el actual, es tan importante que un bioquímico sepa de bioquímica, como que viva al tanto de las coordenadas sociales, políticas y culturales de su época. Ya alguien dijo: «El médico que sólo de medicina sabe, ni de medicina sabe». Tras un período de galopante especialización ──el especialista es quien sabe mucho de poco, y corre el peligro de llegarlo a saber todo de nada──, la ciencia se ha visto obligada a volcarse hacia los estudios interdisciplinarios y la generalización ──saber poco de mucho, evitando saber nada de todo──, porque la verdad elude siempre las clasificaciones, y es imposible adquirir una sólida cultura física o química, hay que adquirir una cultura. Ejemplos sobran de estas interconexiones entre los campos más disímiles del saber humano. No se trata, por tanto, de un preciosismo, sino de un asunto eminentemente práctico. Pero hay algo más sensible en el orden social:

 

Padres e hijos

 

¿Piensan su vida ligada a este centro o lo ven como una zona de tránsito y aprendizaje antes de pasar a otro lugar?

Marimé Vázquez (Biotecnología): Ligada a este centro o a otro similar. Es el ambiente donde nos gustaría trabajar siempre.

¿Qué creen de esta estructura laboral en relación con la atención y la educación de los hijos?

Niurka Meneses (Biotecnología): A todos nos han educado mal, en el facilismo y sin trabajar mucho para merecerlo. Y pienso que eso es importante: educar a los hijos en que para obtener algo hay que trabajar mucho, y que antes de lo fácil hay un período difícil de siembra. En ese poquito de tiempo que me quede, atenderé a mis hijos. Además, aquí las madres tienen otras consideraciones: salen más temprano, recogen a los niños en el círculo (que trabaja hasta las nueve de la noche), o en la escuela a las cinco de la tarde. Por tanto, pienso que es una interacción más o menos normal con los hijos. Y en muchos casos el padre y la madre se turnan para recoger a los niños. Para educar a los niños se dispone de tiempo. De todos modos, el esfuerzo es mayor que si trabajara en otro centro.

Sergio Valdés (Instituto de Investigaciones de la Industria Alimenticia): Mira, yo tengo dos hijos y estudio con ellos, los atiendo, pero cuando se acuestan vuelvo a sacar la revista o el informe.

Manuel Rodríguez (Biotecnología): Hay quienes están las 24 horas en su casa y no le dan al hijo el calor necesario. Y tienen el tiempo. Lo importante es que cada cosa que tú hagas la hagas con mucho deseo, con amor. Quizás como uno tiene poco tiempo, ese tiempo se lo dedica a los hijos con mucho amor.

Roger Uguera (Biotecnología): La consagración exige sacrificios y limitaciones, incluso para la educación de los hijos. No es lo mismo verlo a partir de las cinco, que salir todos los días a las once de la noche. Pero si uno se decide a consagrarse al trabajo, tiene que limitarse en todo lo demás y asumir las consecuencias.

Tengo amigos que por razones de orden profesional han decidido no tener hijos. Su consagración al trabajo es tan absorbente, que no les permitiría el ejercicio de la paternidad (maternidad) en detrimento de una parte del tiempo que hoy invierten en la esfera profesional. Criterio que no comparto, pero que tampoco censuro. Lo cierto es que al tener un hijo, estamos creando algo más importante y perfecto que un biopreparado o una sinfonía: un ser humano. De la consagración con que asumamos ese acto depende la sociedad de mañana. Y eso no es exclusivamente un asunto de tiempo, pero es también un asunto de tiempo. Sobre ésto nada se puede decretar, sólo invitar a la reflexión: La práctica demuestra que entre los hijos de personas profundamente dedicadas a su trabajo, abundan los seres incompletos, hambrientos de afecto, dotados de la peor infelicidad: la desatención que las buenas condiciones de vida o los regalos jamás podrán suplir. Conseguir el equilibrio exacto entre las esferas profesional y familiar es algo que cada uno deberá conseguir por si mismo: la economía, la cultura y la sociedad no pueden negarse mutumente.

 

Flexibilidad

 

Lic. Lidia González (INFUNCE): El amor a un trabajo se puede tener, pero también se puede aprender. Ahora bien, si hay factores que lejos de educarme en ese amor al trabajo, me bloquean el surgimiento de ese amor, no puede haber consagración. Eso puede ser la imposición: quizás yo soy más productiva de madrugada, pero por razones organizativas, tengo que trabajar en horario diurno. Eso se resolvería con un poco de flexibilidad, conjugando lo general con lo individual, sin leyes rígidas. A veces se crean leyes para controlar la disciplina laboral, que lejos de controlarla, la afectan.

 

El tiempo de los resultados

 

Dr. Pedro Paglo Arias (INFUNCE): Y pienso que el horario no es una buena medida. Al trabajador se le debe pagar más por sus resultados, que por el tiempo invertido. Aunque hay que tener en cuenta que tampoco es positiva la insistencia en la obtención de resultados en muy corto tiempo, las presiones en ese sentido pueden afectar la calidad del trabajo. La ciencia es cosa de tiempo y reflexión y búsquedas.

¿Hoy no se puede medir por los resultados?

Roger Rubiera (Biotecnología): Sí, pero también por el tiempo.

Vladimir Martínez (Biotecnología): La biología molecular es una ciencia nueva que se está abriendo paso ahora en Cuba. Todo el mundo acaba de salir a caminar en esa ciencia y todavía no se ha avanzado lo suficiente como para que las ideas tenga que ser más finas. Basta con caminar. Y mientras más rápido lo hagas, más lejos llegarás. Eso está relacionado con el tiempo que dediques. Y no se puede hacer biología molecular en la casa.

Sergio Valdés (Instituto de Investigaciones de la Industria Alimenticia): Hemos tenido investigadores dedicados, laboriosos, pero sin madera de investigadores y, por tanto, sin resultados. Los hemos tenido que pasar a la producción, y allá son magníficos técnicos. Porque también eso depende de las capacidades y cualidades de cada uno. Y a partir de eso evaluamos al investigador. Ningún verdadero investigador puede desconectar aunque esté en su casa, en la playa, de vacaciones.

 

Dos notas marginales y varias conclusiones no conclusivas

 

Dra. Eloína Díaz Miniet (INFUNCE): Sería mentiroso decir que el hombre puede trabajar como una máquina, porque en realidad no rendiría. Como todo ser vivo, el hombre necesita respetar sus ciclos de actividad y descanso.

Y esa reflexión me lleva a recordar una política que se está aplicando con los investigadores en muchos centros del mundo: conceder cada vez un mayor margen de tiempo libre. ¿Por qué? La ciencia, como todo acto de creación, no puede ser normada. Se puede asegurar que un ensamblador de circuitos integrados produce más circuitos en ocho horas que en cuatro, y más aún en doce (aunque la curva de cansancio haga declinar la productividad e incremente el margen de error); sería una falacia, en cambio, que un científico de quince horas‑laboratorio sea necesariamente más creativo que uno de ocho. Fomentar la creatividad implica, en primer lugar, crear las condiciones para que esa creatividad no se pierda por falta de medios, cosa que en algunos centros, entre ellos los del frente biológico (no así en otros) se está haciendo. En segundo lugar, fomentar el clima imprescindible de creatividad, dado por el nivel de los intercambios, la información, la emulación, la estatura de los objetivos planteados y la exigencia en la preparación profesional de los investigadores. Y algo crucial que es la necesidad de diferenciar con largueza la creatividad de la repetición. Tanto en términos de prestigio como de retribución. Hoy las diferencias son escandalosamente mínimas. Ya entonces viene la parte subjetiva: ¿Cómo lograr que cada investigador de el máximo de si? Ante todo, subrayando el carácter volitivo del acto de creación, es decir, ampliando en la medida de lo posible (y en la medida que la productividad del investigador lo merezca) su libertad para autoadministrarse. El jefe más exigente de quien ama su trabajo es él mismo. Y es fácil ──en esos centros donde no funciona una legislación laboral paternalista── «prescindir de los servicios» de quien aproveche el tratamiento abierto para ejercer la vagancia, o de quien simule que sí, pero los resultados demuestren que no.

Dr. Pedro Paglo Arias (INFUNCE): Habría que trabajar en el sentido de acercar a la gente a su trabajo, una búsqueda en el orden vocacional.

Si bien es cierto que garantizar a cada uno un empleo acorde con su vocación sería lo óptimo para asegurar su amor y consagración al trabajo, eso es por ahora una utopía: la propia vocación es aún para buena parte de la humanidad un misterio no resuelto, y no hay sociedad que sea capaz de garantizar a cada cual el empleo con que sueña. Pero lo que sí se impone, para que cada cual se consagre y rinda el máximo, es poner en función de eso los múltiples tipos de retribución a que aspiran las diversas ambiciones del hombre: desde el reconocimiento social hasta el salario, desde la gloria o la simple vanidad hasta unas vacaciones en la playa, o las motivaciones de orden ideológico. No habrá riqueza material ──con su contribución a sostener el enriquecimiento espiritual de la sociedad── sin consagración al trabajo, ni consagración sin motivaciones diversas y profundas, motivaciones personales que comprometan a cada uno. La propia existencia de nuestro país depende, no de crear diez, veinte o cien brigadas de alta productividad (contingentes), sino de que seamos capaces de convertir a cada hombre en un contingente.

 

(La consagración, no sólo de la primavera; en: Somos Jóvenes, nº 137, La Habana, octubre, 1991. /Consagracion nicht nur im frühling; en: Cuba Libre, nº 3, Köln, Alemania, octubre, 1993, pp. 11-13).

 





Donjuan de Ciego Montero

30 05 1991

En la muy ilustre Ciudad de La Habana, hay un lugar que alguien denominó «la caja de fósforos». Este sitio está integrado por salacomedorcocina y un cuarto (es un decir), distribuidos en el espacio que comúnmente ocuparía un cuarto (chiquito). Un refrigerador —el único de Cuba con la puerta invertida para que pueda abrirse— y un archivo separan la cocina del comedor. Allí es posible encontrar un carapacho de caguama, un mapa celeste en el techo —lógico, ¿no?—, un girasol de Van Gogh original —original de un socio que lo copió— y mil atracciones más. Allí los discos y los libros son tan benévolos que dejan cierto espacio a las personas, y antes del aire acondicionado, la temperatura se aproximaba a la del Kalahari al mediodía, sobre todo si eras invitado a comer y te tocaba el puesto detrás del refrigerador. En ese lugar de la muy ilustre Ciudad de La Habana vive el no menos ilustre Reinaldo Montero (tipo Borjomi), ex ciclista, ex técnico medio, ex obrero de una fábrica, graduado de Filología, asesor del grupo Teatro Estudio, ex eximio fabricante de vino de arroz, aficionado a los medicamentos chinos, buen amigo y escritor que escribe (hay también escritores que no escriben), indistintamente (o distintamente), poesía, teatro, narrativa y otros géneros aún por nombrar.

Reinaldo se dedica a la literatura desde aquella apacible edad en que sus condiscípulos empinaban chiringas, y se ha leído, en los últimos veinte años, 3.120 kilómetros de palabras, es decir, el equivalente a una hilera de palabras de San Antonio a Maisí (ida y vuelta).

El tránsito de lector a escritor fue cosa de dialéctica de las posibilidades. Así nació el “Septeto Habanero”, siete libros sobre nuestros asuntos de hoy, que en buena medida pueden ser los asuntos de siempre, y que ya va por el tercer tomo, la novela Maniobras, en camino. El primer libro, «Fabriles» fue recién publicado por la Editorial Letras Cubanas. Donjuanes, el segundo, fue premio Casa de las Américas de cuento (1986). Están además En el año del cometa (poesía), el premio David de Teatro que obtuvo en 1984 y dos películas con guiones suyos.

Este ya largo prólogo sólo sirve para introducir al personaje que responderá las siguientes preguntas:

 

—¿Hay alguna relación entre el agua de los famosos manantiales de Ciego Montero y el escritor Reinaldo Montero?

—Había una vez un niño que vivía en Ciego Montero y le gustaba mucho los encuentros con aguas, no le importaba si eran de lluvia o termales o de río o de cubo. Y por encima de las aguas posibles, el río Hanalla, que no aparece en los mapas, ni él ni el Charco del negrito que está a dos tiros de piedra del balneario o sanatorio que se llama Ciego Montero. Aclaro que entre las muchas aguas, en Ciego Montero por entonces no se encontraba la famosa agua agujereada. Ciego Montero, el balneario/sanatorio, eran piscinas tibias, calientes y que pelaban, y ofrecía la posibilidad de ser héroe de varias maneras. Por ejemplo, aguantando la respiración hasta el colmo, cosa que asustaba a Neisi, o desafiando la temperatura bárbara que aterraba a Neisi.

 

—¿Qué recuerdos te trae la palabra «bicicleta»?

—La Escuela Superior de Preparación Atlética, carretera, Paquito, mecaniquear, una nadadora, una piscina vacía.

 

—¿Qué hacías entre los 14 y 20 años?

—Uh.

 

—¿De dónde nació el libro Fabriles?

—De una fábrica.

 

—¿Hay teatro en tus cuentos y narrativa en tu teatro?

—Hay situaciones dramáticas siempre y por donde quiera, y mucho trabajo. Y nunca narrativa en el teatro, que quede claro.

 

—Has escrito un libro de poesía esperando el paso del cometa Halley, y uno de cuentos sobre los Don Juanes habaneros. ¿Hay algo en común entre esos dos temas tan diferentes?

—No. Hasta donde alcanzo.

 

—¿Existe algún medicamento chino que estimule la imaginación?

—Sí. Las Analectas, de Confucio, y El Libro de Mencio.

 

—¿Tus personajes son parte de tu familia? ¿Hasta cuándo los vas a estar explotando? ¿Son dóciles o a veces se les antoja hacer lo que les viene en gana?

—Qué bárbaro si ellos quisieran responderte. Te propongo una cosa. Hazle una entrevista a Angelito, o a Chen, o a El Pinto, si acceden. Después me cuentas.

 

Entonces ensayé, para variar, algunas preguntas serias:

—¿Qué de bueno o de malo tiene la inexistencia de escuelas y manifiestos literarios en la literatura cubana contemporánea?

—Yo no sabría decirte si es malo o bueno. Sencillamente no hay. Creo que, por ejemplo, la dialéctica de organizar, limitar dentro de una escuela, hasta como posición puede servir de acicate, es decir, en la misma medida en que a Paul Eluard le sirvió de acicate para separarse del surrealismo y encontrar nuevas líneas expresivas. Uno puede pensar que es nocivo a groso modo, y puede que sea así desde el punto de vista de la preceptiva, pero como posición podría funcionar. Tal vez sea mejor que no exista, pero no lo podría saber con absoluta certidumbre. Sucede también que como la vanguardia agotó, convirtió eso en moda, y nosotros estamos aún rebasando la posvanguardia…

 

—¿Será que no resulta necesario? Si fuera cierto, como algunos afirman, que la Revolución logró abolir las contradicciones entre los escritores…

—Yo amo el vocablo contradicción y no hay por qué temerle. Pero si el parricidio se interpreta como tendencia iconoclasta, efectivamente, no. La vanguardia también agotó eso. Si saltamos la barrera de los años 40, uno se encuentra con una posición frente al fenómeno de la cultura totalmente diferente. Después de la guerra, la posición tiene que ser otra. Un fenómeno muy singular, necesariamente. Esas tendencias iconoclastas durante las cuales por poco se queman las grandes cosas, están superadas. Pero todas esas cosas que ocurren en Cuba están en el marco de la lucha político‑ideológica, que es otra cosa. A lo que nos referimos aquí es a los problemas básicamente estéticos. Aunque nadie olvide lo político‑ideológico, porque eso, por nuestras venas corre. A lo que se refiere es a que yo pudiera censurar los cuentos de Cardoso. Jamás. Ni se me ocurre. Al margen de que yo no escribo como Cardoso ni me interesa hacerlo. Lo respeto y no pretendo quitarle su magisterio. Las disputas que tuvieron un acento muy político se llevaron a otro plano, y ocurrieron entonces los grandes problemas en la esfera de la cultura. Pero es que se ha ido por vía política a solucionar cuestiones ya no políticas. Una desviación fue eso de Lunes de Revolución, las crucifixiones. Partiendo de determinadas premisas políticas, se caía en las cuestiones culturales. Y en la cultura cubana eso no es nuevo. Por ejemplo, la polémica entre Saco y Lasagra, que es una bronca por problemas políticos en relación al poeta, no sobre si Heredia escribía buena poesía o no. Eso siempre ha estado en la cultura cubana dando vueltas, porque la cultura cubana ha sido muy convulsa y apretada.

 

Pero ya eran demasiadas cosas serias y no quería concluir así, entonces:

—¿Cuáles son las 10 cosas —eso puede significar cualquier cosa— que más amas?

1) Las rodillas de las muchachas.

2) La mirada oblicua de las muchachas.

3) La manera en que las muchachas se hacen las desinteresadas o las interesantes.

4) La manera en que las mismas, o la misma, muchacha(s) se deshace(n) del desinterés, y ni rastro del tono de mujer que se hacía la interesante, porque ya ha(n) empezado a ocuparse de uno, interesadísima(s).

5) La sabiduría que supone la variopinta tolerancia en las muchachas, sobre todo si uno cree que es buen método hacerse el inteligente o el gracioso o ambas cosas, y ellas no tragan ni en seco, miran, sólo miran, confiando en el mejoramiento humano, me imagino. Qué paciencia, cuánta ciencia.

6) Los lunares y lugares recónditos de las muchachas.

7) La combinación de cuello, o pescuezo, con movimiento de cabeza cuando de pronto las muchachas se voltean, raudas, para decirte algo, con clama.

8) Las diferentes voces, o el contraste de las diferentes voces de las muchachas con la única voz que puede escuchárseles mientras están amando, y la voz aún más singular que traen cuando después de amar, murmuran más amorosas, más. Qué increíble, siempre son capaces de más.

9) Lo poco que las muchachas necesitan las palabras.

10) Las muchachas.

 

 

“Don Juan de Ciego Montero”; en: Somos Jóvenes, n.º 132, La Habana, mayo, 1991.





El alma del Alma Mater V (La Universidad hoy: Ubicación: Ese salto hacia la vida o Un trampolín hacia la realidad)

30 08 1990

Preubicación

Reinaldo Rosado (Jefe de Ubicación, MES): Cuba es el único país del mundo que garantiza un empleo adecuado a sus egresados de acuerdo a las necesidades y posibilidades de la economía del país. En el curso 88‑89 se logró ubicar al 99.99% de los egresados de los centros adscritos al MES. Difícilmente logremos el 100%. Antes de la preubicación (funciona hace sólo cinco años) los graduados debían esperar un telegrama que a veces no llegaba o quién sabe cuándo llegaba. Para ubicar de forma planificada, con las dificultades que hay (empresas que no se concluyen en el plazo previsto, etc), no es fácil. Nosotros entregamos a la Junta Central de Planificación y a los organismos del estado la cifra posible de graduados por carrera, por centro y por provincia con dos años de anticipación. A veces el plan se recibe con retraso, pero todos los estudiantes tienen la información antes de terminar la carrera. Entonces se forma la comisión de preubicación compuesta por el decano, profesor guía, la FEU y la UJC de la facultad y el grupo, y el funcionario de la preubicación que representa al MES. Se preparan las evaluaciones integrales de cada estudiante, se hace el escalafón integral y se discute con todos los compañeros de forma democrática. los factores no docentes se toman en cuenta cualitativamente. La asamblea tiene derecho a discutir y cambiar la decisión inicial. Después las plazas se divulgan y se ponen en el mural. Tienen la posibilidad de ir a los centros y averigüar por cada plaza. Si al ir a una asamblea de preubicación no se ha cumplido alguno de esos pasos, no se da la asamblea. Nosotros ponemos la fecha  de las asambleas (no un día exacto, sino un plazo) para garantizar que participen los organismos del estado y los muchachos puedan averiguar, indagar. Nosotros este año fuimos al 80% de las asambleas del país. Los problemas  hay que resolverlos y tratarlos allí mismo, con la masa. La asamblea, democráticamente, es la que toma las decisiones. De esa manera se evita el amiguismo, el compadreo. El diseño actual casi lo hace imposible, porque todo se discute en la asamblea. La comisión sugiere  al estudiante y le orienta una plaza de acuerdo a su escalafón, a su trabajo anterior y al lugar de residencia. Se los llama uno por uno para  hacerles la proposición.

 ¿No toma en cuenta la elección del estudiante? ¿Cómo?

Reinaldo Rosado (MES): Se recibe del estudiante su interés particular, pero hay que tener en cuenta el interés del estado. Labor de convencimiento, no de obligación.

Omar Sigeiros (5to Forestales CUPR): La preubicación fue buena. Se buscó incluso la posibilidad de discutir casos concretos: una muchacha con niños, un compañero de Matanzas que se casó en Baracoa. Se buscó para ellos plazas adecuadas.

 

La estabilidad, un asunto cercano

Reinaldo Rosado (MES): La ley del Servicio Social dice que usted tiene que estar por tres años donde la Revolución lo ubique, pero la ubicación tiene derechos y deberes, y el proceso es democrático.

Antes era práctica común que fueras de La Habana y te ubicaran en Guantánamo, o viceversa.

Reinaldo Rosado (MES): Ya eso no se puede dar, porque centralizadamente se plantean las plazas por cercanía.

René Sánchez (funcionario Preubicación, MES): El plan de ubicación es provincial, pero habrá que ir a un análisis municipal. Tenemos, por ejemplo, graduados de Mariel ubicados en Santa Cruz del Norte.

 ¿Y si al estudiante no le interesa ir a la fábrica que tiene al lado, en Guantánamo, sino a otra que queda en Tunas?

Reinaldo Rosado (MES): Eso no se puede dar porque  el escalafón es provincial y el principio básico es que sean ubicados lo más cerca posible de su residencia.

 A uno de Santa Clara con el uno en el escalafón le interesa una plaza en un centro de investigación en  Cienfuegos, ¿puede?

Reinaldo Rosado (MES): No sé decirte. Depende de varios factores: si el centro tiene capacidad de albergue, si hay condiciones de vida, etc. Hasta ahora en cinco años no ha prosperado ninguna reclamación por la ubicación  (y todas se atienden, se investigan).

 

El eslabón perdido

Eduardo Ramos (4to Matemática, UH): No hay una consecutividad lógica entre las prácticas de producción, la tesis y la ubicación. Es lo generalizado. Sería más lógica una preubicación en tercer año que ya orientara a los estudiantes en el sentido de sus intereses profesionales.

Walquiria Fernández (Ing. Química, UCLV): Mi tesis fue en la fábrica La Campana y mi ubicación será en Cienfuegos. La tesis no se da por el escalafón. Es asignada.

René Sánchez (MES): En el contingente 13 de Marzo, de Moa, los estudiantes hacen la tesis donde serán ubicados.

Isis Leyva (5to. Sicología, UCLV): La tesis no la escoge el estudiante, a menos que estés desde años atrás trabajando en ciertos  temas de investigación. En sicología tú traes el tema y el tutor lo acepta o no. En química son asignados.

Leianis Fariñas (5to. Ing. Geológica, CUPR): Yo voy a hacer la tesis en búsqueda de cobre y voy a trabajar como civil de las FAR en ingeniería.

 ¿No pueden gestionarse personalmente un tema de tesis y proponerlo al departamento?

(Respuesta confusa)

 

En la concreta

Alejandro Montero (5to Derecho UH): A veces la labor en el centro de  trabajo no corresponde con lo que se ha recibido en teoría.

Yamilén García (5to. Lic. Economía, CUPR): Nos dicen que la carrera nos dota de una visión general y que después, en la producción, aprenderemos las singularidades, pero lo cierto es que muchas veces la carrera no nos prepara para tropezar con ciertas cosas. Por ejemplo, en la producción yo pedí que me enseñaran un plan financiero, un balance general de contabilidad. No los había visto nunca.

Reinaldo Rosado (MES): A veces se sensibiliza más un director de empresa cuando le mandan un carro que cuando le mandan un ingeniero y cuida más el carro que al ingeniero. El carro va y lo toca y lo comprueba y al ingeniero no. En otros lugares es el ministro el que recibe a los graduados.

 

¿Formar ciudadanos?

Miguel Torres (Viceministro 1ro. MES): Hay que buscar un cambio en el carácter de la enseñanza, buscar una mayor responsabilidad de los estudiantes, no sólo relacionado con lo académico, sino también con su formación ética, moral, laboral, con su madurez.

 ¿Se sienten ustedes siempre en libertad de emitir sus opiniones, de discutir, de criticar?

(Pausa de silencio)

Yamilén García (5to. Lic. Economía, CUPR):  Cuando tú preguntaste sobre la calidad de la docencia se hizo el mismo silencio. Son preguntas relacionadas. Claro que hay miedo a veces  a represalias y no todo el mundo ha vencido el temor a expresar lo que cree, aunque hasta ahora aquí no se ha dado un caso de profesor que tome represalias, pero sabemos que en la producción ocurre, que al atravesado tratan de quitarlo del camino.

Adriana (5to. Lic. Economía, CUPR): Yo creo que se puede hacer siempre la crítica, pero no siempre de un modo abierto. A veces hay que ser solapado.

Miguel Torres (Viceministro 1ro. MES): La universidad no está ni por encima ni por debajo de la sociedad. Lo que nos ocurre es lo que puede ocurrir en el resto de la sociedad. La universidad no es una urna de cristal. No siempre hay el hábito al diálogo y a la polémica. Pero es un problema no de la universidad, sino de nuestro medio, de nuestro desarrollo. Hemos procurado siempre el contacto directo con los estudiantes. Incluso estuvo indicado en los documentos nuestros. Pero tenemos que llegar al momento en que éste sea el papel  del profesorado. Los momentos más altos de la educación superior  han sido precisamente producto de la democracia estudiantil. Cada congreso de la FEU ha sido un punto de partida para  la transformación de la educación superior . Cada vez que ha habido un consejo de la FEU, mecanismos y procedimientos han existido, pero no siempre han sido empleados en el grado que debieran. He escuchado planteamientos de los estudiantes sorprendentes, de cosas incluso reguladas y aprobadas, responsabilidad de quien debió darles la información. Por eso hay que llegar a un nivel superior de interrelación. Pero si el que va al consejo de dirección habla por sí mismo y no como representante de los estudiantes, entonces no…

Marlén Guzmán (5to. Lic. Economía, CUPR): Creo que la universidad sí lo modifica a uno. Además, los conocimientos me han ayudado a combatir cosas con las que no estoy de acuerdo. Sí, me ha hecho mejor.

 

“El alma del alma mater (V)”; en: Somos Jóvenes, nº 129, La Habana, agosto, 1990.





El alma del Alma Mater IV (La universidad hoy: La FEU y otros asuntos no tan otros)

30 07 1990

¿Qué hay con la FEU?

es una pregunta que habría que responderse, dado el papel que ha jugado durante más de medio siglo y la incidencia que ha tenido en la evolución de las universidades cubanas. Al parecer la pregunta no se puede responder en bloque.

Neysi Bolaños (2do Derecho UH): Para ser dirigente de la FEU no se puede perder el contacto con los estudiantes, no se puede acumular problemas  como ha pasado en este país, para después darle soluciones de sopetón, creando un gran estruendo, positivo, pero un gran estruendo.

Omar Sigeiros (Ing. Forestal UPR): La FEU y la UJC aquí sí son bien cercanas a los estudiantes.

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UC): De la FEU que guapeaba y defendía al estudiante en lo que es justo, a la FEU que tenemos hoy,  hay bastante.

Amada Sequeira (4to Derecho, UC): El criterio que prima siempre es el de la institución. La FEU acepta. No defiende nuestras actividades.

Damaris Sanabria (4to Derecho, UC): La FEU  es la organización de las justificaciones. Hemos podido resolver algunos problemas más a través de la UJC que de la FEU. Los problemas se plantean, se elevan, pero nunca bajan las soluciones. Y cuando bajan no nos convencen: Vamos a traer al compañero para que explique, y el compañero no viene, y todo se queda en las palabras. La UJC ha sido más activa.  Enrique (Dirigente FEU, 3ro Química UC): Estamos enfrascados en recuperar el prestigio de la FEU. A veces nos ocupamos de la fiesta del estudiante y no de lo que realmente le duele: la docencia. Estamos tratando de encontrar el verdadero papel. A veces tenemos que conjugar los criterios de la institución y de la FEU, pero hoy la organización no tiene la suficiente capacidad de movilización. Si seguimos con el mismo deseo de recuperarnos…

Isis Leyva (5to. Sicología, UC): Los estudiantes en este momento no se sienten comprometidos con la FEU.  Cuando el estudiante siente que su dirigente pone pie en tierra por él, entonces se entrega y no trabaja por cumplir, sino por deseo. Ese es el prestigio de la FEU. Pero cuando arriba hay problemas, esos problemas se difunden hacia abajo.

¿Tienen casa de la FEU?

Isis Leyva (5to. Sicología, UC): Sabemos que existe.

Juan Carlos Castro (ex‑secretario UJC UH): La FEU‑UH es la organización que los estudiantes apoyan y respaldan: Los trabajos voluntarios masivos, los actos cuando lo de Panamá, el hecho de que simplemente hablando, la presidenta de la FEU reúna 240 estudiantes. Es cierto que la FEU se apartó de la línea de masas y se dedicó  al trabajo burocrático, administrativo.

Neisy Bolaños (2do Derecho UH): Los dirigentes estudiantiles no los pone nadie. No viene escrito. Como mismo se eligen, se quitan. Como FEU, como estudiantes, no explotamos los recursos que tenemos. Pero a veces nos apasionamos mucho con una cosa y al día siguiente se nos olvida, porque priorizamos otras cosas.

Alejandro Suárez (4to Cibernética UH): Los estudiantes a veces no pueden criticar a sus dirigentes de la FEU y de la UJC porque no los conocen.

Juan Carlos Castro (ex‑secretario UJC‑UH): Quisiera saber en qué partido, en qué organización del mundo se conocen a todos los candidatos que se presentan. Los líderes fundamentales se conocen, pero si la organización se renueva todos los años, cada dirección debe  plantearse qué objetivos debe alcanzar en ese período de tiempo. Y creo que hay decenas de candidatos en las aulas, candidatos que tienen la obligación, el deber moral de aspirar a la presidencia de la Universidad. Esto ha ido perfeccionándose desde cuando era FEU‑UJC y el presidente de la FEU era el de la UJC, o cuando la dirección de la FEU se decidía en una oficina. Binomio se llamaba y había que votar por uno de los dos candidatos que se decidía aquí.

Neisy Bolaños (2do Derecho UH): ¿Cómo a mí me van a dar una boleta con nueve nombres que no conozco? Lo plantean los estudiantes y hay que eliminar eso. Se lo hemos dicho a Felipe, a los dirigentes de la FEU. Yo cuando no conozco a la gente, no voto, o voto por los que conozca y piense que son buenos. Pero somos demasiado lentos a la hora de cambiar algo. Todo el mundo tiene que conocer a los candidatos, su trayectoria. Pero cuando se presentaron en el mitin, no estaba ni el 15% de los estudiantes. Tenemos que lograr que el proceso eleccionario sea una fiesta, que las facultades se fajen por sus candidatos, pero por buenos dirigentes, porque a veces llevamos al que nos da más fiestas y no al que nos va a resolver más problemas, pero también a exigirnos que resolvamos los nuestros. Y esto  lo vengo viendo desde que yo era pionera.

 

Un asunto criollo

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UC): El Criollo es el periódico. Una vez al mes sale. Antes lo hacía Extensión Universitaria. Se supone que sea el órgano de la FEU hasta para criticar a la institución. Pero ese periódico es censurado por la misma institución. ¿La FEU no tiene madurez para decidir qué publicar?

Enrique (Dirigente FEU, 3ro Química, UC): A nosotros lo que  nos interesa que salga en El Criollo es lo que verdaderamente interesa a los estudiantes. Salió lo del mantenimiento, pero no con el rigor que nosotros quisiéramos.

Otto Rivero (Dirigente FEU UC): El Criollo es un órgano de la Universidad. El colectivo está compuesto por miembros de la FEU y de la institución. La FEU sí revisa lo que va a salir y ha suprimido artículos con los que no ha estado de acuerdo. El rector tiene derecho a revisar cualquier artículo.

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UC): Casi todos los artículos son hechos por estudiantes y la política es pasarlo totalmente a manos de los estudiantes. En cambio, se sigue suprimiendo y se sigue censurando. Se le ha cogido miedo a las críticas y a las aperturas. La FEU lleva cincuenta años demostrando lo que es.

BET y otros trabajos voluntarios

Alejando Suárez (4to Cibernética UH): Mira, en honor a la verdad, en las BET la gente no trabaja. Pero cuando nos paramos a plantearlo, saltó un dirigente nacional de la FEU y nos dio una arenga, como si estuviéramos equivocados. Y ya se están haciendo, desde marzo, los compromisos formales para las BET. Yo pienso que la asistencia debe ser voluntaria. Si quieres, ve, y si quieres gastarte el dinero que te ganaste, gástatelo. Y si no, lo donas. Lo que tú quieras: cincuenta centavos, un peso, lo que quieras. Lo que importa es que ese dinero se gane de verdad, que la gente no se pase quince días echándose fresco debajo de una mata y ganándose cincuenta pesos en los campamentos militares sin trabajar, por ir nada más.

Mercedes Sánchez (4to Derecho, UC): Tenemos un autoconsumo, pero para ir a trabajar al autoconsumo hay que hacer una coordinación que es un lío. Entonces a veces preferimos recoger papelitos por los alrededores, que ir allá donde, con un poco de esfuerzo, mejoraríamos la dieta del comedor.

Asuntos residenciales

El hombre piensa de acuerdo a cómo vive. Por eso Miguel Torres, Viceministro Primero del MES afirma que los estudiantes becados que habitan en buenas condiciones *ya no viven obstinados, pueden ir a una conferencia, estudiar más, etc+. Por eso nos preguntamos: ¿Cómo viven los estudiantes universitarios cubanos? ¿Qué perspectivas les abre el plan de becas que ya cumple 30 años?

Nilo Alvarez (profesor, Fac. Electrónica UPR): Los muchachos tienen muy malas condiciones de albergue. Los cuartos sin luz (sin bombillos ni encendedores) y eso repercute negativamente en su rendimiento.

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UC): Somos privilegiados en cuanto a las condiciones para estudiar: Los cuartos son claros, espaciosos, de cuatro a seis estudiantes, con mesa, estantes, salas de estudio; y la biblioteca es una de las mejores del país.

Ma. Mercedes Díaz (5to. Lic. Economía, UPR): En la beca no hay problemas: Vivimos en el edificio nuevo que se construyó y los cuartos son cuartos modelo.

Omar Sigeiro (5to Forestal UPR): Mira, el edificio  se está construyendo hace no sé ni cuándo. Durante la construcción del edificio 1, eran los  estudiantes los que trabajaban mientras los obreros se paraban. Y los estudiantes seguimos dispuestos a trabajar. Si hay algo que no entiendo es que Ciencias Médicas y el Pedagógico se empezaran después de la universidad y ya se terminaron. Lo mismo pasa con la comida. Yo no sé quién inventó la norma  mínima que nos dan aquí.

Enrique (Dirigente FEU, 3ro Química UC): Creo que la gente  de mantenimiento son los culpables de la mayor parte de los problemas. No les interesan las cosas que están pasando a los estudiantes. Se pasa la turbina rota 3 y 4 días. Ya se le ha planteado al jefe de becas, al rector, al vice rector económico, que es el responsable directo del mantenimiento. Tienen ahora  un despacho quincenal donde pueden participar los estudiantes, y eso ha mejorado algo la cosa. Pero tú ves a los obreros ahí, conversando con las tías mientras hay baños tupidos y la debacle en las areas de becas.

 ¿El MES dispone de fuerza de trabajo propia para labores de mantenimiento?

Miguel Torres (MES): Estamos en condiciones de irla creando. El Poder Popular era el que se encargaba de ese servicio. Algunos de los contingentes que se están creando, son con ese propósito. Uno de los problemas esenciales en Cuba es el mantenimiento, y en el caso de  la mayor parte de los  centros de becas, la sobreexplotación. Doce y Malecón era de 600 becados y ahora hay 1800. Y eso influye en las condiciones de vida y en los hábitos del estudiante. En el centro nuevo de Holguín el estudiante tiene las mejores condiciones y está en el mismo cuarto desde 1ro a 5to. Lo que ocurra allí, ocurre en su casa.

Gil Ramón (Director Extraescolar MES): Hay sobreexplotación en la UC, en el ISCA Habana, en la UH.

No sólo los estudiantes

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UC): Se han dado profesores quince años viviendo en becas. Profesores que se casan y tienen hijos, y tienen que irse, porque en los albergues no se admiten niños. Y no hay en la universidad posibilidades  de obtener casa.  Un profesor de experiencia, lo que repercute en la docencia.

¿Diferencias?

Gil Ramón (MES): En cuanto a las condiciones, instalaciones, etc, no hay diferencias entre los estudiantes cubanos y los extranjeros, pero sí un plan de atenciones específicas que el cubano puede tener  gracias a sus familiares y el extranjero no: algunos medios de aseo, electrodomésticos, en proporciones mínimas. Pero lo priorizado es la atención política e ideológica, que se vaya consciente de las características del país, de lo que debe su formación a la Revolución, contribuyendo  de ese modo, sobre todo en los países del Tercer Mundo, al desarrollo de sus cuadros, lo que incidirá posteriormente en el propio desarrollo del país.

Autogobierno y perspectivas

Gil Ramón (Extraescolar, MES): En el caso de las residencias estudiantiles, estamos practicando el autogobierno. Los estudiantes administran la residencia. No se les impone dónde poner el TV, los reglamentos, la disciplina. Y ha habido resultados, porque los estudiantes participan más. Hemos pasado a tener en la dirección de la residencia estudiantil un docente de experiencia, con un pequeño equipo: sicólogos, sociólogos, pedagogos. Lo administrativo pasa ahora en la dirección a segundo plano. Si se resolvía la pintura, a veces pasaban dos años en resolver quiénes lo pintaran. Ahora lo pintan los estudiantes porque es su casa. Antes ubicábamos por grupos, ahora, en la medida de las posibilidades, ellos se ubican por afinidad.

Miguel Torres (Viceministro 1ro. MES): Se va a hacer el edificio de 27 y K, concluir el del ISCA Habana, concluir el ISPJAE, así como el edificio de 12 plantas de Santiago.

Gil Ramón (MES): Se aprobó por Fidel un contingente especial de trabajo y estudio para construir la beca de 27 y K, que va a tener 900‑1000 capacidades y resolver el problema de la UH. Hemos tenido hasta casos de 52 en un cuarto. En el quinquenio 91‑95 pensamos que se resuelvan los problemas constructivos.

No sólo la habitación

Omar Sigeiros (5to Forestal, UPR): No hay recreación aquí. No hay nada para hacer los festivales culturales. Ni micrófono. Ni audio para localizar a un estudiante en caso de urgencia en la residencia.

Isis Leyva (5to. Sicología, UC): El dancing estuvo cerrado dos meses, pero los estudiantes de Electrónica pidieron la grabadora para arreglarla (en una tarde), a pesar de lo cual la tuvieron dos meses en mantenimiento. Y es casi la única opción recreativa. Un sábado por la noche aquí es peor que un asilo de ancianos. Y uno se tiene que sentir bien en el lugar donde vive, para quererlo. Pero hay cosas más graves: No hay una ambulancia, no nos atienden en los policlínicos ni en los hospitales y los especialistas vienen sólo una vez cada quince días. Tremendas colas. El carro de guardia se va de recorrido. No hay policías. Se meten los tipos. Haría falta un sector de la PNR con lo grande que es esto. Nosotros llamamos una vez a la perseguidora  a las 2:30 am y se apareció a las siete.

Mente sana en cuerpo sano

Gil Ramón (MES): Hay un módulo previsto de instalaciones deportivas y culturales que está en  un 40% de ejecución. Se ve el interés de los estudiantes en el deporte. Se han flexibilizado los programas…

¿No hay posibilidades de cambiar eso por la práctica libre del deporte?

Gil Ramón (MES): Es que eso contempla un nivel de preparación básica de toda la población, incluso para la defensa. Pero no hay hábitos de práctica del deporte. También es un problema de recursos: No siempre hay medios para que cada uno practique el deporte que prefiere. Ahora se van a dar algunos recursos para hacer gimnasios aeróbicos.

Isis Leyva (5to. Sicología, UC): Aquí las instalaciones deportivas están bien, pero  los Juegos Criollos desfallecieron.

Puentes (Profesor Educación Física, UPR): La crisis con los terrenos es casi total. Aquí se practican muchos deportes pero tenemos  que auxiliarnos con las instalaciones de otros centros. Tenemos un colchoncito de yudo que hicimos nosotros mismos, un area de pesas y dos  terrenos de baloncesto y voleibol que son de antes de la Revolución. Pero aún así, el trabajo ha sido bueno.

Omar Sigeiro (5to Forestales, UPR): Mira, Fidel Ramos, el secretario del Partido de la provincia, ha prometido en esta universidad 1800 veces que la quincena esta se empieza la construcción de las areas deportivas. Y nada. Esa pista la han empezado a hacer ocho veces. ¿Quién sabe cuánto se han gastado en empezar tantas veces el trabajo? A lo mejor juntándolo ya se hubiera hecho. Estamos cansados de que nos prometan y no nos cumplan. ¿Hasta dónde vamos a llegar planteando los problemas sin que se resuelvan? No es exigir recursos que no hay, porque para concluir, con instalaciones deportivas y todo, el Pedagógico y Ciencias Médicas, que se empezaron mucho después que nosotros, sí hubo recursos.

Deja la guitarrita…

y ponte a estudiar, dicen algunos profesores ‑‑quizás recordando la fábula de la hormiga y la cigarra‑‑, como si el hombre que educamos no pudiera ser algún día, en toda su plenitud, hormiga y cigarra al mismo tiempo. Claro, eso no depende sólo de la buena voluntad.

Gil Ramón (MES): No podemos encuadrar las clases de educación artística, las actividades culturales, en lo obligatorio. Más vale que vayan diez  a un concierto de la orquesta sinfónica, que llenar el teatro de obligados. Si salen contentos ‑‑siempre que la actividad tenga calidad, lo que es básico‑‑, son diez entusiasmos lo que salen. A veces nos demuestran que es un error dar una u otra actividad en cierto lugar o momento. Y hacer la promoción adecuada. No obligar a un comité de base a ir en pleno a un concierto. Y crear un mayor nivel de opciones. Por otra parte, para los que más se destacan, el decano está facultado para ofrecer licencias deportivas y culturales.

 Aunque en ocasiones los problemas materiales se refieren al material cerebral.

Oneida Niebla (4to Deceho, UC): La institución siempre tiene algo en contra cuando hay iniciativa. Si nosotros somos los que vamos a hacer los festivales, ¿por qué no podemos hacerlos como nosotros querramos? ¿Por qué hacen fertivales a su modo donde no va nadie? ¿Por qué no se puede abrir la piscina por la noche? Hasta la gente de la FEU se brindó de salvavidas. Los lunes, miércoles y viernes a llorar por los portales, porque aquí no hay dónde ir. A los extranjeros se les da preferencia para alquilar el dancing donde hacer sus fiestas, y la música de ahora (que la pone la institución) es de lo peorcito peorcito. Y la sala de video está de terapia intensiva.

Otto Rivero (Dirigente FEU UC): La programación de la sala de video es martes y jueves.

 ¿Lunes, miércoles, viernes, sábado y domingo son días religiosos?

Isis Leyva (5to. Sicología, UC): La cultura ha decaído por una mala concepción. A la institución lo único que se le pide es flexibilidad con los aficionados que están ensayando.

Michel Vega (4to Derecho, UC): La cultura aquí está en quiebra.

¿Integrales o derivados?

En una fábrica, en un centro de trabajo, el graduado universitario suele ser escuchado por la masa de trabajadores, no sólo en tanto que profesional, sino en tanto que persona con opiniones. ¿El estudiante alejado de los grandes centros culturales no estará en desventaja en cuanto a su formación global? ¿Qué puede hacer el MES para paliar esa circunstancia?

Miguel Torres (MES): Eso escapa a veces al propio ministerio. No es lo mismo la UH con 250 años de experiencia, que las más recientes facultades en el Segundo Frente. Pero trabajamos en el programa de la formación integral, conducente al desarrollo del individuo. Tenemos 24 programas. El de la formación integral cultural es uno de ellos, que se va aplicando paulatinamente. Casi un tercio de la matrícula universitaria asiste a cursos facultativos, aún cuando no brindamos una gama de ofertas y debemos mejorar la calidad. Las cátedras martianas y otras, el dominio de un idioma, de la lengua materna. Y esto no puede salir por un plan, tiene que tener otra dinámica.

 

“El alma del alma mater (IV)”; en: Somos Jóvenes, nº 128, La Habana, julio, 1990.





El alma del Alma Mater III (La universidad hoy: De Dostoievsky a la futurología)

30 06 1990

El fraude: ¿castigar o preveer?

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UCLV): En sentido general el fraude se ha erradicado bastante.

Otto Rivero (Dirigente FEU, UCLV): A nivel universitario  creo que en sentido general este fraude burdo no existe. Sí copiar tareas, una clase práctica, un seminario.

Annia I. Ruiz  (5to. Ing. Geológica, CUPR): Entre nosotros hay fraude. Nos hicimos una autocrítica fuerte, nos comprometimos y nada hicimos. Seguimos haciendo fraude. Lo conocemos y lo practicamos.

Isis Leyva (5to. Sicología, UCLV): Eso es un rezago de la manera en que nos formaron, del sistema en que nos formaron: Esas enormes masas de promoción. Y a aquello no se le llamaba fraude.

María Teresa García (5to. Ing. Geológica, CUPR): Los profesores son a veces los que obligan a los alumnos a cometer fraude. Mandan a hacer un ejercicio y yo, por la carga que tenemos, no puedo hacerlo, pero tampoco lo copio, porque eso es fraude. Al día siguiente llego al aula y todo el mundo lo fusiló. Y yo, aunque  le explique al profe el problema, tengo dos y estoy reportada de mal. A veces  se dan clases y se planifica la carga docente para una pequeña minoría. El resto coge dos o comete fraude.

Leianis Fariñas (5to. Ing. Geológica, CUPR): Yo he visto profesores leyendo el periódico, adelantando trabajo o dormidos mientras revisan una clase. Y eso también  es fraude, porque después van a calificar una clase que no vieron.

Annia I. Ruiz (5to. Ing. Geológica, CUPR): Toda persona que engañe a otro, eso es fraude. Si nos ponen a una persona que dice que es profesor y no lo es, eso es fraude también. Y si lo consideramos maestro, que es el estadío superior, más que profesor, es más fraude aún.

Crimen y castigo

La ley siempre establece una condena máxima y una mínima para el mismo delito de acuerdo a las condiciones concretas. Sin embargo, en el caso del fraude hay una sola sanción.

Mercedes Sánchez (4to Derecho, UCLV): Hay divergencia de criterios sobre la medida de expulsión definitiva. Yo creo que un juez que cometa fraude es inconcebible, pero creo que debe tener otro tratamiento, no destruirle la vida a una persona. Lo principal es la labor educativa. No condenarlo para siempre, no cerrarle todas las puertas. Y una de las cualidades del socialismo es el humanismo. La expulsión definitiva es drástica. Es a veces perder un talento que podríamos reeducar. Fíjate: Si una persona comete delito y le cerramos todas las puertas: Tú no puedes trabajar aquí ni allá… ¿Qué hace? Vuelve a delinquir. Al que se le cierran todas las puertas se siente acorralado, frustrado. Tengo talento, pero por un error que cometí en mi vida, entonces más nunca.

 ¿La medida drástica no influirá en que los propios compañeros protejan al que hizo el fraude?

Mercedes Sánchez (4to Deceho, UCLV): Puede ser. Algunos dirán que es un falso compañerismo, un falso concepto de la amistad, pero tú sabes lo que es, en un cuarto año, y ver perderse a la que ha estudiado y dormido al lado mío cuatro años, perderse por un error. A una le duele, porque ya somos hermanos. En otros grupos se ha dado y han protegido a la gente. El grupo trata de que no lo boten. Acude a la FEU. Busca atenuantes. En un grupo donde tuvo lugar hace poco un caso de fraude ocurrió lo contrario.

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UCLV): El fraude sucedió en nuestro grupo y yo creo que se le debe cerrar la entrada a la educación superior, pero puede entrar a otras enseñanzas.  Lo más puro que tiene que tener la revolución es el estudiante, y el fraude no es un error, es algo premeditado, con alevosía. Y lleva otra carga. En la universidad deben estar los más puros, los más revolucionarios. No puede estar un fraudulento. Otros grupos no concebían que nosotros nos movilizáramos ante una actitud un tanto paternalista que asumió la FEU, alargando el problema. Nosotros desde que ocurrió el hecho decidimos que no podía entrar más al aula ni asistir a clases. La institución también empezó a alargarlo. Nosotros tomamos la decisión y nos reunimos con la guía del grupo, independientemente de que eso tiene un consejo disciplinario. Fuimos muy criticados. Pero fue un fraude con chivo, premeditado. No es que se le cierren todas las puertas, pero sí es válida la expulsión definitiva de la universidad.

Mercedes Sánchez (4to Deceho, UCLV): Yo pienso que no debe hacerse un análisis frío. Si eres un descarado, te botamos y nunca más entras a la universidad, pero si mantuviste una actitud tal que te hiciera salvable… Ella no fue reeducada por esa medida, ni la comprendió. Su reacción fue llorar y llorar. ¿Quién se interesa por lo que pasó con ese que expulsamos? ¿Devino en vago, empezó a trabajar, lo aplastamos, lo destruimos, cuáles son las condiciones en su casa?  No es estar a favor del fraude sino ser más humano. El verdadero comunista es el que tiene lágrimas en los ojos y ternura en las manos, y si no eres comunista, no puedes ser revolucionario. No hay un comunista que sea un robot. El comunista es el que me ve en el piso y no me aplasta, me ayuda, me da una mano. Si te veo en el cuarto haciendo el chivo, te digo: ¿Dónde tú vas con ese chivo? Dámelo acá. Y te lo quito. Te presiono. No te dejo entrar a la prueba con el chivo. Así sí soy comunista. Y si te veo en la prueba, no llamo al profesor. Te digo que lo guardes, y cuando lleguemos al cuarto, te armo la grande. Cuando él se vea presionado por toda la gente, presionado de verdad, con honestidad y energía, reacciona. Hay que darle un tratamiento distinto al problema del fraude: Que la gente tenga verdadera conciencia, no por miedo a que lo vayan a botar, sino por razones de principio. A veces se toma la medida y no analizamos ni las causas ni las condiciones, y ese que cometió el fraude se viene pudriendo desde atrás. ¿Lo han ido llamando para irle señalando los problemas? Si no se hace un buen trabajo antes, y lo llamamos porque cometió fraude, tanta culpa tiene el que lo cometió, como los que no supieron evitarlo.

Hética

Y hablando de fraude, no viene mal reflexionar sobre algunos problemas éticos señalados por los estudiantes:

Imilce Donatis (5to. Ing. Geológica, CUPR): ¿Es ético que un profesor, aunque el estudiante venga a la discusión del examen oral con las preguntas bien respondidas, continúe preguntando hasta que halle una manera de suspenderlo? Porque eso ocurre aquí con algunos tribunales.

Mirta Rosa (5to. Ing. Geológica, CUPR): Incluso algunos profesores planifican el número de estudiantes que van a suspender, y aciertan. ¿Cómo se puede planificar eso? Hay profesores que también revisan los exámenes por el nombre. Estudiantes cuya firma vale cinco y otros cuya firma vale dos.

Laisi Martínez (3ro. Industrial, ISDI): A veces por parte de algunos profesores no hay el necesario espíritu de superación y el saber las propias deficiencias. En lugar de eso, uno ve gente aferrándose a un puestecito.

¿Práctica? ¿De producción?

En principio la PP debería constituir el vínculo esencial entre la instrucción teórica y la aplicación a la práctica concreta, pero…

Amada Sequeira (4to Deceho, UCLV): No nos alcanza el período de práctica de producción para concluir la evolución de un proceso.

María Teresa García (5to. Ing. Geológica, CUPR): En tercer año tuvimos un levantamiento en Las Terrazas, Candelarias. Las condiciones allí no eran las mejores. Las ratas nos comían. Una brújula y una libreta por equipo. Y ya nos cogió el fin de quinto año sin bajar a una mina en toda la carrera. Si no es porque no hay ropa es porque no hay condiciones.

Alejandro Montero (5to Derecho, UH): Los profesores no atienden la práctica de producción correctamente. No alcanzan ni para hacer visitas de médico  a todos los estudiantes insertados. Muchas veces en los convenios con los centros de trabajo no se hace ni un plan y a los estudiantes los ponen a hacer lo que primero aparezca. Esto se supera, pero muy lentamente. Y es vital que las prácticas den un resultado.

Neisy Bolaños (2do. Derecho, UH): El trabajo de la práctica de producción debe adecuarse a las asignaturas que uno va dando, planificadamente. Pienso que eso en el plan C se contemple. Y registrar la asistencia y las actividades que se realicen en esa práctica. A veces vamos media hora, una hora, y nos dicen: Vete. Son como unas vacaciones. ¿Qué fruto se puede sacar de ahí? Lo ideal sería estar con nuestro profesor. Nos ponen uno, pero tiene que atender a 8 ó 10 y no puede.

William Navarrete (Fac. Artes y Letras, UH): En el caso de  mi facultad, uno puede informar con dos meses de anticipación dónde quiere trabajar, pero después le informan que la PP es una asignatura más y hay que hacerla donde la Revolución lo necesite. Y aquí estoy: De facultad en facultad averiguando el nombre, la dirección, el salario, el nombre de la madre y el padre de cada uno de los profesionales de la universidad, de los bailarines y actores que pertenecen a grupos, etc. ¿Qué tiene que ver eso con la carrera? ¿No será algo que a alguien le resulta desagradable hacer y aprovecha la práctica pidiendo decenas de estudiantes? Pero la facultad lo aprueba y no se da por enterada de que no estamos haciendo una verdadera práctica de producción.

Los cazadores de futuro

Fernando Vázquez (Director de Ciencia Y Técnica del MES): Los grupos interdisciplinarios requieren de la participación de los estudiantes. También hay el plan de la enseñanza diferenciada para estudiantes  de alto aprovechamiento. Hemos potestado a los rectores para que les den un plan de trabajo adicional, un plan de investigaciones, e incluso modificar para esos estudiantes el plan de estudios, quitarles asignaturas, añadirles contenidos adicionales, reducir la carrera a cuatro años, ponerles investigaciones como asignaturas. Los planes son individuales y se les hacen dos evaluaciones al año. En ellas puede acceder o abandonar esta categoría especial. El año pasado había 550 estudiantes en ese plan y este año, 700, todos entre 3ro y 5to año. Hasta hoy hacen un trabajo formidable, pero esa no es la investigación masiva cuyo máximo propósito es crear hábitos de investigación.

Roberto Valdés (2do. Ciencias Farmacéuticas, UH): Nos hemos vinculado directamente a la investigación desde los primeros años.

Marlevy García (Biología, UH): Los horarios se deben descargar o conceder  a los estudiantes más tiempo para investigar, para su desarrollo. Nosotros con ese fin tenemos un día a la semana en un centro de trabajo, y eso se controla.  Otras especialidades no, y pasan mucho trabajo para vincularse con la práctica.

Neisy Bolaños (2do. Derecho, UH): No se le ha dado la importancia ni la aplicación debida a los trabajos de los estudiantes. Ni siquiera a los trabajos de tesis, aunque se ofrezcan soluciones acertadas. Se llevan en muy pocos casos a la práctica.

Marlen Guzmán (5to. Lic. Economía, CUPR): En los programas debía haber una asignatura que nos enseñara a investigar: Los aspectos metodológicos, la ejecución de una investigación. Aquí es a cabezazo limpio contra las investigaciones.

Fernando Vázquez (MES):  Aunque siempre la investigación estudiantil da cosas. Los fórums se mantienen por su carácter educativo, obligan a ciertos hábitos. En Moa se hizo una búsqueda de cromitas y platinoides en el Alto de la Corea ‑‑40 ó 50 estudiantes por varios meses, y se le ajustó el plan al año completo‑‑: una solicitud de estado que sin los estudiantes no se hubiera cumplido. En la Universidad de Oriente un grupo de estudiantes trabaja por turnos las 24 horas desde hace más de un año con los profesores en la construcción de un equipo de resonancia nuclear (USD$1000000 en el mercado). Fue una estudiante de tercer año de la Univ. Central la que obtuvo in vitro semillas de papa. Y así.

 

“El alma del alma mater (III)”; en: Somos Jóvenes, nº 127, La Habana, junio, 1990.





El alma del Alma Mater II (La universidad hoy. La libertad de ser mejores)

29 05 1990

La calidad, divino tesoro

Según Miguel Torres (Viceministro 1ro, MES), hay que «desarrollar en los estudiantes la capacidad de educarse por sí mismos, y eso está en proporción directa a la ejemplaridad, la calificación y la exigencia del profesor. Más en Cuba, donde la relación profesores‑alumnos no es ningún valladar, en comparación con otras universidades del mundo. Si al principio de la Revolución eran 15000 estudiantes, la matrícula se multiplicó por veinte, hasta más de 290000 en todos los tipos de curso. De 1038 profesores hasta más de 20500 hoy, con una edad promedio de 37 años».

 No tiene por qué coincidir la mayor calidad como docentes con la mayor edad, porque al principio, por razones de necesidad, casi todos los graduados pasaban a docentes. Después, con una masa mayor de graduados, el nivel de selección se pudo hacer  más riguroso.

Y añade Miguel Torres:

El profesor universitario no es un daador de clases. Tiene que tener un nivel cultural integral, y nuestro graduado será un reflejo de lo que se logre en este sentido. Un reflejo también de la sociedad. Y para eso es necesario también  la consagración del profesor al trabajo, llevando la atención al profesor a su estadío más alto. )En qué puede diferenciarse el trabajo de un profesor del de un investigador de un centro de avanzada? La consagración es necesaria, y eso no quiere decir que el profesor esté sentado catorce horas en un departamento docente. El  en su casa puede preparar clases, consultar información.

La consagración es, ante todo, un problema moral.

¿Qué opinan los estudiantes?

Sara Mireya (5to. Lic. Economía, UPR): La calidad en general es buena, pero ha habido asignaturas mal impartidas y ahí están los resultados. A veces asignaturas importantes.

Rubén Martínez (4to. Sicología, UH): Muchas veces las clases son mera repetición de los textos.

Galina González (4to. Vestuario, ISDI): Especialistas alemanes nos han impartido clases. Hubiera sido bueno que algunos profesores se incorporaran a esas clases y aprendieran con nosotros. Se evitarían las contradicciones que después hemos tenido con esos mismos profesores, porque dar clases con ellos es como regresar.

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UC): La calidad es bastante mala. Con excepciones. Del año pasado hacia acá se han marchado de la facultad 21 profesores que tenían experiencia en la docencia. Actualmente la mayoría de los profesores son adjuntos. No tienen mucho tiempo para preparar las clases y muchas veces desconocen la pedagogía. Tal vez el éxodo se deba a la poca atención que les brinda nuestra facultad.

Enrique Pérez (3ro. Img. Química, UC): La calidad de los profesores es regular. Cuando de 102 estudiantes suspenden 60, hay problemas.

 

Aunque a veces

Yusimí Barreras (2do. Derecho, UC): Por ejemplo, a muchos profesores, siendo especialistas en algo, se les cambia constantemente de asignatura, incluso sin contar con su anuencia. El problema de la vivienda tiene más posibilidades de resolverlo trabajando como asesor jurídico de una empresa. Aquí no.

Pedro García Espinosa (graduado, ISDI): Hay profesionales que tienen experiencia, pero no tienen categoría docente y no les conviene entrar a la universidad porque pierden salario. Otros no tienen experiencia pedagógica. En el caso de Informacional, los profesores son jóvenes y están aprendiendo con los alumnos. En el caso de Industrial, hemos contado con asesoría extranjera y a veces no se aprovecha. Profesores que a veces están al lado de un asesor y no lo exprimen, quizás por aquello del yo…

Nirsia Lore (5to. Ing. Geológica UPR): La calidad es de regular para abajo. Nosotros somos el primer año que recibe las asignaturas. Hay muchos profesores que vienen de la producción, pero tienen que asegurarse en la teoría. Hay hasta una asignatura que nos la han impartido entre siete profesores. )Quién entiende eso?

María Teresa García (5to. Ing. Geológica, UPR): La mayoría de los profesores vienen aquí porque son amigos de fulanito y de menganito. Un ingeniero  en la producción lo más que gana son 310 pesos  y aquí con el tiempo puede llegar a titular y ganar 400. Sepa o no sepa. Y no se puede comparar el trabajo en la docencia con el levantamiento.

Annia I. Ruiz (5to. Ing. Geológica, UPR): Hay profesores que son malos, que no son pedagogos, que no deberían dar clases, pero siguen ahí, para resolverles su problema personal. Lo mismo que el índice académico. )Por qué se necesita 4 para dar clases? )Y si es un memorión que se aprendía las libretas, pero no sabe dar clases, no es un pedagogo? La calidad de la docencia no es sólo la calidad de la clase, sino todo lo que motiva al estudiante hacia la especialidad. Entre profesores buenísimos y profesores malos, hemos tenido profesores que no motivan al estudiante, ni siquiera a investigar, siendo una especialidad netamente investigativa. Tampoco lo motivan a adquirir una cultura general, como si su único interés en la vida fuera la asignatura que da.

 

──Y los planes…

‑‑continúa Miguel Torres (Viceministro Primero, MES)‑‑ están caracterizados por cambios en la estructura: un plan más flexible, generalizado, adaptado a los cambios, una disciplina de carácter integrador que vincule las diferentes habilidades.

 

Vitamina C

Los estudiantes que ingresen hoy a la educación superior se insertarán en lo que se ha llamado plan C. )Y eso qué cosa es?

Miguel Torres (Viceministro 1ro, MES): El plan C es  ante todo la plasmación de un concepto que ya hemos logrado identificar con claridad: el perfil amplio. Figúrate que:

TABLA 1

1958     28 carreras

1976     99 carreras

1977    203 carreras

1983    158 carreras (Plan B)

1990     80 carreras (Plan C)

Un proceso galopante  de especialización que reducía considerablemente el espectro en que se movía cada uno de  nuestros graduados. La aplicación del Plan C no es un capricho, ni la del perfil amplio. Este perfil está concebido en una tríada: pregrado, adiestramiento laboral y especialización posterior o postgrado. Una carrera de perfil amplio comprende los problemas generales y básicos, los más frecuentes de un perfil dado. Los médicos, por ejemplo, mediante grupos de expertos detectaron 286 problemas básicos que gravitan sobre la salud de la población cubana. Ese es el objeto de trabajo. Por tanto, el médico debe adquirir algo más de 700 habilidades para dar respuesta, a nivel primario de salud, a esos problemas. Y así se conciben los planes de estudio,  de modo que los objetivos de su preparación coincidan con los objetivos de su utilización. Cuando esto se solucione, disminuirá el tiempo de adaptación del estudiante.  Vamos reuniendo a los especialistas principales de cada rama con sus principales usuarios, para detectar los problemas que el graduado deberá resolver.

Con lo cual los estudiantes parecen estar masivamente de acuerdo, pero es interesante anotar algo que está ocurriendo en el ISDI:

Inti Chu (4to Informacional, ISDI): El instituto es nuevo y los planes se cambian constantemente. Como el diseño se ha practicado empíricamente, los profesores son mayoritariamente empíricos. Gran parte de los profesores vienen de la Fac. de Arquitectura y eso influye. Se busca el perfeccionamiento mediante el constante cambio, pero al mismo tiempo eso atenta contra la estabilidad, lo que se refleja en la calidad.  Pedro García Espinosa (ISDI): Uno sufre con el cambieteo constante, pero lo entiende lógico, porque es la búsqueda de un camino.

De ahí que los planes precedentes, aún en práctica, adolezcan de

 

Sobrantes y faltantes

Yamilén García (5to. Lic. Economía, UPR): El plan de estudios deja muchos huecos. A veces es falta de estudio, pero hay verdaderamente mucha desactualización de los planes, mucha diferencia con lo que se hace en la práctica económnica, y al mismo tiempo, materias, asignaturas muy bien impartidas pero que prácticamente no tienen aplicación.

Marcial Dacall (4to. Informacional, ISDI): Y todavía quedan asignaturas que no serían necesarias.

Sara Mireya (5to. Lic. Economía, UPR):  A veces damos una asignatura por libros en desuso y por un  programa desactualizado. Aunque hayamos aprobado todos con buenas notas, el resultado es desastroso, porque salimos con conocimientos obsoletos.

Marlén Guzmán (Idem): Más relación de la teoría con la práctica concreta de la economía cubana es necesaria, con sus perspectivas normales de desarrollo. A veces parece que nos adiestran para llenar modelitos que vienen de La Habana, y eso lo podría hacer un técnico medio.

Juan Enrique Piñero (5to. Lic. Química, UH): Damos asignaturas teóricas que nunca vamos a utilizar.

Mercedes Sánchez (4to Derecho, UC): Estamos cansados de pedir oratoria. Un jurista que no se sepa expresar, no puede ser  bueno. Se lo hemos pedido hasta al rector. Recibimos ruso y cuando vamos a la calle, todo el mundo pide inglés. Y la mecanografía. Trajeron las máquinas pero no había profesores, y ahora hasta las máquinas han ido desapareciendo. En derecho laboral, en derecho agrario, estamos muy flojos.

Ana  María San Pedro (4to Derecho, UC): Hay problemas con la metodología de impartición  y la planificación de las asignaturas, de modo que cosas esenciales quedan cojas. Incluso muchos se sienten defraudados con la carrera.

 

La FEU inspecciona

Miguel Torres (Vicemninistro 1ro. MES):  Nosotros  hemos creado los procedimientos para detectar a los profesores que no sirven. El sistema de  inspecciones: Cada vez se evalúa con un mayor nivel de rigor. Y el sistema de evaluación de cuadros. Hoy está previsto incluso quitarle la categoría docente y salvo excepciones, ningún recién gradudo entra directamente al aula como profesor. Todo esto se cumple, aunque puede haber mayor rigor. Una inspección general desnuda un centro y culmina cuando se examina a los estudiantes. Imagínate el grado de afinidad necesario para que el alumno en esa prueba, que no vale nada para él, no deje abandonados a sus profesores, que es a quienes se está evaluando a través de ellos.

María Teresa García (5to. Ing. Geológica, UPR): Conocemos aquí un excelente profesor que tiene sanciones por cualquier cosa y hasta le evalúan de regular algunas clases porque no hizo la pregunta inicial o porque dio la clase sin regirse estrictamente por una metolología, aunque la clase haya sido excelente. También porque ningún otro se le puede parar al lado.

Isis Leyva (5to. Sicología, UC):  Lo menos significativo es la inspección avisada de la institución. El mejor evaluador del profesor es el estudiante, que lo ve todos los días: cuando  vino con mal genio o sin preparar la clase. Pero mientras los estudiantes tengan miedo a posibles represalias, sus evaluaciones no serán serias.

Enrique Pérez (3ro Ing. Quim. UC): A  veces las evaluaciones nuestras no son rigurosas, sino paternalistas, sobre todo cuando el profesor es buena gente.

Neisy Bolaños (2do. Derecho, UH): La FEU debe evaluar a los profesores y por lo menos en mi facultad no se es paternalista. En Biología, en Economía, se han separado profesores a partir de una opinión mayoritaria de la FEU. Donde quedan incapaces es donde la FEU no ha hecho el papel que le corresponde.

Marlen Guzmán (5to. Lic. Economía, UPR): Y a veces no cuestionamos al profesor y a determinada fórmula de enseñanza, por miedo a las consecuencias.

Oscar de la Cruz (4to. Informacional, ISDI): Tuvimos problemas con dos profesores, a los que les dimos insatisfactorio. La brigada se reunió y lo elevó. Se fueron.

Anayanci (Idem): Lo malo es que nos quedamos sin ninguno.

 

¿Independencia o paternalismo?

Mario Malagón (profesor, Fac. Electrónica, UPR): La universidad no puede crear el 100% de las habilidades que el estudiante tiene que desarrollar para ser un profesional. A lo sumo un 60, un 70%. El resto depende del estudiante, de su esfuerzo y sacrificio, de su interés por la profesión.

Miguel Torres (Viceministro 1ro. MES): En el Plan C, que comenzó en el curso 90‑91, disminuye notablemente el paternalismo, que todavía vemos en los primeros años, pero que va disminuyendo hacia los superiores.

Rubén Martínez (4to. Sicología, UH): Pienso que desde la misma universidad no se estimula la independencia del estudiante. Las clases son esas clases magistrales de los años 50, a las que estás obligado a ir.  Hay paternalismo en la concepción de la enseñanza universitaria en Cuba. Su eliminación estimularía, desde dentro del estudiante, la profundización de la relación entre teoría y práctica.

 

Viene de atrás

Alejandro Suárez (4to. Cibernética, UH): Arrastramos problemas de la educación media: el paternalismo y la falta de educación integral. Se ha planteado reiteradas veces, pero yo no veo las soluciones, los resultados.

Anayanci (4to. ISDI): También hay el problema de que en otros países el niño recibe artes manuales y una educación estética de que adolecemos aquí. Hay que tener en cuenta de qué base partimos.

 

Asistencia opcional

Miguel Torres (Viceministro 1ro. MES): El empleo del vínculo del trabajo con la producción y dejar en los planes un mayor tiempo para el autodidactismo y la dedicación al estudio, es lo que contemplan los planes C. Esto es, que en los años inferiores haya una carga académica superior a la de los superiores, y una tendencia al aumento de la vinculación con la producción, la investigación y el estudio autodidacta.

Ahora bien, en esa proyección no se contempla algo que muchos estudiantes están planteando con fuerza:

Anayanci (ISDI): Uno viene a marcar la asistencia a veces y con eso ya es buen alumno.

Inti Chu (4to. Informacional, ISDI): )Se puede decir que el estudiante que no atiende, que está en el aula sólo fìsicamente, está? En ese caso el profesor está solo.

Rubén Martínez (4to Sicología, UH): Pienso que la asistencia obligatoria estimula la pereza estudiantil. El estudiante tiene que ir formando sus intereses profesionales, ir buscando personalmente los conocimientos que necesita.

Inti Chu (4to. Informacional, ISDI): La asistencia obligatoria es un mecanismo burocrático. Ni siquiera se cumpliría eso de educarte para un horario de trabajo, porque un diseñador no tiene por qué tener horario.

Alejandro Montero (5to. Derecho, UH): Para la asistencia libre hay que tener en cuenta las características de las especialidades. Hay carreras que requieren una estrecha interacción alumno‑profesor, mutuamente retroalimentándose.

 En caso de asistencia opcional, )creen que los estudiantes dejarían mayoritariamente de asistir a clases?

(Voces de no, por qué)

Alejandro Montero (UH): Yo estimo que sí. Con la asistencia obligatoria lo que se persigue es orientar al estudiante. La asistencia libre no se puede analizar de modo absoluto. Los exámenes de suficiencia, por ejemplo, son para una minoría de estudiantes.

Alejandro Suárez (4to. Cibernética, UH): La desvinculación de los estudiantes estará en dependencia de la medida en que el profesor introduzca y motive a los alumnos a su clase, y de las características propias de cada asignatura. Si el estudiante que está interesado asiste, no va a tener problemas. Y el que no va, porque está dotado para prepararse de modo autodidacta, tampoco. Se podría elevar la exigencia, no poner pruebas que no estén a la altura del nivel impartido.

Anayanci (ISDI): Eso ayudaría a que los profesores se vieran obligados a superarse.  Eduardo Ramos (4to. Matemática, UH): Los profesores piensan, como nosotros, que es correcta la asistencia libre. El concepto sería ir cuando uno desee y obligatoriamente a las evaluaciones, pruebas y trabajos de control.

Marlevi García (Biología, UH): Nuestra carrera, que es práctica, nos exige ir a numerosos laboratorios donde el profesor nos imparte experiencias prácticas insoslayables. Si usted quiere asistencia libre, incorpórese a los cursos por encuentro o para trabajadores. El diurno está concebido para que los estudiantes asistan obligatoriamente a clases con un 20% de inasistencias justificadas. La asistencia obligatoria vincula al estudiante a las diferentes actividades de la universidad: la FEU, la UJC. Si estuvieran en sus casa, por ejemplo, estudiando, sería más difícil.

Rubén Martínez (4to. Sicología, UH): La asistencia opcional liberaría al profesor y al estudiante, porque el profesor también necesita ser liberado de determinados lastres que tiene la enseñanza obligatoria. El profesor debe  brindar esas experiencias que en los libros no aparecen. La asistencia libre no equivale a falta de control. Las evaluaciones siguen siendo obligatorias.

Neisy Bolaños (2do. Derecho, UH): Hay facultades en que se pide más, y en otras, menos. Las facultades en que menos se pide son las que tienen muchos laboratorios y pocas conferencias. Los horarios de seminarios seguirían, y ahí están las pruebas, las evaluaciones. Se trataría de ganar tiempo. A primer año, que ha entrado a familiarizarse con el vocabulario de la carrera, con la profesión, sería ilógico ponerle asistencia libre. Hay que analizar ésto  casuísticamente. Lo que no puede ocurrir es que se use la asistencia libre por parte de los que no quieren estudiar, los que hacen como la ruta 20, que pasa todos los días, pero no se gradúa. Si se hace una adecuación correcta en el plan C, no hay que llamarla asistencia libre. No es que la universidad se vaya a quedar vacía.

Juan E. Piñero (Lic. Química.UH): Está el grupo que pide asistencia libre, y no viene  y después tiene capacidad para estudiar por un libro y aprobar. Y si algún día quiere irse para la playa o para el cine, se va. Yo a ese grupo le preguntaría si los trabajadores pueden irse para la playa. Ellos reciben un salario y nosotros recibiremos  un diploma. El horario educa para nuestra disciplina posterior. Y a nadie le quitan por una ausencia el derecho a prueba. Hay quien cuenta, para  faltar hasta el 20% y después saca cinco en la prueba. Porque es capaz. Pero: )Y la disciplina? No se creó un hábito de trabajo. Hay otro grupo que sí quiere la asistencia libre para mejorar la enseñanza. Sí estaría de acuerdo con eliminar las horas de más. Yo mismo a veces voy a una conferencia porque estoy obligado. Y me pongo a hacer un informe. Supongamos que se haga un estudio y se quitaran todas esas horas sobrantes, y se quitaran a los profesores malos, y todos fueran óptimos, )alquien hablaría de asistencia libre? Nadie.

Alejandro Suárez (4to. Cibernética, UH): Se trata de un movimiento de renovación dentro de la propia universidad, tratando de apoyarnos en nuestras organizaciones y tratando de que esos dirigentes representen nuestras opiniones. En las reuniones no se consulta con los estudiantes y para resolver lo de la asistencia libre, los metodólogos y funcionarios tienen que venir y discutir con nosotros, con los estudiantes, todos esos problemas.

Rubén Martínez (4to Sicología, UH): Nadie puede abrogarse el derecho de obligar al estudiante a estudiar o a asistir a esta o aquella  conferencia. Estudiar en la universidad es un acto voluntario y quien no desee hacerlo, más tarde o más temprano tendrá que irse. Yo tengo que ser capaz  de asumir mis obligaciones por mí mismo.

 

“El alma del Alma Mater (II)”; en: Somos Jóvenes, nº 126, La Habana, mayo, 1990.





El alma del Alma Mater I (La universidad hoy. El ingreso)

29 04 1990

Para la elaboración de este trabajo fueron consultados funcionarios del Ministerio de Educación Superior (MES), dirigentes de la UJC y la FEU, y estudiantes de Ing. Química, Lic. en Derecho y Psicología y Facultad Preparatoria de la Universidad Central de Villa Clara (UC), de Lic. en Economía e ingenierías Forestal y Geológica del Centro Universitario de Pinar del Río (UPR), de Lic. en Diseño Industrial y Diseño Informacional del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), y de Lic. en Derecho, Psicología, Biología, Matemática, Cibernética, Artes y Letras, Química y Farmacia de la Universidad de La Habana (UH).

La universidad es, en el mundo contemporáneo, una institución conmocionada por los cambios, abocada a transformaciones impostergables en el siglo de la electrónica y la informática. Caen viejos muros y aparecen nuevos horizontes, imprevisibles ayer. En un país como Cuba, que cuenta ya con 290 000 estudiantes universitarios y 320000 graduados (3,2% de la población), entre ellos 20 500 profesores, ¿no era lógico que Somos Jóvenes se interesara por saber qué ocurre en las universidades cubanas? Del pe al pa.

Ahí va eso.

 

¿Qué es vocación?

Luis del Toro (J’ del Dpto. de Ingreso, MES): Te voy a hacer una historia: Una muchacha no pudo terminar el preuniversitario por problemas familiares y lo concluyó en Fac. Obrera. Vino a verme y me preguntó: ¿Cómo podría estudiar medicina? Yo le respondí: Sólo por el Destacamento Médico del pre diurno o a través de la Orden 18, proveniente del Servicio Militar. Poco después vino con su uniforme verde. Se había incorporado al Servicio Militar Voluntario. Como al año regresó con su uniforme del Destacamento. Pero ese es un caso entre 48000 estudiantes que terminaron el pre ese año.

Eso es vocación.

Yo creo que depende de la formación  en tu medio familiar, de tus resultados docentes. Aunque hay estudiantes que salen muy bien en Matemática y Física y su mayor interés es hacia las humanidades. Creo que ningún estudiante en primer año de la carrera sabe si le gustará o no. Eso lo sabe de tercer año para arriba. Y si te pones a revisar las solicitudes,  encuentras muchas que no tienen ninguna lógica: Historia del Arte con Computación, Ingeniería Geofísica y Derecho en la misma boleta. Se critica el libro ¿Qué vas a estudiar?, a veces con razón, pero muchos no se han sentado ni siquiera a leerlo. Y yo preguntaría: ¿Cuántos han ido a las puertas abiertas que han convocado los centros universitarios? ¿Cuántos se han  dirigido por su cuenta a un centro  para pedir información? Nadie se la iba a negar. En todos los centros hay un buró de orientación vocacional.

No es fácil pasar por encima de una tradición paternalista que  le han formado en la educación precedente: Siéntate y espera, que todo te lo vamos a dar masticadito

Luis del Toro: Vamos a pensar en el pre ideal, donde  vayan todas las conferencias de todas las carreras. Después de la sexta, nadie sabe lo que va a pedir. Todo el mundo te dice que lo suyo es la maravilla. Y la confusión tiene lugar en pleno doce grado, pero si lo haces en décimo, mucha gente no va, porque todavía no están para pensar en eso.

 

Y hablando de preuniversitarios…

 

Luis del Toro: Mira, eso de por qué no existe un preuniversitario de letras, si existen de ciencias exactas, se ha planteado con fuerza por la FEEM. Hay razones: El año pasado se dieron ocho mil y pico de plazas en Ciudad de La Habana, y de ellas sólo 890  fueron plazas de Letras. Si hubiéramos hecho un pre de letras, esos estudiantes sólo habrían podido  competir contra esas 890 plazas, sin otra opción. Y para esas plazas hubo 11 800 solicitantes.

 

¿Cómo se planifican las plazas?

 

Luis del Toro: Hace poco el decano de la Fac. de Enseñanza Dirigida  de España nos decía que lo más importante de nuestro sistema es el cálculo de la cantidad de profesionales que vamos a necesitar en un período dado. La cifra que baja la Junta ha demostrado no contemplar todas las necesidades. Por eso se emplea como base, pero modificada con lo que nos hacen conocer los usuarios de esos profesionales: organismos, ministerios, etc. Con el MINAGRI y el MINAZ se coordina directamente, porque han levantado municipio por municipio sus necesidades de profesionales, con una perspectiva de 5 años y a razón  de cuántos por año. Las Tunas, en especial, ha hecho un trabajo muy serio: sus necesidades de profesionales en perspectiva en todas las ramas, sector por sector.

)Y si a alguna provincia no le hace falta un físico, pero da la casualidad que tienen al Einstein cubano graduándose de pre?

Luis del Toro: En todas las provincias del país hay por lo menos una plaza de cada profesión, aunque no se requiera de inmediato en el territorio. Aunque hay profesiones que ya en el país están al borde de la saturación. Periodismo, por ejemplo. Y se acercan a la saturación: geología, minería, geofísica, informática, SAD. Eso es también consecuencia del nivel de eficiencia que va alcanzando la educación superior, porque los planes se hacen contando con un nivel de eficiencia, y si aumenta más de lo previsto, introduce modificaciones. Periodismo está en más de 70% de eficiencia, lo que nos ha obligado a hacer con el DOR un estudio de cuánta gente está en edad de retiro, y la necesidad exacta de formación de profesionales dada la perspectiva de desarrollo. En el caso de Psicología estamos tratando, para explotar de un modo más amplio a los graduados, de colocar sicólogos en la comunidad, en los centros de trabajo. Hay una gran demanda de graduados de Historia, por ejemplo, en las casas de cultura y museos, pero no hay fondo salarial para cubrir esos empleos.

 

¿Entrar o no entrar?

 

Luis del Toro: Puede haber un estudiante que pida una sola cosa en su boleta. Si no lo coge, se deja como pendiente. Y en segunda vuelta, si quedara una plaza, se le ofrece. Aunque siempre insistimos en una cosa: muchas veces la vocación del estudiante no es estar preparado para una carrera específica, sino para un grupo de profesiones o para ingresar al nivel superior en cualquier carrera…

Eso sí es una vocación de perfil ancho (pienso yo).

…También porque conocen que ingresando en una carrera se pueden trasladar, presentarse a examen de concurso. Todavía, en los años que llevo trabajando aquí, no se ha dado el caso de un estudiante que no reciba la carrera apetecida y decida no ingresar en la educación superior y presentarse directamente al examen de concurso o acudir al servicio militar para optar por la orden 18.

Puede que un joven que no ingrese a la carrera que quería, se desaliente, pero al menos ingresó en la educación superior. En el primer semestre de segundo año, si tiene como promedio cuatro puntos, puede solicitar su traslado.

¿Qué objetivo tienen los cuatro puntos?

Luis del Toro: Que el estudiante se esfuerce, que trate de adquirir el mayor número posible de conocimientos y el reconocimiento social que se deriva de su rendimiento. Ya en esa circunstancia puede pedir traslado, pero lo piensa mejor. Salir de una carrera donde ha obtenido un reconocimiento, para empezar otra desde cero. Se trata de inducirlo a reflexionar más sobre el traslado. También hay otra opción: el examen de concurso para reingresar. Está el traslado de excepción, que pueden pedirlo en primer año los estudiantes que tienen 4,5 o más.

Muchos estudiantes usaban el Pedagógico como puente para pasar a otras carreras, sobre todo de Letras

Luis del Toro: Desde 1988 eso es imposible, porque son las únicas carreras desde  las cuales es imposible trasladarse. Dentro del Pedagógico, sí, pero no hacia otras. Bueno, solo a través del examen de concurso. Se ha dicho que hay un por ciento de traslados que es posible aprobar. Es una práctica habitual, porque al parecer el decreto no existe.  Pero aunque no haya un por ciento admisible de traslados sobre matrícula, sí hay limitaciones, porque las capacidades de cada especialidad tienen que ver con la disponibilidad de plazas laborales, número de alumnos por profesor, etc. No se puede permitir, por ejemplo, que cien alumnos se trasladen a Periodismo. En ingenierías de alta demanda y agronomía, se pueden aceptar traslados casi ilimitadamente. En otros casos, se hipotecaría el futuro de esos mismos estudiantes. Trasladarse es un derecho del estudiante que no se puede vetar, salvo que los vete la FEU o la UJC en caso de pésima trayectoria.

¿Qué sentido tiene en esas condiciones retenerlo? ¿Como castigo?

Luis del Toro: No. El derecho al traslado hay que ganárselo. Además, ningún centro admitiría un estudiante con aval negativo. No se quite el caso de arriba. Haga un trabajo educativo.

 

El examen de concurso

 

tiene las mismas características que el de ingreso. Usted compite contra  un escalafón de solicitudes y puede alcanzar la plaza  o no por esta vía. Si la alcanza, se le da traslado de carrera. Si un estudiante hace un rechazo brutal a la carrera, tiende a causar baja. Nosotros le aconsejamos siempre que espere, porque a la educación  superior se puede reingresar una sola vez. Lo mejor es pedir licencia, hacer un examen de concurso y trasladarse por esa vía.

 

¿Inventar un vocacionímetro?

Hablábamos antes de la vocación, y yo reflexionaba si no será recomendable crear en la enseñanza precedente una asignatura que oriente no sólo hacia la búsqueda  de su propia vocación, sino también hacia una visión más global de la contemporaneidad, que lo ilustre  en todas las facetas que le ofrece la vida, más allá de la Física, la Química y la Matemática que recibe. Una asignatura que le permita conectar continuamente la ecuación de segundo grado o las leyes de Newton con una máquina, con un instrumento, con la realidad extradocente. Claro, haciendo del profesor un maestro, porque no hay mejor creador de vocación que un buen maestro. Y pensaba también en que toda persona tiene una vocación profunda que no siempre descubre, ni sospecha. Una vocación que puede proceder de un libro leído a los ocho años, la incidencia de los padres, un suceso fortuito o quién sabe cuántos accidentes mínimos, intangibles. Creo que ayudaría a descubrirla la existencia de centros de evaluación y orientación de aptitudes, que descubrieran a los estudiantes para qué están mejor dotados. A usted le encanta la arquitectura, por ejemplo, pero no tiene sentido del espacio.

Luis del Toro: Ese podría ser el tema de una candidatura. Pienso en Japón, donde se prospectan genios y se dirigen hacia profesiones especìficas. Nosotros lo hacemos, pero artesanalmente. Tuvimos dos casos de muchachos que habían obtenido Metalurgia. Uno era el primer lugar en la Olimpiada Iberoamericana de Matemática y el otro, el tercer lugar en la de Informática. Al evidenciarse su condición de genios tuvieron una respuesta dentro del sistema: Se les dieron las carreras adecuadas. Hay profesiones como Derecho, Psicología, Diseño, Arquitectura, que tienen pruebas de aptitudes, muy rigurosas en el caso de las especialidades nucleares, dado que el aprobado (con nota mínima muy alta) de una prueba es el pase a la siguiente. Pero para eso nada más, empleamos casi dos meses, afectamos las tareas del campo, la docencia.

 

Un sistema

es lo que pretendemos. Convertir el ingreso en un sistema sin grietas.

¿Son imposibles entonces los fraudes en el sistema de ingreso?

Luis del Toro: Evalúa tú mismo: Los que elaboran los exámenes de ingreso entran al local sin nada. Allí tienen todo lo necesario. Cuando terminan, los compañeros de protección guardan en valija sellada todos los materiales utilizados, y así día por día hasta que terminan de confeccionarlos. Después se hace un solo original, se sella, se lleva a la imprenta, creándose un dispositivo especial de seguridad. Se reproducen de esta forma los exámenes, se cuentan, se empaquetan, se sellan y se envían a las comisiones de ingreso. En el momento del examen, se abren delante del jefe de la sede, del funcionario que está por la comisión provincial y de un estudiante. Se cuentan los exámenes y se reparten. Se empaquetan los en blanco y los utilizados después de terminadas las pruebas, se cuentan de nuevo y se sellan. El tribunal de calificación donde se envían las valijas está compuesto por profesores de la educación media y de la superior, de modo que cada uno califique una sola pregunta. Los profesores de un municipio jamás califican los exámens de su municipio. Un profesor pasa las notas y las ordena, otro suma y el presidente  del tribunal hace revisiones aleatorias de esas calificaciones. El jefe de todos los tribunales también hace muestreos sorpresivos cuando se está trabajando, y no se pueden sacar los exámenes del local. También los exámenes de concurso se muestrean aletoriamente y las reclamaciones se solucionan  por un tribunal distinto del anterior, discutiéndose personalmente con el estudiante.

¿Hay entrada a la universidad sin pruebas de ingreso o aptitudes?

Luis del Toro: Los únicos sin prueba de ingreso son los trabajadores que se benefician con el artículo 15 del decreto 92. Incluso se maneja que se le de en el futuro sólo a los que están en curso para trabajadores. El MININT incorpora 5‑7 combatientes anualmente a su universidad y para los que van al extranjero la prueba de ingreso es la preparatoria, que tiene hoy  una eficiencia de un 70%.

Pedro Hallinton Martínez (Fac. Preparatoria, UC): Pasar la preparatoria no es fácil. La matrícula empezó en 150 y quedamos 110 en cinco meses.

Luis del Toro: Pero eso son 280 plazas en todo el país.

¿Tan pocas?

Luis del Toro: En años anteriores se hicieron reducciones del plan, porque no lográbamos llenar las plazas que esos países nos ofrecían. También tenemos 15 plazas directas para la Asociación Cubana de Limitados Físicos y Motores, 15 para la de ciegos y 15 para la de sordos, todas en CPT. Todos, menos los limitados físicos y motores, por razones obvias que les dificultan el traslado, renunciaron a esas plazas y están entrando por la vía normal. Todos ellos hacen exámens de ingreso.

¿Y plazas directas a organismos?

Luis del Toro: Teníamos para la pesca, cultura, ICTV‑FAR, cursos ICRT‑ISA y algunas carreras en el exterior. Convenios específicos. Todos para trabajadores. Eso  se está revisando. También se dan algunas plazas por encima del plan para resolver problemas locales, pero nadie puede enviar un estudiante a la universidad sin que nosotros revisemos el expediente. Y toda boleta de matrícula tiene que contar con mi firma, con la del ministro, la del rector correspondiente, más los documentos que justifican la emisión de matrícula. Para ingresar de modo fraudulento habría que comprometer a demasiada gente, pero aún así, el MES comprueba año por año la matrícula. Hasta ahora no ha sido sancionado nadie por otorgar plazas indebidamente.

 

Todavía hay detractores…

del examen de ingreso?

Luis del Toro: Pregúntale a los muchachos.

Enrique Pérez Cruz (Ing. Química, UC): Actualmente  entran a la universidad los que están más preparados. No por un alto promedio que no reflejaba los conocimientos. Los estudiantes de primer año están más preparados  que nosotros.

Marcial Dacall (Lic. Informacional, ISDI): Las pruebas de ingreso tienen ahora un mayor rigor, por eso el  índice de retención aquí pasa del 90%. Eso es calidad del ingreso.

Michael Vega (Lic. Derecho, UC): La prueba de ingreso favorece a los estudiantes de vocacional. Antes de haberla instituido habría que perfeccionar el sistema de educación media y secundaria.

Lisvet López (UC): Las pruebas están de acuerdo con el nivel promedio que se imparte en todos los preuniversitarios.

Isis Leyva (Psicología, UC):  Las pruebas son un éxito, pero hay que adecuarlas. En Psicología se hacen PI de historia y no de biología, obviando la base genética de la psiquis humana. Pero no se podía esperar por un perfeccionamiento de la enseñanza media que viene andando desde hace años. Aquí entraban 150 a la Fac. de Eléctrica y terminaban segundo año 50. No se podía esperar.

“El alma del Alma Mater (I)”; en: Somos Jóvenes, nº 125, La Habana, abril, 1990.





El síndrome social del síndrome (el SIDA en Cuba)

29 04 1990

El soldado concluye de vestirse mientras la mujer, semiacostada en el camastro, cuenta los billetes, mientras el mismo día, varios años después, el otro hombre, de traje cerrado y oscuro a pesar de la resolana, anuncia a un grupo de vacilantes, en una calle de Little Rock, Arkansas, que el Armagedón ha llegado, mientras el soldado mira por última vez los pechos que emergen, como oscuras balas de cañón, de la camisola desleída, mientras el otro hombre anuncia que los fornicadores y pervertidos serán castigados, mientras el soldado sale cerrando la puerta, que hace cimbrar todo el esqueleto de la choza de adobe, mientras el otro afirma que pederastas y drogadictos serán aniquilados por la ira del Señor, mientras el soldado cruza sigiloso la cerca del campamento y alcanza su litera y se acuesta entre sonrisas cómplices que no alcanza a ver en la oscuridad, mientras el otro brama, ante la pequeña concurrencia que se ha congregado en Little Rock, Arkansas, que sólo los elegidos que abracen su fe podrán salvarse, mientras el soldado va durmiéndose mientras repite que el teniente no me cogió, no me cogió, no me cogió; porque no sabe que algo mucho peor que el teniente lo ha cogido.

 

Dos puertas de entrada

A inicios de 1986, un hombre que había regresado de una misión en África, se presentó en un hospital de La Habana quejándose de ciertas dolencias aparentemente inexplicables. Practicado uno de los pocos kits que por entonces había, resultó el primer seropositivo detectado en Cuba. Después aparecerían otros, contagiados en zonas hiperendémicas en fechas tan tempranas como 1976, y una cadena de transmisión homosexual que proliferó en la ciudad de Cabaiguán.

Haciendo caso omiso a aquel artículo del periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, que se refería al SIDA como enfermedad de drogadictos, prostitutas y homosexuales en sociedades corruptas, enfermedad que jamás llegaría a Cuba, el SIDA había entrado.

Desde antes que apareciera en Cuba, cuenta el Dr. Jorge Pérez, director del Sanatorio de Santiago de las Vegas, “Nos empezamos a preparar, a recibir literatura, revistas científicas. Y mandamos a un especialista, el Dr. Millán, a trabajar a Francia con el Dr. Gentillini y el Dr. Rosenbaund, del servicio anti infeccioso de Francia, que desde el inicio estuvieron en contacto con el SIDA. El Dr. Millán regresó en el 84 y fue el primer médico entrenado en esto. De inicio, el pesquisaje de los internacionalistas infectados se hacía en un piso del Hospital Naval. Al principio, se prohibía a los infectados comentarlo. Debían decir que tenían hepatitis B. Cuando se hizo el sanatorio fue para dar mejor atención a personas que iba a durar dos años. Sin embargo, yo tengo personas aquí infectados desde hace catorce años y no están enfermos, sólo son portadores”, concluye el Dr. Jorge Pérez.

 

Períodos de incubación

Ahora se esperan períodos de incubación más largos mientras mejor sean medicamentados. La incubación de los tratados por AZT tiene una media de 13 años. El interferón cubano, por ejemplo, es capaz de prolongar el período de incubación en cinco años. En Cuba, la infección se comporta como en un país desarrollado, con excepción de que el sarcoma de capos (manchas en la piel) no es frecuente. Como la adecuada atención fue prolongando la vida de los pacientes, se hizo necesario pasar al sistema sanatorial.

 

Pero antes

se puso en práctica un sistema costoso y altamente eficiente de detección: Pruebas a todas las donaciones de sangre, a los combatientes que arribaban de África y a todas las poblaciones de riesgo; a cada ingreso en un hospital, a cada embarazada, chequeos para empleo, pesquisajes opcionales a poblaciones abiertas que quisieran hacerse la prueba. En total, 16 millones de pruebas practicadas. El resultado: sólo 9 casos de transmisión por transfusiones, vía que desde hace años ha sido totalmente eliminada, y ninguna muerte por SIDA fuera del sistema de salud.

 

 El primer sanatorio

fue creado en 1986, en la finca Los Cocos, al sur de La Habana. Cuando es detectado, al seropositivo se le recluye en el sanatorio, no opcional, sino obligatoriamente. Allí recibe habitación —a lo sumo dos pacientes por pieza en apartamentos con sala, cocina, baño, refrigerador, televisor y aire acondicionado—, generalmente en “Los edificios”, la zona más humilde, de donde con el tiempo y de acuerdo a su conducta personal, así como las bajas que se presenten, será promovido a “El Arcoíris” o al más lujoso “Marañón”. Ya en éste, se trata de casas muy confortables en una zona tranquila y arbolada.

 

Césped, árboles y silencio, y altas verjas.

El sistema médico está estructurado por zonas y funciona las 24 horas: psicólogos, sociólogos, médicos de las más diversas especialidades y el más moderno equipamiento. Al seropositivo se le practica una entrevista, que se repetirá más tarde. Aún cuando no están obligados a hacerlo, la mayor parte de los entrevistados declaran su cadena de relaciones sexuales, de entre los cuales aparecerán el o los posibles emisores y contagios sucesivos. Según el Dr. Jorge Pérez, se trata de entrevistas, sin forzar a nadie. Se le convence. Es la misma técnica empleada para cualquier enfermedad de transmisión sexual. El estudio es muy detallado. Hay quien no sabe cuándo ni a través de quién se infectó. Se indagan entonces los contactos desde que tuvieron su primera relación sexual hasta llegar a la fuente. Si una prueba es dudosa, se repite a nivel nacional. En el período pre serológico, en algunos casos (raros, porque la sensibilidad de la prueba es grande) da negativa.

Como en su primera entrevista a veces el enfermo está bajo el shock del conocimiento de su enfermedad, se re entrevista en el Sanatorio, cuando ya conoce el riesgo y la responsabilidad con los demás que significan ser portador. Declarar los contactos es una obligación moral, no legal. Como hacerse el análisis es voluntario, pero casi nadie dice que no.

—Los pacientes afirman que hay muchos seropositivos en la calle, ¿Qué usted cree de eso, Dr. Jorge Pérez?

—Nosotros localizamos a un contacto cada tres meses. Ellos dicen que ocultan contactos, y lo sé: un 10% de los contactos son ocultados. Pero, estadísticamente, la probabilidad de que esos contactos ocultos estén infectados es mínima. Ninguno ha fallecido hasta hoy de SIDA fuera de aquí.

En el sanatorio, los pacientes reciben íntegro su salario (o una pensión de 110 pesos a quienes no trabajaran, como es el caso de los estudiantes), una dieta de 5.500 calorías diarias, la medicamentación más adecuada para cada caso —750.000 dólares por año en medicamentos importados—, más una buena cifra en productos nacionales y la garantía de óptimas condiciones materiales. Cada paciente cuesta al estado cubano 36 pesos por día.

Durante un congreso en Ámsterdam, los enfermos volcaron los stands de algunas firmas en protesta por los precios de los nuevos medicamentos. Aquí, en cambio, muchos pacientes reciben cada día entre 1 y 6 tabletas de AZT (acidotimidina), que detiene la replicación del virus, a un costo de dos dólares por cápsula. Reciben interferón —alfa recombinante y gamma interferón— en diferentes dosis; el factor de transferencia, de producción nacional. Sólo el tratamiento de una criptococosis cuesta 20.000 dólares, y un tratamiento de foscarnet, 23.000. Se ofrecen algunos tratamientos con medicina verde: Cápsulas y preparados liofilizados, infusiones a base de mangle rojo, áloe, cáscara de almácigo e incienso (antiviral).

Si la calidad material de vida elimina el riesgo de stress que dada la crisis económica es tan frecuente entre la población cubana; el confinamiento crea un stress adicional: la noción subjetiva de libertad ha sido suprimida. No se trata de un asunto meramente teórico. Cada enfermo tiene derecho a vivir, pero también a querer vivir. Sin la férrea voluntad vital, puede ocurrir lo que refiere el Dr. Claudio Loyd para los casos de enfermos en fase terminal:

—Lo sacas de la enfermedad, le das ánimo y lo devuelves a una vida con cierta calidad. Reincide en la esperanza. Pero cuando se cansan o se deprimen y se dejan morir, no duran nada.

Cabe apuntar que los enfermos cubanos también carecen de otra “libertad”: la de irse consumiendo hasta la muerte sin ninguna ayuda de sus Estados, incluso algunos muy ricos. Pero

 

No es un confinamiento absoluto

Los recién ingresados tienen pases cada fin de semana con un acompañante, que será su sombra noche y día desde que salen del sanatorio hasta que regresan. Una vez que han transcurrido seis meses de ingreso, una comisión integrada por psicólogo, sociólogo y médico evalúa la conducta del paciente. Si se le considera “garante”, es decir, incapaz de propagar irresponsablemente su enfermedad, un familiar firma un documento haciéndose responsable de su conducta y desde ese momento puede salir solo los fines de semana. La condición de garante puede obtenerse pero también puede perderse por fugas del sanatorio, conductas que se juzguen inadecuadas, etc. Condición reversible.

 

Pero al principio

la institución tuvo un carácter militar. No había pases, la disciplina era inflexible e incluso un director llegó a decirle a un seropositivo:

—Ya tú no eres Frank Aragüí, ahora eres el 77. El mundo se acabó para ti. De aquí nada más se sale con los pies por delante o curado.

Estaban obligados a decir a sus familiares y amigos que padecían hepatitis B. Hablar de SIDA estaba prohibido, como si se tratara de un secreto de Estado. Habían contraído una suerte de enfermedad “capitalista” que los degradaba a estigmas nacionales: homosexuales, pervertidos. Mezcla de ideología y machismo.

—Al principio —cuenta uno de los pacientes más viejos—fue muy duro. Fíjate que el primer director me dijo: Capitán, habitúate a que ya no eres ni capitán ni soldado; ahora eres sidoso. Los escolares que pasaban por la carretera nos gritaban maricones y yo no lo soy. Nos trataban como si todos fuéramos unos delincuentes sexuales.

Con frecuencia los llevaban de paseo en ómnibus de altos vidrios polarizados, para “ver la vida como desde una pecera” porque estaba terminantemente prohibido bajarse. Tanto pavor infundían las siglas SIDA, que fue necesario pagar un plus de 100 pesos sobre el salario a cada trabajador para que aceptara un puesto en el sanatorio, condición que se ha mantenido. Hoy, los sanatorios (trece en total, que serán pronto quince, situados en casi todas las provincias de Cuba) constituyen una

 

Micro sociedad,

cuyo mayor problema es ser un segregado de la otra, o como afirma un paciente al ser interrogado: “La peor ley de esta sociedad es que no estamos incorporados a la otra”. Una micro sociedad que funciona como un organismo socio sicológico complejo. Integrada por personas estresadas por el carácter de su enfermedad, que ven pronto destruirse su esquema tradicional de vida, que ven su privacidad interrogada, puesta al descubierto, e incluso estigmatizada por una zona de la sociedad. Enfermos con mínimas posibilidades de manipulación de una enfermedad por ahora no curable, y que adquieren, a edades muy tempranas, una percepción mortal de la vida, que inclina a muchos, incluso a ateos hasta ayer militantes, hacia una religiosidad dictada por su indefensión.

 

“Yo pertenezco a la religión de Orula,

o lo que la gente llama la santería”, afirma Rigoberto. “Cada vez que yo necesito dar un toque de santos, hacer una fiesta, me dan pase. Sobre todo en enero, que es mi cumpleaños, y en septiembre, que es la velada”.

Asistimos a una misa bautista en pleno sanatorio, y notamos la concurrencia de jóvenes. No es un caso aislado. Diversas iglesias hacen labor de proselitismo, confortan a los pacientes, los agrupan, les dan un sentido gremial, de pertenecer a una sociedad y no de ser el segregado de la sociedad a la que antes pertenecían. Ofrecen una fe a quienes perdieron o están en trance de perder la otra.

En cambio, Ulises, militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, se queja de la falta de espíritu grupal y organicidad de los militantes: “¿Será que los comunistas no somos ni una religión?”.

 

Pero no es sólo la libertad

o la noción de libertad lo que se pone en juego. Las condiciones de confinamiento crean problemas adicionales, a veces muy graves. Teniendo en cuenta que en Cuba la respuesta mayoritaria de la población a los afectados es el respaldo, la efectividad, la protección y, a veces, la sobreprotección; la extracción del seno familiar implica conflictos como los apuntados por la sicóloga María Isabel:

—Los jóvenes, a la vez que los sacas del medio familiar, empiezan a presentar problemas, desajustes.

Y eso se agrava por el hecho de que si aún la mayoría de los hospitalizados están entre 20 y 29 años, ya los nuevos casos son abrumadoramente jóvenes de 15 a 19 años.

 

La reinfección

Dada la juventud de los nuevos ingresos, la ruptura de los nexos (y límites) familiares, su mayor actividad sexual (y, en ocasiones, promiscuidad), hacen que los problemas de reinfección se conviertan en algo serio y delicado.

—La reinfección tiene el riesgo de ingresar al organismo cepas más patógenas que las originales — explica la Dra. Mirta Fraga—. Hay cepas más y menos virulentas (más rápidas y más lentas). En pacientes más antiguos que han sobrevivido, las cepas son más lentas, aunque también eso depende de cofactores: el sistema inmunológico del paciente, su fortaleza, modo de contagio, etc. Hay pacientes que han infectado a su esposa, ella ha fallecido y él permanece asintomático.

—¿Quizás como consecuencia de las mutaciones, los VIH más recientes serían más resistentes? —pregunto al Dr. Arsenio, epidemiólogo.

—Tienes razón en parte. Hay, sobre todo entre los jóvenes de sexo en grupo con mucha promiscuidad, un grupo de cepas más agresivas con las cuales el paciente dura más corto tiempo. Y no es categórico, porque el estudio de secuenciación de cepas se está haciendo ahora. Y está muy directamente relacionado con la actitud que tenga la persona ante la vida y la enfermedad. ¿Por qué? Si te acuestas no con uno, sino con 10 seropositivos, llega el momento que no tienes una cepa, tienes 3. Tres virus diferentes. Y si no te tratas, además, el virus se vuelve mucho más fuerte. Dados los cofactores, la invasión es mayor. Más cepas, más replicación viral. Te estás reinfectando continuamente. Y junto con el VIH puedes recibir la hepatitis viral, que es un cofactor, el herpes simple, la sitomegalovirosis. Estás cargando a esa persona de otras enfermedades. En esas circunstancias, el virus acaba contigo, y rápido. Tenemos muertos de 17 años, de 19 y 20.

—¿Hay diferencia de capacidad inmunológica entre rangos de edades, digamos 15‑19/20‑29?

—Está por probar —responde el Dr. Jorge Pérez— No tiene que ser así. Quizás el sistema inmunológico de personas más jóvenes no está tan desarrollado como el de los adultos. A los 15 años el sistema debe estar total y completamente formado. Pero en seres humanos no se pueden hacer generalizaciones. Puede haber enfermedades, incluso hereditarias, que hayan deprimido el sistema. Y ser más susceptibles al virus.

 

Niños

Pero también “existen padres, madres o ambos, que tienen que abandonar a sus hijos al entrar al sanatorio. Y tenemos que atenderlos. Si hay familiares que se encarguen de los niños, se les confían. En caso contrario, pasan a escuelas internas. Y se dan mayores facilidades a los padres para que visiten a sus hijos”. De todos modos, no se trata de una atención normal. Y, sean cuales sean las circunstancias en que queden los menores, la reclusión de los padres es obligatoria.

—¿Y niños con SIDA?

—La vía materno fetal está descartada —responde el Dr. Jorge Pérez— por el análisis que se hace a las embarazadas. Tres casos ha habido de mujeres que han querido tener sus hijos a pesar de todo. Han salido enfermos y han muerto en dos, tres años y medio. Hay alguna posibilidad muy remota de que no salgan infectados. Nosotros siempre recomendamos no tener hijos en esas circunstancias. Hasta los 18 meses no se puede saber si el niño está infectado o no, porque nace con los anticuerpos de la madre. Normalmente, si nace con SIDA, el niño empieza a enfermarse al mes. Pero a veces se enferma a los 3‑4 años. En Guantánamo hay una niñita de 6 años con SIDA.

 

Más allá de la barrera

“Se llama la etapa SIDA cuando el individuo transgredió ciertos límites de inmunodepresión y se producen enfermedades oportunistas. Se habla del complejo VIH‑SIDA. Sintomático, asintomático. La clasificación se basa en la cantidad de linfocitos CD4 y las enfermedades que tiene el individuo”, nos comentan en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, donde destinan a los enfermos de SIDA (no los seropositivos) cuando son atacados por alguna enfermedad oportunista que entrañe peligro vital.

—Uno nunca sabe todas las enfermedades que vienen. Se conocen cuatro o cinco que son las más frecuentes y se hace labor de profilaxis, aunque no hayan aparecido.

—¿Cuál es el tiempo de permanencia de los enfermos aquí?

—Prolongada. No menos de un mes. Se hace difícil el control de la enfermedad. Se deja con régimen y cuando se comprueba que el tratamiento no le hace daño, se envía a su provincia. Si recae, regresa. Si fuera necesaria una unidad de terapia intensiva por deficiencia respiratoria progresiva o cerebral, se envía al Hospital Miguel Enríquez. Si fuera recuperable. Si no, no vale la pena. Aquí no tenemos los aparatos. En la nueva sede los tendremos.

—¿Aquí no se produce ningún deceso?

—Sí. Casos que no tienen aquellas insuficiencias y no necesitan sala de terapia se quedan aquí. A veces el VIH en estadios altos hace que el individuo se consuma, el slim desees descrito en Tanzania: se le da alimentación parenteral (por vena) dado que no absorben los alimentos.

 

Auto inoculación y crisis

Las actuales circunstancias de crisis profunda que vive el país, con lo que conlleva de crisis de perspectivas, incluso de crisis ética, moral, pueden explicar lo inexplicable: el caso de un grupo de jóvenes que se auto inocularon el VIH. Preferían vivir sin limitaciones unos pocos años, que continuar padeciendo su falta de expectativas. Los que no han muerto, ya están arrepentidos. Es un caso que el gobierno prefiere desconocer, de modo que cuando le pregunté al director del centro:

—¿Es cierto que ha habido casos de auto inoculación?

—Que yo sepa, no.

 

La ley

estipula que el Ministerio de Salud Pública está autorizado para confinar en caso de peligro epidemiológico, no sólo a enfermos del SIDA. Aunque hoy sólo se aplique a ellos. Está legislado.

Por peleas, fugas, etc., se remite al enfermo, por el tiempo que dure la sanción, a Nazareno, sanatorio donde el trabajo es obligatorio, los pases son cada 45 días y el régimen es más rígido (la medicamentación y la alimentación siguen siendo las mismas). Se necesita buena conducta para regresar al sanatorio. Por causas mayores —fuga de mucho tiempo, contaminar a alguien, hechos delictivos— se remiten al Combinado del Este, la prisión más grande de La Habana, donde hay un pabellón especial para los seropositivos (que mantienen sus condiciones de alimentación y medicamentación).

Aunque varios pacientes aducen que: “No hay ninguna ley que te prohíba fugarte de aquí. Si te escapas, aunque sea para ver a tu mamá que está enferma, te acusan de propagación de epidemia aunque no haya testigos, aunque no haya nadie infectado”.

—¿Un enfermo es acusable de difundir la epidemia sólo por una fuga, sin que haya pruebas? —pregunto al Dr. Jorge Pérez, director del Sanatorio.

—Antes de ser yo director, no sé. Hemos tenido sancionados. No muchos, pero comprobados, a los que se les ha aplicado el Decreto Ley 54. De modo que ilegal no es. En casos de indisciplinas menores, la comisión de disciplina quita pases. Hemos tenido casos de fugas por 15 días y hemos comprobado que el paciente no está en su casa.

Legislado está, pero la pregunta sería

 

¿Es moral?

Se aduce que el sistema implantado está dirigido a proteger los derechos humanos de la mayoría (los sanos) a costa del derecho a la libertad de la minoría (los enfermos y seropositivos), ya que es precisamente ese sistema el causante del bajísimo índice de SIDA en Cuba.

No se podría afirmar categóricamente que es sólo el sistema implantado el responsable de estos datos, concluye la OMS al analizar el caso cubano. Aunque una parte sustancial debe corresponderle. Pero al sistema sanatorial se añade la amplia red de serodetección, el comparativamente escaso contacto de los habitantes cubanos con extranjeros, su alto nivel de instrucción, la escasa drogadicción (prácticamente nula por vía intravenosa) y la vigilancia epidemiológica.

 

La propaganda

“La propaganda intimida a la población, no la educa. Al principio se dan un gran susto y de ahí pasan a la incomprensión. Y se puede enseñar sin amedrentar”, reflexiona un paciente.

“Quieren presentarnos como lo peor”, dice otro, “como la escoria de la sociedad y eso es mentira”.

Algunos religiosos afirman: “Le han dado la imagen al pueblo de que todas las personas que están aquí adentro son promiscuas”.

¿Justifica de alguna manera ese tipo de propaganda, ante la opinión pública, el sistema de confinamiento, convirtiendo a los enfermos en culpables?

 

¿Humanitarismo Vs. Paternalismo?

Algo se desprende de las opiniones de muchos enfermos: “No estoy en contra del sanatorio como sistema de salud, ni de la atención o la alimentación. Ni de lo que aporta al paciente en cuanto al conocimiento de su situación real. Pero si el sanatorio fuera opcional, yo no estaría aquí”.

“Hay quienes no se quieren ir, porque aquí se han hecho señoras y señores y exigen su carne tierna y a la hora exacta”.

“Que me dejen trabajar los años que me quedan. Si no, yo soy un hombre muerto”.

“Que sea el sanatorio un lugar de tránsito, de preparación para enfrentar la realidad, y regresar a la vida habitual, volviendo aquí para chequeos periódicos o cuando ocurra algo”.

Y no es una idea ajena a la dirección del sanatorio, pero, al parecer, su puesta en práctica es lenta. Demasiado. Quizás porque haría falta abandonar un esquema paternalista que presupone al estado capaz de determinar lo que mejor conviene a todos y a cada uno de los ciudadanos. A cambio, bien podría delegar en la responsabilidad individual. No confinar de antemano, previniendo las posibles transgresiones. Si todos los ciudadanos estuvieran presos, no habría asaltos, pero, ¿sería moral?

 

 El Período Especial,

momento de excepcional escasez en medio de la peor crisis que ha sufrido Cuba en los últimos decenios, añade un nuevo elemento a la ya compleja circunstancia: Dado que la escasez llega al grado de suministrar algunos huevos y una exigua cuota de picadillo de soya como casi exclusiva fuente de proteínas, el factor sobrealimentación se vendría abajo, poniendo en peligro la supervivencia. Pero aún cuando se asignara una cuota especial a cada seropositivo, ¿se avendría un enfermo a sobrealimentarse mientras sus hijos lo miran mal alimentados? Es difícil, aunque sepa que en ello le va la vida.

¿Cómo garantizar que medicamentos tan caros como necesarios se disloquen por toda la red asistencial del país, azotada por la falta de combustible y otras carencias, hasta llegar a los pacientes dispersos?

De cualquier modo, hay que dar voz y voto a los seropositivos. No puede existir un esquema único e igualitarista para todos.

 

¿Quién cuida a quién?

es la pregunta que se hacen los miembros del Grupo de Prevención, integrado por seropositivos, médicos, publicistas y profesionales de distintas esferas, y que se ha propuesto prevenir el SIDA y abogar por la integración a la sociedad de los afectados. Porque “hay que luchar contra el SIDA y no contra los que tienen SIDA. Y el sanatorio crea una falsa seguridad en la población sana. Piensan que todos los seropositivos están adentro, y muchos salimos los fines de semana sin un cartel en la frente. La balanza se mueve en el sentido de que nosotros somos los que tenemos que cuidar a los sanos y no los sanos cuidarse a sí mismos. Creo que es más humano educar a la población que encerrar a los seropositivos. Hasta hoy, no se han dado más que cinco casos de seropositivos del sanatorio que contagiaron a otros. En cambio, se detectan más de cien casos nuevos por año”.

 

1990 (no publicado por la revista Somos)

 





Cuba: el Archipiélago Subterráneo

29 12 1989

«La isla entera parece ser por debajo un

laberinto de cuevas y que reposa su suelo

sobre una prolongada bóveda»

Miguel Rodríguez Ferrer

(Naturaleza y civilización de

la grandiosa isla de Cuba, 1876)

Extenuado mientras exploraba una caverna al sur de Matanzas, en el occidente de Cuba, el joven espeleólogo se quitó el casco y, sentado sobre una estalagmita, bebió un sorbo de agua. A los pocos minutos se puso bruscamente de pie y ahí fue cuando el tiburón lo mordió. Fue necesario atenderlo, restañar la sangre y vendarlo. Cuando miraron hacia arriba se  percataron que del techo sobresalía un diente de Carcharodon megalodon, el tiburón que, veinticinco millones de años después de muerto, seguía mordiendo. Y de qué modo. Cada uno de sus dientes mide veinte centímetros.

Miguel Rodríguez Ferrer tenía razón: cualquier cosa es posible en las cavernas cubanas. Aunque no baten récords, aunque ninguna de las exploradas alcanza los 1332 metros de profundidad de Pierre Saint‑Martin (Francia‑España) o los 297,08 kilómetros de Flint‑Mamouth (Kentucky, Estados Unidos), han sido descubiertas decenas de miles, que en algunos lugares hacen pensar que los cultivos y las casas, las arboledas y los caminos, no son más que la segunda planta de ese archipiélago que es Cuba.

Otro archipiélago lo subyace, y no son sólo las maravillas, como el sumidero del río Guaso, que se adentra hasta 400 metros de profundidad, o los sistemas cavernarios de Perdidos y Majaguas, de treinta kilómetros cada uno. La maravilla espera por quienes se adentren en la cueva de Martín, en el Escambray, hasta el salón donde crece la estalagmita más grande de Cuba, con cuarenta metros de diámetro en la base y sesentiocho metros de alto; por quienes lleguen hasta la Sierra de Cubitas y busquen la sima de Rolando, con sus 85 metros de caída libre, que terminan en un lago subterráneo de cuarenta metros de diámetro y hasta siete de profundidad. Espera la maravilla en el sistema Los Perdidos, uno de los más grandes de las Antillas, poblado de sifones y lagunas. Espera por quienes se atrevan con Cueva Jíbara, la más brava de Cuba, porque hay que bajarla casi en vertical, bajo los chorros de ocho cascadas, la mayor de las cuales tiene 41 metros de alto; una cueva que varias expediciones no han podido vencer, y que continúa siendo un reto.

Bellamar,

la cueva más famosa de Cuba por la afluencia turística, descubierta en 1861, en el lugar donde había una cantera, se abrió a los ojos del hombre por obra de la casualidad. Un esclavo que horadaba la roca, perdió de pronto la barreta. La tierra se la tragó y desde entonces ha tragado (devolviéndolos siempre) a miles de turistas. Allí esperan por el visitante «El Manto de Colón», «La Mano de Piedra», «La Teta de Ubre Blanca», «La Marimba de Cristal» y «El Baño de la Americana», e incluso se puede beber en «La Fuente de la Juventud».

El trino de las cuevas

No siempre el descubrimiento de una caverna es tan casual como el de Bellamar. Como las aves, también las cuevas tienen su trino que las denuncia.

En ocasiones, es la voz de un campesino que anuncia: «Al pie de aquella loma pelada hay una cueva. Esa debe salir en China de lo honda que es». Y ahí van los espeleólogos, pero la malograda exploración concluye a pocos metros de la entrada, en una gatera impracticable, precisamente bajo una cochiquera, cuyas aguas pestilentes se filtran sobre los jóvenes que esperaban llegar por galerías encantadas al otro lado del mundo.

Pero hay trinos más sutiles.

Es común el nombre «cueva del Jagüey» entre las espeluncas cubanas, dado que ese árbol siempre verde, alto, frondoso, suele crecer en la boca de las cuevas. Sus raíces penetran profundamente en la cueva en busca de humedad. Localizar jagüeyes es, con frecuencia, encontrar cuevas.

O la menos usual práctica del Dr. A. Núñez Jiménez en la Sierra de Cubitas. Después de los aguaceros torrenciales, limpio y frío el aire, de las bocas de las cuevas se elevan corrientes de vapor, corrientes con casi 90% de humedad, que se condensan rápidamente formando columnas de neblina que se divisan desde la distancia. Aunque no pocas cavernas fueron detectadas así, más fácil es

Descubrirlas desde el sofá

Y ese es el caso de la gran caverna Majagua‑Canteras. Cierto día Manuel Acevedo examinaba un mapa de la Sierra San Carlos sentado en el sofá de su casa, cuando descubrió que el arroyo Majagua corre en dirección a la pared de las montañas y allí desaparece, surgiendo otro arroyo, que desemboca en el Cuyaguateje, del lado opuesto de la serranía, a 2,5 km de distancia. La realidad sobrepasó sus esperanzas, dado que el sistema cavernario tiene treinta kilómetros mapeados de galerías. Aunque, según los campesinos de la zona, el verdadero descubridor de la caverna  fue otro. Cuentan que durante cierto ciclón, el agua del río crecido arrastró un puerco desprevenido que paseaba por sus márgenes. Envuelto en las aguas turbulentas, se sumergió en la cueva y fue arrastrado por debajo de la sierra saliendo, sanito y comestible, al otro lado de la ensenada de Bordayo. Días más tarde, el cerdo fue rescatado por sus auténticos dueños.

Comunicarse con los dioses

parece ser otro empleo de las cavernas, como lo demuestran los reiterados motivos de las pictografías indígenas, prácticamente idénticos en lugares tan distantes entre sí como Punta del Este (Isla de la Juventud), Península de Hicacos (Matanzas), Cayo Caguanes (Villa Clara) y Sierra de Cubitas (Camagüey), casi todos elaborados con ocres naturales de color negro y marrón, aplicados a las paredes y techo de las cuevas.

Hay casos excepcionales, como son los murales rupestres de la cueva de Los Generales, que consta de una galería de 31 metros de largo. Desde 85 centímetros de altura hasta 2,30 metros se elevan, uno frente al otro, dos murales. En el principal aparecen, en el extremo superior izquierdo, siete figuras de mujeres y niños. A su derecha, catorce aborígenes armados con lanzas, listos para la guerra. Hacia la parte inferior encontramos soldados españoles con caballos, armas, escudos y hasta una cruz. Quizás la escena sea el reflejo de los enfrentamientos con las partidas de Diego Velázquez, Francisco Morales y Pánfilo de Narváez, en los mismos albores de la conquistas, o quizás señale la gran matanza de Caonao (1513) a pocas decenas de kilómetros de la cueva.

Cenotes y no sagrados

En los cenotes de Yucatán han sido hallados valiosas joyas y esqueletos de doncellas inmoladas a las deidades por los mayas. También en Cuba abundan los cenotes, sobre todo en Guanahacabibes, al extremo occidental de la Isla. Son pequeños y en forma de pozos, casi siempre llenos de agua. Alimentados desde abajo y desde arriba por las aguas marinas y pluviosas respectivamente, la salinidad se incrementa hacia abajo.

Los aborígenes cubanos eran, en sus ofrendas a los dioses, de costumbres menos truculentas que los mayas, o acaso los dioses eran menos exigentes. Sólo una excepción de esta regla ha sido confirmada. Es

La cueva de los sacrificios,

una caverna vertical, horadada por las aguas de lluvia cerca de Bacuranao. En ella se ha estudiado uno de los entierros más grandes de Cuba: en el centro de la cueva fue exhumada una pareja de adultos rodeada por seis hombres y, lejos, formando un círculo a su alrededor, los esqueletos de 26 niños. El hombre de la pareja central probablemente murió como consecuencia de varias fracturas en los huesos del cuerpo y una en el cráneo. El resto habían sido sacrificados del mismo modo: un golpe contundente en el cráneo. Quizás el hechicero decidió que, muerto el jefe, en su viaje al otro mundo fuera compañado por selectos guerreros, su mujer y los niños de la tribu.

ET en la cueva

Tal como en la famosa caverna del Sahara, en la Cueva de Ambrosio, situada en la Península de Hicacos, un pintor aborigen dibujó una figura humana con una orla radiante alrededor de la cabeza y una protuberancia breve y roma entre las piernas, que recuerda el atuendo de un  cosmonauta con un tubo propulsor personal, similar al empleado en la inauguración de la olimpiada de Los Ángeles.

En toda la Isla abundan, en cuevas y asentamientos, idolillos, adornos de barro y piedras talladas que representan figuras semejantes. Pero no se apresuren los extraterretólogos. Quizás la explicación más sencilla de estas figuras es que en ellas se ha tratado de reproducir, de modo inexperto, los adornos más complejos de los rituales. El tubo propulsor podría ser una simple cola, dado que ya Colón recibió noticias de que vivían hombres con  cola en el interior de Cuba. Postizos que,  durante los rituales propiciatorios, los asemejaban a los animales que cazaban.

Aunque el nombre Cueva del Indio lo tienen numerosísimas espeluncas cubanas, por las huellas de siboneyes, taínos y guanajatabeyes, ellos y los ET no han sido los únicos habitantes de las cuevas.

Los cuevícolas

no son escasos. Antiguos y modernos. Casi a la llegada de los seres humanos al archipiélago desaparecieron, como consecuencia de los  fuertes cambios climáticos producidos durante el Pleistoceno, las águilas gigantes que dominaban el cielo diurno y los buhos y lechuzas gigantes, que se adueñaron de las noches. El Megalonnus rodens, hervíboro tan corpulento como un oso pardo, nos ha legado en las cuevas sólo sus huellas y sus huesos.

En Boca del Purial, una cueva de Sancti Spíritus, fue donde primero se hallaron dientes de simio. Más tarde se encontraron restos en La Chorrera y Laguna Limones, mientras en Cueva Limón hay un simio claramente dibujado en una estalactita. Se pudo comprobar que era un tipo de mono araña bien distinto del que hoy existe en Centro y Sudamérica.

La espeleofauna incluye arácnidos, insectos pequeños y peces ciegos, oriundos del mar pero que se fueron adaptando paulatinamente a las aguas dulces al ser confinados al interior de la isla por los levantamientos de la costa. Peces blanquecinos, ciegos, silenciosos y un tanto tristes, pero, sobre todo, los pobladores por excelencia de las cuevas son las 27 especies vivas de murciélagos  (de ocho especies ya extintas se han hallado huellas). La más  pequeña es el murciélago mariposa, con un peso de 2 a 3 gramos y una envergadura de 18 a 23 centímetros; y el mayor es el murciélago pescador, con un peso de 54 a 87 gramos y envergadura de 55 a 71 centímetros. Animalitos que, a pesar de su mala fama y pérfido aspecto, son completamente inofensivos, a menos que usted desee estrangularlos y pretenda que ellos reaccionen con alegría.

Las grandes colonias de murciélagos atraen a sus enemigos naturales. En la Cueva de los Gatos, situada en la meseta del Guaso, en Guantánamo, al este de la Isla, fueron hallados varios gatos comunes cazando murciélagos, en plena oscuridad, a 150 metros de la entrada de la cueva. Suceso muy raro.

Lo que sí es espectáculo cotidiano, no sólo en esa cueva, sino en la Cueva de los Majaes, al oeste de Santiago de Cuba, y donde quiera que haya grandes concentraciones de murciélagos, es el rito de la caza vespertina. Si usted se para frente a alguna de esas cuevas  a la caída de la tarde, verá decenas de majaes de Santa María que esperan. Minutos más tarde, como un anuncio de la sombra, saldrá por la abertura un chorro de murciélagos.

Los ofidios, aprovechando la brevísima  temporada de caza (en varios minutos la cueva se habrá vaciado), lanzan dentelladas casi sin mirar, atrapando cuanto murciélago salió ese día a volar con el ala izquierda, para retirarse después, concluida la función, a deglutir con calma sus presas.

Las cuevas de calor

En las Escaleras de Jaruco hay una (de las tantas) Cueva del Indio, que mide 300 metros de norte a sur a lo largo de una galería bastante rectilínea con pendiente de 12 a 17 grados, y termina en un río subterráneo que corre de Este a Oeste. Basta penetrar algunas decenas de metros en la cueva para sentir un calor agobiante. La luz de los faroles despierta a decenas de miles de murciélagos que se agolpan en el techo. Trastornado su reloj biológico por esa iluminación repentina, vuelan como locos en todas direcciones golpeando, a pesar de su infalible radar, a los exploradores, que se ven obligados a lanzarse al piso, donde los espera una capa mullida de excrementos frescos de murciélago, habitat ideal para pulgas, cucarachas, arañas peludas, garrapatas y ciertas arañas blancas de patas delgadas y larguísimas. Estas son las cuevas  de calor, producido por la descomposición del guano y por la respiración de las enormes colonias de murciélagos.

De todos modos, los murciélagos siguen siendo bichitos simpáticos. Y agradezcamos que sean ellos los habitantes de las cuevas cubanas. Peor sería habérselas con los

Vampiros de Mayajigua,

localidad donde cincuenta y cuatro cuevas pequeñas, que suman apenas 2.000 metros de galerías, se reúnen en Punta Judas en la zona central de Cuba. Allí, en la Cueva del Vampiro, han sido hallados restos de estos parientes del murciélago que vivieron  hace algunas decenas de miles de años en la Isla, y que hoy son la pesadilla de numerosos granjeros en México, Centro y Sudamérica. Aunque pequeñitos, al morder no solo chupan sangre, sino que transmiten la rabia a los animales domésticos, enfermedad que puede pasar al hombre a través de la leche. Los granjeros eliminan a los vampiros tapiando las entradas de las cuevas o incendiando el interior. Por suerte, alguna maldición ecológica nos evitó el problema y nos dejó el recuerdo.

Aunque quizás el más raro habitante de las cavernas cubanas sea

El yeti cubano,

un animal avistado con cierta frecuencia por los campesinos de Pinar del Río. Se le describe como un ser fuerte, peludo, de color carmelita claro, de rabo largo y que alcanza el tamaño de un ternero. Algunos lo han visto pararse en dos patas.

Cuenta la ya casi leyenda de un hombre que lo encontró en medio del camino, se enfrascó en lucha con él y perdió un brazo. Otros dicen haberlo visto destrozar un cerdo de dos zarpazos, y según otros, en menos de una semana se comió cincuenta gallinas.

Durante los años 60, un miembro de un grupo espeleológico le disparó y logró ahuyentarlo. En la carrera hacia las lomas altas fue partiendo ramas y bejucos, abriendo una verdadera trocha bien expedita y visible.

Poco después, se le tendió un cerco. Eran veinte hombres armados que al cabo de dos días infructuosos, escucharon un gran alboroto en la cueva Los Soterráneos, logrando divisar desde lejos a varios animales que escapaban por otra entrada. Al penetrar a la cueva, hallaron bosta y huellas frescas.

Los estudios determinaron que se trata de animales omnívoros con grandes patas provistas de fuertes garras. ¿Un animal autóctono y diferente? ¿Un relicto de otras épocas? ¿O será acaso un animal exótico, escapado allá a mediados de siglo cuando un político local, deseoso de crear su coto de caza particular y ahorrarse el viaje hasta Kenya, importó animales oriundos de Africa y Asia?  Por ahora, quién sabe. No obstante, la más variada fauna es la de

Los huecos azules

En dirección al norte, frente a Bacuranao, se puede ver desde lejos en el mar una mancha casi circular y añil, que interrumpe el azul verdoso del Caribe ¾en inglés, blue holes, huecos azules¾. Si te sumerges, encontrarás, a 45 metros de profundidad, una abertura circular de ocho metros de diámetro, cuyo fondo se difumina entre el azul y el negro. Si continúas bajando, verás que las paredes se separan, el hueco se amplía hasta alcanzar cien metros de diámetro en el fondo,  que yace a 70 metros de profundidad bajo la superficie.

El piso de la caverna es irregular, quizás por los bloques desprendidos del techo. En ella habitan corales, algas, langostas y numerosísimas especies de peces.

Aun se discute el origen de este tipo de cuevas que en Cuba son frecuentes ¾Carapachibey, Isla de la Juventud, norte de La Habana, Matanzas y Gibara, etc.¾. Una de las hipótesis supone que el manto freático descarga parte de sus aguas en ciertas regiones costeras por debajo del nivel del mar, sobre todo cuando las aguas provienen de una zona aledaña elevada. A cierta distancia, ya dentro del mar, el agua logra encontrar caminos para subir, va disolviendo la roca y construye cavernas verticales de abajo hacia arriba. El chorro de agua dulce no se mezcla inmediatamente con el mar, y se aprecia desde lejos en forma de borboteo. Son los ojos de agua que emplean con frecuencia los pescadores para reabastecerse sin regresar a tierra. Basta sumergir un balde en estos pozos de agua dulce en medio del mar.

La segunda hipótesis es que estas cavernas submarinas se formaron cuando las rocas se encontraban en la superficie terrestre. Al desprenderse el techo de la cueva, luego de sumergida la región, se origina el blue hole.

Ríos que no suben

La Cueva de la Amistad, en Pinar del Río, ha sido horadada por el arroyo Alcalde, afluente del Cuyaguateje. Las exploraciones de la cueva han demostrado que además del cauce actual hay otro nivel superior de galerías por donde alguna vez corrió el río.

En Santo Tomás esto es mucho más complejo, no solo porque hay ya 25 kilómetros mapeados, sino porque aparecen cinco niveles superpuestos de galerías, el más alto de los cuales se encuentra a 66,33 metros sobre el nivel del inferior, por donde corre el arroyo actual. ¿Cómo pudo la corriente de agua subir y correr por las galerías superiores? La pregunta tendría sentido si pensáramos en las montañas tal y como son hoy, pero la respuesta es bien sencilla si sabemos que la región se ha ido elevando paulatinamente. A medida que esto ocurría, el río iba buscando cauces más bajos y abandonando los anteriores. De este modo, los cauces superpuestos son como una especie de regla para medir el crecimiento de las montañas.

Gas

La exploración de las cavernas depara no solo bellezas que ver, sino también algunos riesgos, conjurables mediante el uso de los medios de protección, el conocimiento de las técnicas de alpinismo subterráneo y la sabiduría que cada hombre debe acumular acerca de sus propias posibilidades.

Pero a veces hay sorpresas, como ocurrió a algunos espeleólogos en la Cueva de Gas, allá en la Sierrra de Cubitas. En una galería poco ventilada  se les apagaron de pronto los faroles. Varios intentos  de encenderlos resultaron infructuosos, hasta que elevaron las lámparas, por pura casualidad, cerca del techo de la caverna, y comprobaron que se encendían, para apagarse tan pronto las bajaban.

Resultó que las aguas, saturadas de CO2, lo desprendían continuamente y el gas, más pesado que el aire, en el ambiente tranquilo y sin circulación del pequeño salón, se acumulaba como un estrato en la parte inferior. Fue mayor el susto que el riesgo, dado que las concentraciones nunca llegan a ser letales.

Sin noción del tiempo

Pero los espeleólogos cubanos son empecinados, y hasta se mudan a las cuevas, como ocurrió entre el 10 y el 17 de agosto de 1977, cuando, en colaboración con la Academia de Ciencias de Cuba y la Escuela de Psicología  de la Universidad de La Habana, un grupo de espeleólogos se sumergió en una caverna, sin relojes. Durante la semana que transcurrieron sin ver el Sol, cada cual se hacía su horario e informaba de la ejecución del plan de trabajo a través de un teléfono militar.

Durante esas 160 horas sin noción del tiempo, para algunos el día se extendía por veinte horas y para otros por treinta. Cuando hubo llegado el momento de salir, solo uno tenía una idea más o menos cercana del lapso transcurrido.

¿Para qué

arriesgar la piel en la exploración de una caverna? Hay razones sin razones, como el amor por la aventura o por la belleza, que ningún espeleólogo necesita explicar. Recordemos que la explicación más convincente de por qué los alpinistas arriesgan la vida para subir picos de 8.000 metros es “porque están ahí”. También existen razones más pragmáticas, porque las cuevas son, ante todo, importantes fuentes de agua. Los embalses en suelos cavernosos incrementan la afluencia de agua a ciertos manantiales, como ocurre con la presa Lenin, en las cercanías de La Habana, que alimenta los manantiales de Vento y los pozos de Paso Seco. O las cuevas de Laguellón, en montañas con rocas impermeables con cascos de calizas. Las aguas se filtran desde arriba y al llegar a la base del casquete, salen por cientos de manantiales que se mantienen activos mucho tiempo después de las lluvias, porque la piedra caliza actúa como una esponja y permite a los campesinos tender acueductos de bambú con que atender las necesidades cotidianas.  También en muchas cavernas cubanas hay sanatorios antiasmáticos y se les suele emplear con fines militares ¾la cueva Los Portales fue el puesto de mando para la defensa del territorio occidental cubano, comandado por Ernesto Che Guevara, durante la Crisis de Octubre de 1962¾. Sirven para cultivar champiñones, agricultura subterránea que comenzó por Paredones y se ha extendido a otras cavernas cubanas.  O para extraer guano de murciélago, excelente abono natural.

Un conde perdido y un túnel hallado

La Cueva del Túnel, al sur de La Habana, tiene una entrada natural y otra artificial, abierta a pico hasta el más profundo salón. Un túnel de 150 metros de longitud en la dura roca no es tarea fácil. Se comprobó que en su suelo existen aún las huellas de antiguos rieles por donde corrieron vagonetas transportando algún (?) material, huellas que mueren justamente en la pared de uno de los salones principales.

Iniciadas las excavaciones por los espeleólogos, hallaron clavos de hierro antiguo, forjados a mano, en cantidades tales que les hicieron pensar en un cofre o arcón, cerámica fina francesa, lámparas rústicas de aceite y una medalla de plata con la inscripción: «Conde de Pozo Redán, 1810».

Cuenta Pedro Blanco, campesino de los alrededores, que en los años 40 una compañía norteamericana instaló un cercado alrededor de la cueva y durante varios meses trabajó en la extracción de varias cajas metálicas desde el interior.

Algunos han supuesto la existencia de un tesoro escondido. ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por quién?

La primera versión, inadmisible, supone que el pirata Morgan, en su intento de atacar La Habana desde el sur, atravesó toda la provincia saqueando caseríos y, por alguna razón inexplicable, enterró en la cueva su botín. Pero Morgan murió en 1668, muchísimo antes de acuñada la medalla.

La segunda versión es que durante la colonia se enterró en la cueva un tesoro para evitar que lo robaran en La Habana, pero un gran derrumbe que cegó el paso a la cueva los obligó a abandonarlo.

Hay algo cierto: por la vía natural el paso es sumamente peligroso a causa de un derrumbe, y quizás esa sea la razón de la apertura del túnel.

Ahora bien, ¿quién es el Conde de Pozo Roldán? ¿Por qué el Túnel? ¿Qué hubo (hay) bajo el suelo de esta cueva?

Quizás un conde y un túnel esperen por los espeleólogos.

De momento, se puede visitar cierta

Catedral subterránea

que yace en el vientre de la cueva Paredones, en la llanura sur de Habana‑Matanzas.

Una amplia galería se extiende por 300 metros, y termina en una poza de aguas límpidas y frías poblada por peces ciegos. Pero un poco antes, a doscientos metros de la entrada, el techo de la galería alcanza un puntal de treinta metros, y en el centro de la bóveda se asoma todos los días el sol a la hora del cenit, dejando caer un chorro de luz amarilla a través de una claraboya. La cascada de luz ilumina un pozo de veinte metros de profundidad cortado a pico en la roca; seguramente por manos esclavas, que fueron las encargadas de tallar figuras humanoides en las estalagmitas que rodean el pozo, como si hubieran querido dejar allí, para siempre, a sus dobles de piedra: evadidos de la esclavitud y sumergidos en el chorro de luz del mediodía y en ese silencio reverente que inspira la belleza.





La literatura es un estuario (once narradores y un crítico desembocan)

29 12 1989

Cierta tarde de verano (en Cuba eso es casi obvio) de 1986, logré reunir, sin ni siquiera la esperanza de un té promisorio que después apareció, a un grupo de narradores cubanos de las más recientes promociones y a la crítica Madeline Cámara para comentar un cuestionario abusivo que les había circulado previamente. Durante cuatro horas, haciendo gala de una paciencia y resistencia admirables, contestaron, preguntaron, discutieron, y lo que había empezado siendo una entrevista colectiva, fue convirtiéndose en diálogo, donde el entrevistador también se metió a entrevistado, y al final las preguntas no eran otras que aquellas que nos formulamos todos los días durante nuestro trabajo. Los doscientos cuarenta minutos de grabación permanecieron en un estante de mi biblioteca más de dos años, unidos entre sí por una liga que al cabo se pegó al plástico, como sugiriendo que todos aquellos narradores estaban unidos entre sí por un proyecto estético más amplio que la mera individualidad de cada uno.

Aunque no fue por lástima a separarlos, tan junticos dentro de los casettes, que demoré más de dos años en transcribir la entrevista. Por el medio hubo una hija, viajes, una novela completa, medio libro de cuentos, y mucho periodismo de los dos tipos (el de crear y el de yantar), en fin, el mundo y sus adelantos.

Pero un buen día (para todo hay su buen día), una noche, por más señas, que duró hasta las cinco de la mañana, convertí aquellas voces en un montón de cuartillas maltratadas por la Olivetti. Y ahí vino la maravilla. Porque escuchando las opiniones, conciertos y desconciertos, reviví aquella tarde de 1986. No es una frase. Ya a las dos de la madrugada los posibles meteoritos que estuvieran bombardeando la noche que cabe en mi ventana, los ladridos de un perro desvelado y los maullidos de niños, perdón, gatos, propagando la especie del modo ruidoso y subversivo que ellos saben, no tenía nada que ver con mi realidad, poblada no solo auditiva, sino hasta visual, táctil, aromáticamente por las sensaciones de aquella tarde.

Por eso, a riesgo de violar la tan alabada, llevada, traída y malbaratada concisión periodística, decidí editar no aquella entrevista, sino aquella tarde, no un resumen de sustanciosos asuntos, sino un fragmento de la vida hurtado al olvido, como la imagen que guarda en su memoria un mirón solapado, presto a fisgonear las acciones del prójimo, más por el encanto de fisgonear, que por el hambre de cierta información. Con digresiones y todo, porque quizás muchas de las cosas más interesantes que se dijeron aquella tarde fueron precisamente las digresiones. Un modo menos ortodoxo, más caro en términos de tinta y papel, menos escueto y sobrio y moderado y enjuto; pero muchísimo más entretenido. Ahí va:

 

(Ruido de guaguas. El casette se traba un poco del tiempo que lleva guardado, chirría, pero se entiende. Voces. Saludos: Coño Sacha, tanto tiempo sin verte)

Luis Manuel García (narrador, periodista): Los he citado aquí para…

Coro: Ya sabemos.

Luis Manuel: Entonces creo que lo mejor sería empezar por la pregunta…

Senel Paz. (narrador, periodista, guionista): Uno.

Luis Manuel: Claro.

Abel Prieto. (narrador, crítico, actual presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba): Yo te propongo otra cosa: ¿por qué no empezamos por la doce, que es la que más me gusta, la más interesante?

Luis Manuel: ¿La doce? Bueno, está bien, como quieran.

(Estrépito de moto que pasa).

 

La no existencia de una escuela literaria con manifiestos  y propuestas  estéticas formuladas, ¿es un vacío o una  suerte para la literatura cubana contemporánea?

Abel: Es una suerte. Tú te refieres a escuela literaria oficial, ¿no?

Luis Manuel: No. No se trata de escuela gubernamental, sino de una escuela en sentido general.

Abel: No existe escuela con manifiestos pero sí corrientes dentro de la literatura cubana  tanto en narrativa, como en poesía, dramaturgia… Corrientes que no implican antagonismos ideológicos, sino contradicciones estéticas que fecundan nuestro panorama literario. Esas corrientes no se han organizado a la manera de escuelas y pienso que eso es positivo, porque ya la formulación de un manifiesto y de una escuela crea principios retóricos que pueden afectar el propio desarrollo natural del proceso literario. Habría que ver la pregunta en dos partes: Si existen corrientes, ¿es una suerte o no que exista? o, ¿existen corrientes al estilo de las corrientes literarias bien organizadas o con propuestas estéticas formuladas concientemente?, ¿eso es una suerte o no? Es fecundo que existan corrientes. Es frecuente la tentación del manifiesto entre los escritores que sienten entre sí comunión de trabajo estético y de posiciones creativas. El hecho de que no se esté dando este fenómeno es también positivo, porque ayuda al desarrollo natural, armónico y variado de la literatura. El manifiesto a nivel de grupo tiende a crear sus leyes internas, su movimiento interno. Esas leyes influyen sobre la gente más joven que se está acercando y puede funcionar como elemento de censura hacia lo que se aparte del manifiesto; como instrumento para la censura por parte del grupo. Lo que ocurre, y de hecho podría tratarse de  otra variante del asunto, es que al acudir al taller literario, el tallerizar (ese neologismo monstruoso) una obra, puede funcionar como elemento de crecimiento, de aporte a la obra, y como elemento de restricción. Y cuando existen formulaciones estéticas coherentes, esto se convierte en una preceptiva y una retórica. En este sentido es una suerte que existan las corrientes pero que no se estructuren como manifiesto.

Luis Manuel: Una escuela puede generar academicismo de nuevo tipo que limite en cierta medida la evolución elástica del género.

Froilán Escobar (poeta, narrador, periodista): En el 66 el grupo del Caimán hace un manifiesto que creo que es el último. A esto contribuye el hecho de que se creara una publicación que correspondiera a un grupo con una posición común sobre todo en términos ideológicos. Una manera de proyectarse. Y una manera de apropiarse de la realidad que en ese momento es una poesía coloquial que trata de asimilar el habla popular, una corriente poderosa por entonces en América Latina, con antecedentes.

Luis Manuel: Eso me parece más un manifiesto ideológico que de orden estético.

Reinaldo Montero (narrador, poeta, teatrista): Yo no sabría decirte si es malo o bueno. Sencillamente no hay y creo que por ejemplo, la dialéctica de organizar, limitar dentro de una escuela, hasta como posición puede servir de acicate, es decir, en la misma medida en que a Paul Eluard le sirvió de acicate para separarse del surrealismo y encontrar nuevas líneas expresivas. Uno puede pensar que es nocivo a groso modo, y puede que sea así desde el punto de vista de la preceptiva, pero como posición podría funcionar. De todos modos, suscribiría eso. Tal vez sea mejor que no exista, pero no lo podría saber con absoluta certidumbre. Sucede también que como la vanguardia agotó, convirtió eso en moda, y nosotros estamos aún rebasando la posvanguardia…

(al final de la vanguardia suena un teléfono).

Francisco López Sacha (narrador, crítico): El hecho de que no exista estrictamente una escuela no quiere decir que no existan criterios, afinidades y conceptos que un grupo de escritores trabaja durante un período de tiempo. En el cuento, por ejemplo, hemos trabajado algunos ideas sobre el concepto de anécdota, de tema, de la imagen poética y la imagen narrativa. Conceptos que se han ido manejando en los cuentistas más jóvenes. Y eso es un elemento que no delimita una escuela, pero permite diferenciar cierta literatura de otra. En etapas, tal vez en promociones, sin que haya una preceptiva como dice Abel.

Manuel Vázquez (poeta, narrador, periodista): Tú hablas de escuela literaria. Pienso que habría que definir un poco qué es una escuela, qué es una variante, qué es una corriente, qué es un criterio dentro de una corriente o dentro de una variante. No cayendo dentro del plano preceptivista, filológico. Pero de lo que sí estoy seguro, es de que, en primera, en Cuba sí existe una escuela literaria con variantes. Con variantes dentro de una corriente. En toda la literatura revolucionaria, creo que las diferencias sustanciales no existen, sino diferencias de matices, de enfoques, de criterios, porque el fin estético y el ideológico siguen siendo los mismos, no han variado en nada. Los que varían son los métodos, los criterios, y para esto no hace falta ningún manifiesto, está hecho desde las Palabras de Fidel a los intelectuales en 1961: “Con la Revolución, todo. Contra la Revolución, nada”. Ese es el manifiesto de la literatura revolucionaria cubana. Lo otro sería divagar sobre criterios estéticos y literarios. El arte, en el mismo momento en que empieza a individualizarse, empieza a separarse o agruparse. No por gusto Eluard o Aragón se separaron del surrealismo (grito surrealista de la recepcionista: Chicha, la merienda!, clarito en la grabación) para crear una nueva corriente. Del surrealismo se desgajaron marxistas y fascistas. Eso en la literatura cubana no existe. Es posible que exista una poesía que formalmente se acerque al origenismo, pero esto no quiere decir que en el plano ideológico haya diferencias con la poesía que se acerque al grupo de la Revista de Avance, lo que no debe existir es el manifiesto. Es satisfactorio que no exista y nos debe alegrar que así sea. Una lucha intestina entre corriente literarias no haría más que medrar en contra de la propia literatura. Un grupo trataría de negar al otro. Es inevitable la lucha y se perdería una de las riquezas de esta gran corriente de que hablaba, lo que me parece lo más importante.

Abel: Tú tocaste un punto importante: Cómo se puede trabajar en los años 80 con formas acuñadas por Orígenes, y las diferencias. Porque puede hacerse una traslación mecánica y pensar que alguien que está trabajando con formas acuñadas por Orígenes tiene posiciones ideológicas similares, lo cual sería antihistórico. Un grupo que surge en el año 40, propio de una zona de la pequeña burguesía habanera, y con una posición frente a una república en decadencia, frente a la penetración norteamericana a través de los medios masivos. Pensar que pueda producirse un mecanismo ideológico similar en un joven de los años 80, que tiene una relación con la realidad totalmente diferente, sería absurdo.

(Bulla, opiniones dispersas grabadas a pedazos)

Vázquez: Los principios estéticos son salvables, porque precisamente el modo de negar dialécticamente ciertos recursos literarios es adoptar una nueva posición con esos mismos recursos (repite lo que había dicho antes, pero para qué). No necesitamos manifiestos.

Abel: A menos que se desarrolle el manifiesto como género literario. (Risas).  Con relación al manifiesto del Caimán, pienso también en posiciones asumidas sin manifiestos durante todo el proceso revolucionario. El propio hecho de que estemos escribiendo en medio de un proceso de radicalización social tan intenso, a veces otorga a las posiciones de un manifiesto el propósito de proponerse como paradigma: Yo soy el modelo de intelectual revolucionario. Eso ha ido ocurriendo, cuando tú miras la historia de la literatura dentro de la Revolución. Creo que era hasta natural que así sucediera. Grupos o individuos que se han autoproclamado el paradigma: Yo soy el intelectual revolucionario. Eso ha ido cambiando. En una época era un tipo medio sartreano, en otra, un tipo durísimo que se comía a un yankee. El modelo se ha ido modificando. Pero eso sí resulta peligroso. Cuando el manifiesto toma ese cariz, ya el otro comienza a no ser modelo, sino el pequeño burgués, el hombre de transición. Empiezan a funcionar mecanismos preceptivos que se meten (supuestamente) en el campo de la ideología. Los que gozan o disfrutan de la condición de modelo, y los que se apartan del modelo. Eso ha sido una tendencia obsesiva entre nuestros escritores durante mucho tiempo. Un día, cuando pasen los años, podremos estudiar cómo ha ido variando ese modelo. El de los años 60 culminó en el Congreso de Educación y Cultura del 68, el que siguió en los 70 y el que hasta se mantiene en los 80. No estamos libres aún de eso hoy.

Froilán: Y tiene un reducto: las antologías.

(Más risas. Muestra de que todo el mundo, o casi, sospecha de las antologías)

Abel: También.

Vázquez: Eso ha ocurrido más en la poesía que en la narrativa.

Abel: Porque los poetas son los más artistas de los escritores.

Vázquez: Es donde se han dado más esos modelos a seguir. El niño maldito de los años 60, el hipercrítico, y el puro de hoy, el que no tiene antecedentes, el producto típico del socialismo, lo cual es falso también. Un manifiesto circunscribe. Además, no nos hace falta. Digo, facilitaría el trabajo a los historiadores literarios, a los preceptivistas, pero nunca al artista. La obra primero, la preceptiva después.

Sacha: Es cierto que la obra nace primero, pero si la crítica se enfoca bien, puede  posibilitar la aceleración del proceso de una obra o de un grupo de artistas.

 

Se  ha  afirmado  que  la  Revolución  logró  suprimir   las contradicciones   entre  las  diferentes   generaciones   de escritores. ¿se cumple esto?

Abel: De hecho, crítica hay, pero lo que no hay es una relación parricida, lo que se da frecuentemente en la literatura. Hubo conatos.

Chely Lima (poeta, narradora, guionista): Más en el campo de la poesía.

Abel: Claro, los narradores no tenemos conflictos.

(Risas. Abel se lleva la palma al más gracioso)

Reinaldo: Si el parricidio se interpreta como tendencia iconoclasta, efectivamente, no. La vanguardia también agotó eso. Si saltamos la barrera de los años 40, uno se encuentra con una posición frente al fenómeno de la cultura totalmente diferente. Después de la guerra, la posición tiene que ser otra. Un fenómeno muy singular, necesariamente. Esas tendencias iconoclastas durante las cuales por poco se queman las grandes cosas, están superadas.

Abel: La revista Ciclón tiene relación de parricidio con Orígenes. Clara. Típica. Lunes de Revolución establece relación de parricidio con la tradición anterior. Estoy de acuerdo con Reinaldo en que la vanguardia llevó el parricidio hasta sus extremos sublimes…

Reinaldo: Pero todas esas cosas que ocurren en Cuba están en el marco de la lucha político‑ideológica, que es otra cosa. A lo que nos referimos aquí es a los problemas básicamente estéticos. Aunque nadie olvide lo político‑ideológico, porque eso, por nuestras venas corre. A lo que se refiere es a que yo pudiera censurar los cuentos de Cardoso. Jamás. Ni se me ocurre. Al margen de que yo no escribo como Cardoso ni me interesa hacerlo. Lo respeto y no pretendo quitarle su magisterio. Las disputas que tuvieron un acento muy político, se llevaron a otro plano, y ocurrieron entonces los grandes problemas en la esfera de la cultura. Pero es que se ha ido por vía política  a solucionar cuestiones ya no políticas. Una desviación fue eso de Lunes de Revolución, las crucifixiones. Partiendo de determinadas premisas políticas, se caía en las cuestiones culturales. Y en la cultura cubana, eso no es nuevo. Por ejemplo, la polémica entre Saco y Lasagra, que es una bronca por problemas políticos en relación al poeta, no sobre si Heredia escribía buena poesía o no. Eso siempre ha estado en la cultura cubana dando vueltas, porque la cultura cubana ha sido muy convulsa y apretada.

Sacha: Eso me parece importante, porque tal vez Alejo, en esa frase donde declara la eliminación de contradicciones entre diferentes generaciones, haya querido decir que la Revolución posibilitó la apertura de todas las líneas que venían del pasado, y en ese caso se trata de otro asunto. No hay supresión de un grupo intelectual por otro, sino apertura, pluralidad para los grupos de intelectuales. En el mismo proceso de la Revolución muchos de ellos se decantaron. Eso es otro problema. No se eliminó la contradicción, sino que sumó una contradicción más, que era cómo llevar la Revolución a la literatura. Eso fue el problema de la década del 60. Si uno compara la literatura que es, la narrativa  que se hizo entre el 59 y el 65, con la que se hizo del 66 al 72, uno se da cuenta de que hay dos maneras de ver el hecho revolucionario dentro de la literatura. Y eso obedece al nacimiento de una contradicción cada vez más auténtica, contradicción entre el escritor y el mundo que está reflejando. Esto es lo que la Revolución posibilita y al mismo tiempo genera. No suprime la contradicción, sino que nos va acercando a una contradicción más esencial. Hay algo importante: esto ocurre en ascenso hasta el 72. Llega un momento en que la contradicción no sigue funcionando así (72‑75) en el terreno de la cuentística y en buena medida en la novelística, porque salvando las piezas de Alejo y El pan dormido, de Soler Puig, no se hacen grandes novelas después de La última mujer y el próximo combate. Hay un momento de relax. En el caso de la cuentística, hasta Noche de fósforos, de Rafael Soler, en que otra vez se vuelven a acumular los fermentos de la nueva contradicción, que aparecerán después con otro ropaje. Ya no interesa a Rafael Soler si el miliciano va a enfrentarse al imperialismo o no, sino la problemática sicológica que lleva al muchacho a hacerse miliciano. La misma contradicción que antes, pero con ropaje distinto. Y aunque es hija de la anterior contradicción, la está negando, y eso es el desarrollo. Y continúa. Hay cuentos mucho más recientes sobre la épica en que la estilización es mucho mayor.

(Concluye la cara A del primer casete, prendo un cigarro, bebo un sorbo de café frío, escucho a los gatos (y todavía un español me preguntó el otro día por qué no había gatos en Cuba. Ojalá que fueran exportables) y continúo)

Daína Chaviano (narradora, guionista): No estoy de acuerdo con usar la palabra contradicción para referirnos a determinados criterios estéticos. Sí emplearía la palabra contradicción para referirme a diferencias ideológicas, pero no a cuestiones estéticas, a las diferentes visiones de grupos y generaciones de escritores. Mejor emplearía el término… punto de vista.

(Caras de no estoy de acuerdo, varias)

Sacha: Creo que en esencia hay problemas de punto de vista y de enfoque, pero también hay contradicciones. A mí como escritor, me pone en contradicción el uso, la visión de un fenómeno por un narrador de hace veinte años. Me pone en contradicción respecto a una experiencia que yo también viví. Me pone en contradicción conmigo, con el escritor, con la vivencia que yo también tuve, con lo que quiere reflejar. Leí mucho sobre la campaña de alfabetización, pero encontré poco que me satisficiera, y eso me hizo entrar en contradicción.

Reinaldo: Yo amo el vocablo contradicción y no hay por qué temerle.

Luis Manuel: Sería circunscribir las contradicciones a contradicciones antagónicas y de tipo socio‑político. La dialéctica es mucho más ancha.

Antonio Orlando Rodríguez (narrador, periodista, guionista): Tienen que existir contradicciones entre escritores de diferentes generaciones, por supuesto, del mismo modo que las tiene que haber entre padres e hijos, entre generaciones de ingenieros, carpinteros. Negación del punto de vista precedente.

Madeline Cámara (crítica, ensayista): Hay un problema de estilo y de lenguaje. Muchos jóvenes hablan de un lenguaje que huele a viejo. Hay un modo de expresarse, a nivel de lenguaje, que pasa de moda, que ya no motiva nuestra sensibilidad. Puede que ahí haya una contradicción.

Antonio Orlando: Habría que referirse a otro aspecto: influencias, lecturas, etc. ¿Qué lenguaje pasa de moda? A veces las modas pasan demasiado rápido.

Vázquez: Desde hace años analizamos un fenómeno nuevo con instrumental, con sistemas analíticos viejos. De las generaciones anteriores nosotros salvamos aquello que nos parece válido y negamos aquello que no nos sirve. Pienso que en algunos ángulos de la vida, tenemos contradicciones con generaciones anteriores. En cuanto a la individualidad, hay cosas que negar y cosas que aprovechar. Sería devanarse los sesos…

Madeline: Hay que ver hasta qué punto lo que está de moda…

(ruido ensordecedor de guaguas que dejan a Madeline al campo y de moda)

 

Alejo   Carpentier   afirmó   que   la   nueva    literatura latinoamericana  debería  ser épica y barroca, ¿cual  es  tu criterio al respecto? ¿tu experiencia personal lo confirma?

Sacha: Alejo habla también del papel del escritor como cronista de Indias. Pienso sinceramente que el artista no puede trabajar con etiquetas. El concepto de lo épico y lo barroco es un concepto elástico, que también cambia. La épica de Carpentier no es la misma que la de Homero o Tolstoi. Como también el sentido barroco en Carpentier no fue el de Lezama u otro. Tratar de ceñirlo a un problema de escuela, tendencia o matiz en cuanto a un género literario, es limitar también el trabajo del escritor. Yo puedo escribir algo ligado a la épica o no, pero como escritor no estoy obligado a seguir el papel que me marcó Lukács en La Novela Histórica, o el que me marcó Brecht en la polémica con Lukács, o el que me marque Carpentier en su último trabajo teórico. Puedo discrepar de ese patrón, desentenderme de él, en la medida que puedo trabajar en otra dimensión, y en la medida que la épica para mí no es lo mismo que para Carpentier. Pienso que él trató de presentar el problema desde el campo en que lo vio él mismo cuando se le enfrentó. Por eso cree que el escritor no tiene acceso a la tecnología contemporánea y lo mejor que puede hacer es dedicarse a hacer la crónica. No estoy de acuerdo con eso y pienso que el novelista puede acercarse al mundo tecnológico y al cotidiano de hoy, sin restringir su papel al de relator de acontecimientos. En cierta medida, siento una normativa en el criterio de Carpentier, y no la comparto. Pero está contradicha por lo otro. He leído cosas, como Palinuro de México, que no es épica y tiene un barroco muy distinto. No creo que se proponga precisamente ser barroca. O Un mundo para Julius, de Bryce Echenique, que no tiene ni de épico ni de barroco. Una proposición estética completamente distinta. Y son obras excelentes, que abren campos.

Vázquez: Toda vez que se hace un planteamiento absoluto, se corre el riesgo de que a uno le digan que no. Pienso que la literatura latinoamericana deberá ser como la vamos a hacer los latinoamericanos: épica, lírica, barroca, como la hagamos. Nadie puede ponerse en posiciones de dómine. Eso es como alentar el arte por encargo. Una función esencial del artista es ser libre y enseñar a ser libre a los demás. Si se deja normar, estará perdiendo su visión del mundo, su punto de vista.

Abel: No estoy de acuerdo con esa profecía, pero pienso que lamentablemente se está cumpliendo, y precisamente en la que se está divulgando más. Me parece que en la línea del barroco, la literatura latinoamericana, incluso en creadores de alto nivel, ha creado una retórica para gustar a ciertos editores, a cierto público, sobre todo un público europeo. Y eso ha desembocado en que se haga una novela comercial de alto nivel, pero que no deja de ser comercial. Lo que empezó siendo una búsqueda en las raíces latinoamericanas, una búsqueda profunda, incluso en  gentes de gran talento se está convirtiendo en algo para gustar. Novelas muy complacientes en sentido general. El lector europeo sale, después de una experiencia telúrica, hasta fálica, barroca, volcánica, mejor preparado para enfrentarse a su mundo seco, árido, organizado, perfecto, computadorizado. Nosotros le aportamos al lector europeo esto que no es más que una versión de las mulatas, los bongoes y las maracas, con un alto nivel de elaboración. Y lamentablemente, gente de gran talento, gente capaz de hacer una literatura genuina. Están ganando un rollo de pesos y han descuidado las búsquedas que levaron a la literatura latinoamericana a los grandes planos  de la literatura mundial. El barroco, concebido en términos de retórica, no da para mucho más. Por ejemplo, es difícil ir más allá de Palinuro, una novela que cierra…

Sacha: Una especie de canto de cisne.

Abel: Como los cisnes de Darío en cierto momento fueron el símbolo de una gran renovación y después los pusimos en la sala de las casas kitsch. El barroco, que comenzó siendo una búsqueda, terminó siendo lo que gusta, lo que buscan los editores, lo que paga bien. Hay todo un “al modo de García Márquez”, “al modo de Lezama”, etc. Uno se encuentra todo eso de nuevo, repetido hasta el agotamiento. En el fondo es comercial, porque se ha perdido el reto que significa la literatura. Un reto con lo desconocido. Un reto implacable, diario. El reto que empezó con Cortázar, con el primer García Márquez, con Paradiso, ya es un reto con bastantes cosas conocidas y fáciles. Después esto lo podemos revisar, para atenuar algún adjetivo y…

(Risas más o menos malignas de la concurrencia)

 

La experiencia de la nueva cuentística cubana, ¿confirma  el postulado  de  que es necesaria cierta  distancia  entre  el hecho histórico y el hecho narrativo?

Vázquez: ¿Qué es nueva cuentística?

(Guaguas y más guaguas que pasan. Guaguas en conserva dentro del casete)

Sacha: Para mí, la nueva cuentística empieza en el 66 e incluye a todos los nuevos narradores: nosotros seríamos como una segunda promoción, un segundo aire de esa cuentística. Esto es un problema serio. En algunos casos sí ha sido importante para mí la distancia histórica entre el suceso y lo que escribo. En otros casos, no. Al cabo  de dos meses puedo referirme a cierto hecho. Para mí la novela sí necesita tomar distancia. Puede que con ella sea más válido. El cuento es como una ventanita que uno le abre a la realidad, y esa ventanita se puede abrir en el mismo momento que el hecho está ocurriendo. La novela es una habitación completa. Llenar una habitación implica, en cierta medida, un poquito de distancia, aún cuando el argumento esté centrado en el mismo proceso histórico que tú estás viviendo.

Alberto Serret (poeta, narrador, guionista): En nada se deben hacer esquemas. Atenta contra las posibilidades de cualquier creador. Hay casos en que uno necesita distanciarse; en otros, no. Sale espontáneamente. Si uno lo violenta, deja pasar el momento, no lo enfoca bien o lo enfoca distorsionadamente porque uno ha cambiado o porque ya no le interesa, la obra no cuaja. La madurez no siempre va a favor de la obra. Un hecho que uno en cierto momento podría tratarlo con intensidad, ya a los dos años no importa, porque tienes otros intereses vitales y perdiste la oportunidad. Lo que ocurre con frecuencia es distanciarse algo primero (o mucho), y después crear.

Sacha: Eso de que la madurez no va siempre a favor de la obra, es casi un axioma. El propio Alejo decía que a veces se presentaba la oportunidad de escribir de una cosa, y cuando ese momento pasaba, la cosa se enfriaba y al escritor ya no lo urgía la necesidad de tratar el tema, ese deseo obsesivo. Stefan Zweig, en su texto sobre los maestros, en la parte de Rodin, cuenta como, durante su conversación con él, al escultor le llegó el momento de modificar cierta estatua y abandonó la entrevista. Aprendí la lección que me faltaba —cuenta Zweig—:  cuando llega el momento en que el estado de ánimo está dispuesto, hay que acometer el trabajo. Y eso ya no tiene que ver con la distancia con que uno enfrente el hecho narrativo. Sería una tercera posición, el problema del momento de creación.

 

En   caso  contrario, ¿corremos  el  riesgo   de   conferir trascendencia  a  hechos  circunstanciales, de  hacer   una literatura de circunstancias? Relación entre universalidad y regionalismo

Vázquez: Cuando se hace la obra con cierta inmediatez histórica, el único riesgo que se corre es el de la pasión. El apasionamiento, avalado por un rigor artístico y por un conocimiento profundo de los recursos y del hecho en sí, permite correr el riesgo. Puede que sea intrascendente, puede que no. El temor al juicio de la posteridad, que lo cojan otros. Yo, a lo sumo, como pobre ser humano, puedo equivocarme veinte veces o puedo no equivocarme. En cuanto a lo universal y lo regional, esto es una discusión tan vieja. Pero yo creo que en París, en Londres, en Morón, en Macondo, en La Habana, el hombre es siempre igual, con las mismas virtudes, defectos, problemas. Si se logra aprehender esas esencias del hombre, se logra universalizar. El hecho de que la obra sea concebida en tal o cual lugar, no es lo que le da la universalidad. Si se logra será a partir de lo consecuente que se haya sido con el hombre.

Abel: En el momento de crear uno no puede pensar en una obsesión universalista. Eso hace daño.

Froilán: Se parte de una literatura que fue universal en un momento dado, o que lo es. Y que hay que imitarla para ser universal. Y eso es un error. Ciertas tendencias, por ejemplo, de la literatura latinoamericana, que en su momento ocuparon un lugar alto, pero que se empezaron a repetir.

Serret: Es cierto. Me cuesta mucho trabajo pensar si una obra que estoy escribiendo es universal o no. Sí pienso que es muy importante tener en cuenta antes de abordar cualquier temática y cualquier circunstancia, el concepto, la cosa esencial que uno va a tratar —amor, muerte, traición, vida, etc.—. Es vital. Si uno trata el concepto amor, que es universal, en la circunstancia específica  pero sin perder el hilo del discurso —hablamos del amor suceda lo que suceda y no de otra cosa—, eso va a ser universal.

Daína: Es un problema de la esencia del conflicto; independientemente de que el hombre viva en un iglú o en una choza de hojas de plátano. Si tomas determinado conflicto y no te pierdes en divagaciones localistas, no debes perder universalidad. Pero hasta la obra se malogra en caso contrario.

Madeline: La universalidad es algo que tiene que ver con el fondo del alma de cada cual. Buscar la universalidad en la época o en el sentimiento común, es falso. La verdadera universalidad está en el desgarramiento, en la sinceridad del individualismo. Y aunque el individuo es parte de la época y habla de ella desde sí mismo, ahí es donde reside la verdadera universalidad. Y eso está en todas las grandes obras: Dante, Shakespeare son universales, incuestionablemente lo son. No debemos tener prejuicios por las clasificaciones. Cuando tú buscas esas obras, te das cuenta que los conflictos de su época, los que nos siguen haciendo pensar, siempre han sido dichos desde la voz interior del narrador, desgarrados, siempre han sido un poco confesiones en el sentido de su verdad. Buscar la universalidad a modo de juicio de sus contemporáneos o de la posteridad, es un engaño, porque entonces estás como componiendo tu época para después juzgarla. Y si lo das desde adentro, no estás componiendo nada. Estás un poco en el sentido de confesión. Y está lo que cada individuo reconoce, lo que cada individuo se propone al juzgar su época, juzgarse a sí mismo.

Daína: No es tanto un problema de sinceridad, sino de cómo el hombre va a coger la esencia del asunto. Un conflicto local llevado a universal por aprehender la esencia.

Madeline: La actitud del creador debe ser la de sincerarse consigo mismo, y lo demás es talento sencillamente. Y oficio. Porque hay que hablar, claro, del resultado. De nada vale desnudarse, en términos de sinceridad, si no hay talento, oficio. Pero lo principal es esa actitud.

Abel: ¿No estarás proponiendo una estética romántica? Pienso que puede haber un gran hipócrita que llegue a ser universal, si tiene un enorme talento. No es un problema de sinceridad. Creo que hay un elemento neorromántico en eso que estás lanzando. Talento que cuaja inesperadamente, creo que es eso. Ahí funcionan otros mecanismos.

Madeline: Eso de que hablas es después del acto de creación. Pero el acto es esencialmente un desgarramiento. Ese querer decir las cosas. Después vienen las diferentes formas de enmascarar eso. O ser abiertamente romántico y dejarlo así mismo, o cubrirlo con eso que tú llamas hipocresía y que Brecht llamaría distanciamiento, otros, el absurdo, y otras etiquetas. Quien de ese modo hace literatura puede ser igualmente universal que el otro, pero la actitud primera, la que supone el verdadero arte, es la sinceridad.

Abel: ¿Quieres un tipo más sincero que Salieri? Sinceridad y un talento enorme. Destierra la idea de que Salieri era un mediocre. Sólo necesitó un  taller literario que le dijera que era un gran crítico. Veía más lejos que Mozart sus propios resultados. Mozart no se daba cuenta de que estaba hablando a Dios. Crítico universal y genuino, y de una sinceridad desgarradora.

(Larga conversación cortada por chirridos, teléfonos y guaguas, sobre Salieri, Mozart, Milos Forman y …)

Vázquez: Froilán decía una cosa y yo acabo de hacer una pequeña lista. Acerca de las esencias y lo universal. La autenticidad, la honradez artística, propician este ambiente. Pero analicemos un tema americano: el tirano. Valle Inclán empieza con Tirano Banderas; lo retoma Miguel Ángel Asturias, con El Señor Presidente; Roa Bastos, con Yo, el supremo; García Márquez, con El otoño del patriarca; Carpentier, con El recurso del método; Jorge Zalamea, con El gran Burundú Burundá ha muerto; Lisandro Otero, etc. ¿Todos van a alcanzar la universalidad? Si uno de ellos logró las esencias del tirano, ya lo dirá la posteridad.

Luis Manuel: Cuando yo escribo, escribo ante todo para mí mismo, y hurgo hasta la última coma, hasta el último adjetivo, de modo que lo que yo escribí me haga sentirme satisfecho (aunque mañana u hoy mismo por la tarde le encuentre nuevos defectos y así, como el cuento de nunca acabar). Creo que así le pasa a muchos. No pienso en ese momento, no puedo pensar en la gente que va a leer lo que he escrito. Y si pienso, pienso después, no en el momento de hacerlo. Eso lo digo a propósito de la pregunta:

 

¿Tiene el autor obligaciones con el lector?

Serret: Creo que sí. Si uno aspira a comunicarse, una de las cosas que uno tiene que tener en cuenta es cómo hacer llegar las cosas que uno hace; los mecanismos que debe usar para llegar a él. El problema de la autenticidad es otra cosa. Uno es auténtico de acuerdo a cómo enfoca su propia obra. Uno se sienta a escribir con sinceridad, y haga la concesión que haga al lector, uno es sincero, lo que tomando en cuenta ciertos mecanismos que permiten la comunicación con el lector. Si al lector le gustan los diálogos, ¿por qué razón me debo aferrar, por mi gusto, por angustia mía con la creación, a la escritura en bloque? Si me doy cuenta que el lector lo que necesita es el diálogo, debo esforzarme por conseguir un diálogo fluido, agradable, comunicativo, intenso, y no ceñirme a ciertos esquemas por comodidad. Una de las labores del escritor es comunicarse, y mientras a más gente llegues, mejor consigues tus objetivos.

Antonio Orlando: Hay una obligación fundamental en mi caso, que es no aburrir. La comunicación es importante, lo que yo quiera decir, la literatura es importante; pero no se debe hacer víctima al lector de nuestros afanes esteticistas, de nuestras masturbaciones literarias. A mí en esencia me interesa no aburrir al lector. Si puedo escribir un cuento delicioso para mí, pero que aburra al lector, es una reverenda basura. Y eso no quiere decir entregar cosas premasticadas para lectores seudointeligentes. La literatura, entre otras cosas, es un juego, y el escritor y el lector tienen que ser cómplices. La única regla de ese juego es no aburrir, contar una historia. No resisto los cuentos en que no se cuenta nada.

Sacha: Me parece una pregunta muy sabia y me preocupa. Pienso como Cortázar cuando escribió un ensayo brillante sobre el cuento y decía: De los diez puntos que Horacio Quiroga instituyó, sólo uno es imprescindible: Cuando cuentes una historia, piensa que esa historia sólo le interesa a los personajes que toman parte en ella. Yo escribo bajo ese principio.

Luis Manuel: “…ese es el único modo de lograr la autenticidad”, concluía Cortázar.

Serret: Pero ese es un esquema, igual que el decálogo.

Sacha: Yo no digo que sea un esquema o no. Sólo lo anoto porque me sirve en el orden personal. Cuando escribo una historia, no pienso en el efecto que la historia puede causar, porque si pienso en eso la empiezo a fabricar para que la historia sea gustada, sea leída, vendida. Pero la historia interesa, fundamentalmente, a los que participan en ella. Años atrás Stanislavski hizo un descubrimiento muy fecundo sobre eso: Cuando yo miraba a un actor en escena —decía— me daba cuenta de si ese actor estaba mirando al público o preocupado por el problema que tenía que resolver en escena. Cuando se dirigía actuando hacia el público, sólo conseguía que el público se arrellanara en el sillón y se hiciera servir como un gran señor; mientras que si pensaba en el problema que tenía que resolver en escena, toda la atención se centraba en él. Hay dos principios ahí que yo tomo en cuenta. No puedo escribir fabricando nada, y por eso no puedo escribir pensando en un lector que no conozco. Estoy pensando en la historia que cuento. Si la historia llega a ser tan verosímil que interese al lector, entonces habré cumplido con un propósito. Pero no lo puedo pensar de antemano ni decir: el lector me obliga. La obligación está situada en otra esfera: me obliga mi cultura, me obliga la historia de mi cultura y la cultura de mi pueblo, pero no me obliga ningún lector hipotético o un momento de lectores.

Froilán: Si se piensa en un lector, se debe pensar en el nivel de un lector, y por ahí se puede llegar al populismo. Es un esquema más. Hay que pensar en el lector de más abajo, y en ese caso puedes hacer tremendas concesiones, una literatura facilista. Uno escribe, en primer lugar, para uno. Estoy de acuerdo. Y ahí está tu cultura, lo que sabes y lo que no sabes. Pero no se puede escribir de modo prefabricado: Voy a escribir para un lector de preuniversitario…

Chely: Alberto no creo que haya querido decir eso, y yo estoy de acuerdo con él, con Tony y con Sacha. En mi caso, me fijo en todo. No divorciarme  de nada ni ser partidaria acérrima de nada de eso. Es mi norma. Uno escribe su historia y primero la cuenta para sí, pero considerando que se la va a contar a alguien que no es uno. Cortázar y Quiroga también lo hacían. Ahora tú, Serret, defiéndete.

(Risas y frases cortadas: Dale, Dale…)

Serret: No me entendieron. Lo que quise decir es que uno tiene que tener siempre en cuenta los mecanismos de comunicación. No es prefabricar de acuerdo a los intereses del lector. Pero son fundamentales los mecanismos de creación. Lo demás lo pide la obra en sí.

(Estrépito y frases: Mira, por fin vino el té)

Luis Manuel: Estoy de acuerdo en que debes tener en cuenta una serie de elementos que te permiten la comunicación con el lector, pero eso tiene que estar implícito en ti, tiene que formar parte de tu cultura, tus deseos, tus temas. No puedes pretenderlo. No puedes tratar explícitamente de comunicar, como premisa, como postulado. Tratar de comunicar así puede implicar la artificialidad de esa comunicación.

(Claxon estridentísimo)

Abel: ¿Ya escogieron su lector?

(Sacha ríe. Los demás también, pero la risa de Sacha es la más explícita)

Daína: Hay varios niveles de creación. Uno parte de una historia que quiere contar. A partir de ahí, uno cuenta la historia, se masturba con ella si quiere, pero antes de sentarse a escribir, incluso, uno dice, ¿qué quiero decir a la gente con este cuento? ¿De qué te ríes?

Luis Manuel: Después te cuento.

Daína: ¿Qué cosa?

Luis Manuel: Como se hablaba de manifiestos, no sé si ustedes van a hacer alguno sobre la masturbación literaria.

(Risas)

Froilán: Están reuniendo elementos.

Daína: A partir de esa experiencia (alguien pregunta ¿cuál? Nuevas risas) que puede ser muy vivencial, uno se plantea otro nivel de creación, más racional quizás, a la hora de escribir. Entonces uno cuenta eso que ya elaboró, intuitiva y conscientemente, del modo que uno lo siente. Después viene otro plano de elaboración: Esto que yo quise decir, ¿cómo se puede entender mejor?

(Más guaguas. Motos)

Chely: Siempre, cuando voy a teorizar, al final tengo la impresión de si no habré hablado mierda. ¿Hasta qué punto cuando uno habla de estas cosas con tanta seguridad, no estará hablando mierda? Porque en definitiva, eso es una cosa de cada autor, del más o menos oficio que tenga. Hay gente que escribe pensando en comunicar con los demás, y no les sale nunca.

(Carcajada de Sacha)

Daína: ¿Qué dijo? ¿Qué dijo?

Chely: Gente que escribe sin pensar en comunicar y lo transmite todo. Creo que eso va en el grado y el oficio, en la manera de contar y … Yo todos los días descubro una cosa nueva, y después me entero de que descubrí el Mediterráneo. Pero para mí era nuevo. A lo mejor dentro de dos años me doy cuenta de que eras tú el que tenías la razón. Pero no es mi verdad hasta que yo no la descubra.

Abel: Chely tiene razón, y quizás lo que estamos grabando aquí no sirve para nada. Pero siempre que uno reflexiona así, no puede evitarlo. Yo quisiera suscribir algo que está en las palabras de Chely: hay un sentido de la responsabilidad ante el lector, ante la época, que es paralizante, negativo. Cuando se convierte en una obsesión y cada palabra es un paso que hay que meditar muy bien para no corromper a las nuevas generaciones, o no afectar la imagen de la Revolución en el extranjero. Pero hay una responsabilidad que nadie aquí ha eludido. Todos sabemos que la literatura es comunicación, porque si no, ninguno hubiera ido a ninguna editorial, ni nos hubieran citado aquí. Estaríamos solos, escribiendo La montaña mágica, trancados en un sótano y disfrutando nuestra obra como unos locos. Evidentemente, eso no… (Se acabó la cara del casete) …existe responsabilidad social en ese acto. Y para ese acto no existe ningún decálogo, ninguna preceptiva, ni siquiera la de Antonio Orlando, porque quizás el está desviando su gran talento de hacer una gran literatura aburrida, porque puede haberla grande y aburrida. El aburrimiento es una palabra extremadamente relativa. No podemos obsesionarnos con hacer una literatura que tenga determinado ritmo, gancho, aunque Borges decía que la literatura es placer y cuando deja de ser placer, no hay que hacerle ningún caso. Y Borges no leía novelas, no las resistía. A veces nosotros teorizamos inútilmente (coincido totalmente con Chely). Con los eventos, ponencias, diálogos públicos, etc., el escritor se ha vuelto un animal representativo. Escritor es el que va a los eventos, a las ponencias, el que va a ciertos lugares y representa ser escritor. Tiene ese papel social de representar ser escritor en un contexto social como el nuestro. Y entonces, el acto íntimo, solitario, el genuino acto de la creación, se nos pierde dentro de ese oropel que hemos ido creando. Y es un acto sinceramente personal. Incluso, la idea del taller que es tan bella, esa idea con la que no estoy absolutamente en contra, la idea de prospectar el talento dondequiera se halle, también está adulterando ese acto del artesano frente a la palabra. Esa experiencia tenemos que pensarla de nuevo en esos términos. Escritor es el que escribe, solo, frente a la palabra. Y todo lo que hablemos aquí, efectivamente, a los efectos de ese acto, no sirve. Si por consenso acordamos que cada vez que nos sentemos a escribir, hay que pensar en el lector, eso a la hora de trabajar, no nos va a servir de nada. Durante años hemos hecho mucha crónica social alrededor del escritor, hemos debatido tanto, hemos hablado tanto, que perdemos de vista el carácter de ese trabajo esencialmente individual. Las etiquetas desnaturalizan la esencia de este trabajo. El otro día me invitaron a una cosa en el parque frente al pre del Vedado, y allí había niños, jóvenes que no sé bien qué relación tenían con la literatura. Y a mí me presentaron como un escritor, un tipo que escribe cosas. ¿Y qué uno puede hablar en ese caso? Generalmente se habla en términos externos. Yo recuerdo un encuentro provincial de talleres literarios donde llegó un poema contrahecho, una especie de Frankenstein. ¿Qué había pasado? Le habían venido haciendo críticas desde la base y la muchacha arrancó todo cuanto le dijeron que era malo. A pesar de todo conservaba el aroma, la sombra de  lo que en sus orígenes debió ser un poema muy interesante, y eso ocurre a veces, después de haber socializado hasta el extremo la actividad del escritor. Porque la mayoría de la gente que encontramos en los eventos, no escriben nunca. No se habla de qué estás escribiendo, sino de si aparecí yo en la lista o no. Mira, éste no me incluyó en la antología, y así. A veces hay que volver a la idea de que esto es un acto personal y también un acto de comunicación.

Vázquez: Mira…

Daína: No, espérate, me tocaba a mí.

Vázquez: Adelante, las damas primero.

Daína: No, es que a mí me tocaba.

Abel: Eso es feminismo.

Luis Manuel: Déjate de caballerosidades conmigo.

Daína: Estoy de acuerdo con Abel salvo una cosa. Cuando Tony hablaba de la literatura aburrida, no es que se trate de trabajar sólo bajo ese precepto. Pero como uno de los preceptos, sí. Yo trabajo bajo ese precepto.

Chely: Todos.

Daína: A lo que me refiero es a esa literatura del tipo que se mete dentro del escaparate y entonces el escritor, seducido por su propia verborrea, describe el escaparate, las maderas, los clavos, el hierro, la mina de donde salió el hierro. Y hasta diez páginas después uno no se entera de qué carajo hacía el tipo dentro del escaparate. Me adhiero a lo que decía Tony. Uno tiene que tener un mínimo de coherencia con la literatura y con el lector.

Madeline: El problema es que lo que se escriba funcione dentro de la obra.

Sacha: Y entonces, Joyce…

Luis Manuel: Eso es como una enfermedad venérea, no un …

(Algarabía general)

Vázquez: Voy a dar cuatro criterios: UNO: Yo no creo en esquemas. DOS: Sí creo en las leyes generales del arte. Y por eso el  arte tiene tres momentos —cuando uno falla, falla la obra—: el momento estético, el cognoscitivo y el ideológico. Si a Abel le falla el estético y la obra no divierte (no causa placer), no funciona. Por otra parte, el momento de enfrentar la obra artística tiene tres planos: el momento de la creación, durante el cual uno no piensa en el lector ni en nada, sino en soltar el paquete, en librarse. El segundo momento, es el método de creación: cada uno tiene el suyo. ¿Toman en cuanta al lector? No, sino la funcionalidad de la obra. La relación autor‑lector viene a ocupar un tercer plano. Yo no escribo para mí en el plano social, pero en el plano particular y de funcionalidad de la obra, sí escribo para mí. ¿Por qué? El río no tiene la obligación de darme agua a mí, pero yo sí tengo la obligación de beber. Sacha no tiene necesidad de escribir para mí, pero yo sí tengo la necesidad de leer lo que él escribe. Por tanto, él tiene la misma obligación del río. No es que Sacha sea un elegido, sino que tiene lugar una relación propia de la sociedad, que es la que nos obliga, en ultima instancia, a tener en cuenta un público.

(Faltan dos cosas de las que iba a decir, pero no las dijo)

Serret: Lo que funciona es la relación escritor‑lector o viceversa. A mí me puede preocupar, en última instancia, hacer una literatura divertida, pero, a su vez, como escritor, puede interesarme el mamotreto donde otro escritor narre todo lo que tiene el escaparate, es decir, no se puede plantear esto esquemáticamente.

Froilán: A veces el acercamiento con el lector se convierte en un nexo. Y pienso en Manuel Puig, que usa el lenguaje folletinesco, pero esto no excluye al que trate de lograr satisfacerse sólo a sí mismo y de ese modo haga una obra trascendente, donde estén depositadas una serie de informaciones que hacen que lo que tú hagas llegue al lector.

Antonio Orlando: Cuando tú pasabas el papelito (a todas éstas, no me acuerdo qué papelito era), yo pensaba que mi lector yo lo escojo, y es el que se corresponde con mis intereses como lector. Al valorar la reacción de un lector hacia un cuento, estoy basándome en mi propia reacción. Porque el primer complacido, tengo que ser yo. Y si a mí me aburre, al lector que yo escogí también le debe aburrir. Y hablo no de entretener, sino de interesar. E interesar no es fácil, como no interesante no quiere decir difícil. Puede ser viceversa. Y en cuanto a los decálogos, yo obvié el de Quiroga cuando leí que no se debe empezar a escribir sin saber hacia dónde va el cuento. Y como yo muchas veces al sentarme a escribir, no sé ni de qué va a tratar, y entonces no podría ser escritor, decidí obviarlo.

 

¿Puede  la  índole particular de los conflictos  en  nuestra sociedad  y su reflejo en la literatura, convertirse  en  un foco de interés —o, por el contrario, de desinterés—  para los lectores del resto del continente?

Antonio Orlando: En parte eso se tocó cuando se habló de universalidad y regionalismo. El que los problemas nuestros se hagan interesantes o no, depende de cómo escribamos.

Abel: Sobre eso que acabas de decir: a veces creemos que despertamos el interés con un tema, y ningún tema en sí es interesante. Puedes escribir sobre el tema más apasionante y que el resultado sea desastroso. El tema no es una jerarquía literaria. Incluso en estas ponencias de que hablábamos, se hace una clasificación por temas a pesar de no ser una jerarquía, aunque a veces funcione en esos términos. Esta es una obra importante, no porque trate tal tema, sino porque lo trata bien. La Guerra y la Paz no es importante porque trate ese tema, sino por el modo que lo trató Tolstoi.

 

¿Puede el escritor cubano llevar una vida ciudadana  activa, trabajar  para  su  sustento y dedicar a  la  literatura  el tiempo necesario? ¿en qué medida es útil para la  literatura el trabajo extraliterario?

Serret: Nosotros estamos desvinculados laboralmente, pero nos estamos arriesgando. El que tiene mujer e hijos que mantener, por lo general no puede arriesgarse, porque la literatura no  da lo suficiente para comer. Tenemos que hacer, de todos modos, un doble trabajo.

Antonio Orlando: Yo estoy trabajando para la TV, desvinculado. Por un lado manejo mejor mi tiempo. Pero eso es una curita. Y no es solución para mayorías. Por favor, no sigan renunciando al trabajo, que nos van a poner la cosa mala en la TV con la competencia. Yo estuve diez años durante los cuales la situación de falta de tiempo para escribir era realmente insostenible. Quizás a un profesor, a un editor, a un periodista le quede más tiempo. Yo no creo que el trabajo extraliterario sea generalmente útil. Pienso que, en general, su virtud estaría en el vínculo con la sociedad y de hecho, esté uno o no  emplantillado en un centro, eso no lo desvincula de la sociedad.

Daína: En mi trabajo me veía obligada a hacer tareas que no tenían nada que ver conmigo ni con mi trabajo. Escribir para la TV creo que me ayuda, pero eso no es una entrada fija.

Serret: Es una economía de subsistencia. Ir rapiñando el peso para comprar lo mínimo.

Daína: El trabajo extraliterario puede aportar o no según el caso. Lo que sí es imposible en Cuba es desvincularse de la vida del país: uno coge guaguas, hace colas, etc. Y ser escritor es un trabajo, aunque no sean tratados del mismo modo que los actores, bailarines, artistas plásticos, músicos, es decir, del 80‑90% de los artistas que  viven de su arte. Los escritores, aunque trabajen madrugada tras madrugada después de su jornada laboral, se ven obligados al doble trabajo.

Sacha: Esta pregunta a mí me desquicia. Yo me considero un escritor aficionado. Trabajo como docente; por suerte, a gusto. El problema no es el tiempo, sino el tiempo de la creación. A veces tengo una semana sin clases, pero ninguna idea en la cabeza, ningún deseo de escribir. Creo que esto se tiene que resolver de manera estatal, porque indiscutiblemente ser escritor es una profesión como cualquier otra, y requiere de una atención y de un tratamiento. El que un escritor vaya a su casa a escribir, no lo desvincula del mundo. Ese es un planteamiento ingenuo. Está sindicalizado, tiene la UNEAC, el núcleo del Partido o la UJC, el CDR, las Milicias de Tropas Territoriales, la Federación de Mujeres. Todo eso lo mantiene vinculado a la sociedad en que vive. Nadie en Cuba puede aislarse en una torre de marfil. La realidad te golpea a las puertas de tu casa. Las becas para escribir son sólo un paliativo. Se han dado muy esporádicamente. Me parece una medida buena que permite a algunos dedicarse temporalmente a escribir, pero es sólo eso, una solución temporal. Yo no puedo dedicarme a la literatura, porque por un cuento me pagan cuarenta pesos, sea bueno regular o malo. Y por un ensayo, 60. Si me demoro cinco meses en escribir un ensayo, como ocurre, me muero de hambre. Hasta ahora la literatura se ha desarrollado a pesar de, pero si queremos que continúe, tenemos que solucionar el conflicto de manera socialista.

Luis Manuel: Siempre le saldremos más baratos al estado que el equipo nacional de béisbol.

Vázquez: El hombre se dedica completamente a una cosa o sigue siendo un diletante en todas aquellas cosas a las que se dedica. La limitación básica del escritor en Cuba es el tiempo que tiene que dividir, para mantenerse. Los derechos no garantizan el dinero suficiente para escribir otro libro, porque las tasas son muy bajas. Ni aunque las tasas fueran altas, y un libro de 500 páginas alcanzara para mantenerte modestamente cinco años… Porque como el proceso editorial es tan lento, tendrías que esperar cinco años más para que se publique y cobrar entonces lo que te hubiera mantenido los otros cinco años. Por tanto, tampoco puedes.

Froilán: Y lo paradójico es que si alguien te lo ilustra, gana mucho más que tú por hacer el libro.

Sacha: Carpentier cobraba 16 pesos por cuartilla, y el ilustrador, 50 por ilustración.

Vázquez: Otro problema, ¿cuántos centros de información literaria tenemos en La Habana? Tres o cuatro, y es en Cuba un lugar privilegiado. A veces pasas más tiempo tratando de conseguir la información que consultándola. En Bulgaria el escritor, en cualquier centro de trabajo, labora cuatro horas. Es una solución. El bailarín, el músico, el actor, son muchas veces no creadores, sino ejecutantes. Son más fácilmente medibles, se pueden asalariar, recaudan de inmediato. Pero los creadores no se pueden asalariar. Hay que buscar un método que resuelva esto. No quiero que me pongan un sueldo.

Sacha: Silvio compone una canción, la ejecuta, la transmiten cincuenta veces por la TV, la canta él cincuenta veces, la transmiten cincuenta veces por radio, hace el disco, y todo lo cobra, desde la creación hasta la última ejecución. Yo publico un cuento en una revista, y ya no puedo publicarlo en la otra. El cuento se consume en una edición. Y allí está la diferencia entre los medios de divulgación de la obra de distintos creadores y las tradiciones que tienen esos medios. Claro, en otros países el escritor por lo general tampoco vive de lo que escribe. Mientras no sea una gran figura.

Vázquez: Esto históricamente siempre ha sido así, pero no tiene por qué seguir siendo así.

Sacha: La obra artística en sí no tiene valor de cambio, sólo valor de uso. Y el tiempo de la creación es inmedible. Tú te demoras un año y yo diez. No puede ser un trabajo tarifado como un vinculado cualquiera. Por suerte o por desgracia. Desde hace años ha aumentado enormemente la cantidad de escritores, como es lógico durante un proceso de desarrollo. La Revolución lo propició, pero al tiempo que satisfacía una necesidad, creaba otra, como implica cualquier proceso de desarrollo.

 

¿Es beneficioso acercarse a la creación literaria armado  de una espontaneidad (inocencia) cultural o de una  premeditada (sólida) cultura?

Vázquez: Hay artes que permiten el primitivismo. La literatura no. Hay que estar preparado de todos los modos.

Sacha: Un escritor debe ser esencialmente un hombre culto. El problema de la espontaneidad es otra cosa. Cuando tú te enfrentas a un problema nuevo, tienes toda la inocencia de un niño. Tu acervo sólo te sirve para saber que ese problema te desarma. En ese sentido hay un  grado de inocencia o de ingenuidad, pero tienes que ser una persona culta.

Froilán: Se dan poetas naif, con bajo nivel de escolaridad, y pienso en Eloy Machado. Y quizás eso que puede suceder en la poesía, es imposible en la prosa, que exige un conocimiento, un dominio de técnicas.

Daína: Quizás lo que sea prescindible es la sólida cultura. Creo que mientras  más cultura tengas, más fácil es, más fácil resulta el trabajo creativo, pero no es tener una cultura davinciana.

Luis Manuel: Rómulo Gallegos afirmaba que una gran cultura es nociva al narrador, porque lo predisponía a la hora de enfrentar el hecho narrativo. Antes que apoyarlo, lo prejuiciaba. Le impedía enfrentarse al hecho de una manera espontánea.

Daína: Eso depende del escritor. Carpentier es Carpentier por su cultura. Otro escritor quizás no necesitara eso. Podría ser más inocente, más espontáneo.

Antonio Orlando: Pero es maravilloso encontrar literatura inocente, como de cosa recién descubierta, escrita por alguien de gran cultura. No hay que desdeñar la inocencia.

Sacha: Un hombre de letras es básicamente un pensador. Pero de hecho la ingenuidad está ante lo que descubre. ¿Tú quieres una novela más ingenua que El reino de este mundo? Ingenua en el mejor sentido de la palabra. El prólogo mismo te dice el asombro de Alejo cuando se enfrentó con ese pasado, con ese mundo. Todo lo real‑maravilloso parte de un gran asombro ante una América inédita para los hombres de su generación. Y ese asombro está, “ingenuamente”, con una gran cultura detrás, pero con frescura en el manejo de esto. En El acoso hay un trabajo bien artesanal, bien culto, para colocar la sinfonía de Beethoven, de modo que ni siquiera un hombre tan culto como él escapa a la ingenuidad, que no es más que la respuesta frente a las cosas que descubre. Y si la literatura es un viaje a lo desconocido, el escritor siempre está descubriendo. Para ir a descubrir, sí tienes que tener las herramientas de la cultura. No puedes botar las herramientas, un mínimo de herramientas necesarias.

Vázquez: Aceptar la afirmación sería aceptar que la cultura hace que el hombre pierda su capacidad da asombro. Eso es falso. El hombre puede asumir una actitud más ingenua  cuanto más preparado está para ello. Pienso que el mecanismo es al revés. Exupery, cuando hace El Pequeño Príncipe, por ejemplo. Ese libro tan “candoroso”. Pero Exupery era un hombre de una sabiduría extraordinaria. Los enciclopedistas, los renacentistas, tampoco. Mientras más culto el hombre, más sensible.

Daína: Tampoco. La cultura no implica sensibilidad.

Vázquez: Tampoco la niega.

Chely: Gallegos parte de un mundo completamente distinto al nuestro.

Luis Manuel: Carpentier decía que los novelistas hasta Joyce y Proust habían logrado aprehender su tiempo, lo dominaban, y cita el ensayo de Montaigne sobre los coches. Decía que en este momento, dado el desarrollo de la realidad, el novelista es cada vez más relegado por su tiempo. Lo cuestiono en dos sentidos: No creo que los novelistas se hayan enseñoreado nunca de su tiempo, y que sí existe la posibilidad para el escritor contemporáneo de adentrarse en  la realidad tecnológica, en la realidad de su tiempo. No es una realidad vedada.

Vázquez: Pero, ¿cuál era el cúmulo de información de aquella época? Cualquier hombre medio actual tiene más información que da Vinci de termodinámica, de física, de cualquier cosa. No es lo mismo el nivel de desarrollo, de conocimiento, no ya del renacimiento, ni de los enciclopedistas, ni del realismo decimonónico, respecto al actual. Ahora es más fácil para el escritor el acceso a toda la información, y más fácil aprehenderla.

Froilán: Eso es en términos teóricos.

Chely: No hablaría así. Se trata del reflejo condicionado del escritor de estar atento en el velorio de su abuela a la cara que pone todo el mundo, y lo que le causó gracia en medio del dolor. Es la alerta del escritor. Martí, por ejemplo, aunque no había leído numerosos textos marxistas editados en su época, como tenía detrás una serie de conocimientos base, precedentes, y era un hombre alerta, de su tiempo, sacaba conclusiones que a uno lo dejan patitieso. Mira qué bien entendía el potaje, las coincidencias… ¿Te des cuenta? Al escritor tiene que pasarle un poco eso. Es parte de su vocación. No es un problema de que la técnica sea más o menos sofisticada. Sin obviarlo.

 

¿Qué diferencia a la más reciente promoción  de  cuentistas cubanos de las precedentes?

 Sacha: En el orden estético, al menos en los cuentos que he leído, no se concibe el conflicto desde el terreno de la polaridad, sino que los conflictos se van desarrollando en términos de contradicciones. No hay bandos absolutamente delimitados, sino que hay un proceso de contradicciones. En la mayoría de los casos, en su temática. Se están tocando temas de conflictos, no entre enemigos de clase, sino dentro del mundo contemporáneo donde no hay los problemas que trataron las anteriores generaciones (lucha de clases, lucha contra bandidos, etc.). Hay otro elemento que también se da dentro de orden formal: en la anterior generación hubo predominio de la anécdota: el cuento era mucho más fuerte mientras más lo fuera la anécdota y el final más sorpresivo. Ahora no es así. La anécdota está siendo utilizada para trabajar con la línea fundamental del cuento. Se cuenta una cosa y se trabaja en una línea para decir una cosa tal vez “distinta” a la que se está contando. No hay un sentido anecdótico, testimoniante, sino más bien un sentido de creación interna del relato, de búsquedas interiores. Eso me parece que es más cercano a esta promoción que a las anteriores. En el orden temático, por momento hay similitudes. Durante los 60 los narradores trabajaron con el mundo contemporáneo y los problemas de ese mundo. Y nosotros  también estamos  trabajando con los problemas de nuestro mundo. Yo podría escribir sobre Girón, pero sería una versión historiada de Girón. En cambio, Eduardo Heras León escribe un relato de Girón en el momento o cerca del momento mismo que el suceso tiene un lugar determinante en la vida cubana. Desde ese punto de vista hay coincidencias. No hay ruptura en cuanto a la continuidad del propósito. Pienso en los narradores de la violencia y los del cambio, que centraron su atención en los problemas más urgentes de la vida cubana. Ahora hay también necesidad de expresión de esos asuntos. Eso nos emparienta. Hay una cosa real, que tiene que ver con el crecimiento de una promoción. La primera promoción de narradores se desplegó entre el 69‑70. Nuestra generación se ha desplegado más lentamente, quizás porque tuvo que descubrir cosas que ya estaban descubiertas. Hubo un período entre principios y mediados de los años 70 en que un grupo de cuentistas desdeñó a aquellos narradores o no los supo emplear adecuadamente en términos narrativos. Y la generación que empezó a formarse tuvo que volver a meditar sobre problemas que ya habían sido meditados por la generación de los 60. Y eso, en cierta medida, dilató el crecimiento de la promoción. Comparando uno se da cuenta que los libros fundamentales de esta promoción no han salido ni con la organicidad ni con la intensidad que los del primer momento. Razón por la cual esta generación continúa creciendo. Y podría dar un fruto tan o más positivo que el de entonces. Hay otra cosa que es un problema de estilo: aquella generación trabajó mucho el lenguaje caótico, violento, de ruptura, que en gran medida estaba relacionado con el propio boom latinoamericano. Cercanías con García Márquez, Vargas Llosa, Carpentier (menos). Nosotros, históricamente, entramos al tapete en una época en que ya han decantado las conquistas literarias de la década del 60 y esto nos lleva a modificar el estilo. Aquel estilo no es el de los narradores de hoy. Aquella necesidad de violentar el lenguaje no es tan aguda entre nosotros. La necesidad de violentar el tiempo o el espacio del cuento, no abundan. Las rupturas formales son ahora sutiles y se están produciendo desde dentro del relato. Son rupturas de madurez, elementos de ruptura en un párrafo, al final, al inicio del cuento, elementos de ruptura que son imperceptibles. No es evidente como en los años 60. Es símbolo de madurez. Y eso no quiere decir que mañana no se produzca un proceso nuevo de ruptura. En el orden específicamente temático, hay preocupación esencial por entender las contradicciones del socialismo. Y con ello no quiero decir que el asunto tenga que ser específicamente contemporáneo. Puede tomarse un asunto histórico, pero este asunto está hablándonos del problema del presente. Para eso se toma. En la Crónicas de medio mundo de Alfredo Antonio Fernández, o en La verdadera culpa de Juan Clemente Zenea, de Abilio Estévez, por ejemplo. Yo no veto temas o asuntos, siempre que estén dirigidos a los problemas centrales que queremos descubrir (en el medio de hoy).

(Sacha concluye, por ahora, con la lengua afuera, como un estropajo en el desierto de Atacama)

Daína: Discrepo de que la primera generación sale a la luz ya casi hecha. Respecto a la segunda, no es que haya tenido que pensar de nuevo los mismos problemas. Esa primera generación aparece así porque los problemas, las contradicciones, eran más evidentes. La narrativa posterior ha tenido que descubrir esencias y problemas mucho más complejos y difíciles de descubrir.

Luis Manuel: Como grupo, tenemos que enfrentarnos a una realidad diametralmente diferente a la del resto, y no hay precedencia porque no hay preexperiencia en esta realidad. Así, tiene que haber un proceso de cristalización mucho más lento. No niego lo que había antes. Pero no hay precedencia en cuanto al tratamiento nuevo que se tiene que dar a esta realidad nueva. Los personajes de Condenados de Condado, por ejemplo. Allí hay un tipo que responde a la sicología que ha tratado toda la literatura de los cien años precedentes. El testaferro del opresor. Hay precedencia. Nosotros, en cambio, estamos tratando otro tipo de problemas que no se habían tratado en nuestra literatura, porque no se habían presentado en nuestra realidad. Por eso no hay precedencia, sin negar que toda la literatura anterior sea precedente en cierta medida.

Sacha: Amantes ha habido siempre, sólo que las formas del amor han cambiado. También Norberto Fuentes pasó grandes trabajos para construir su  bandido, porque nunca en la historia de Cuba había habido movimiento de bandidos como el del Escambray, ni movimiento de milicias como el de ese momento. Tomó una referencia estética en Isaac Babel, referencia que pudo haberle sido útil o inútil. Nosotros tenemos los problemas de la vida cotidiana, donde no hay referencias en la literatura nuestra, pero hay 70 años de socialismo, 25 en Cuba, y un millón de historia humana donde hay problemas que se reiteran.

Antonio Orlando: La promoción actual está haciendo algo que no fue común en la de los 60: abordar la realidad a través de un prisma fantástico o dentro de la ciencia ficción.

Sacha: A principios de los 60 hay una fuerte corriente de ciencia ficción que proviene del exterior e influye sobre mucha gente, y una fuerte tendencia a la fabulación que viene de cuentistas de generaciones anteriores. Eso está en Guerra del tiempo (1956), en Labrador Ruiz, en los Cuentos fríos de Virgilio Piñera. Hay precedencia y narradores anteriores que continuaron escribiendo, nuevos que se les unieron y continuaron el proceso de fabulación. Esta desaparece casi totalmente entre el 70 y el 76 (sólo dos libros: Los lagartos no comen queso y Animalia de Juan Leyva; puede que Miguel Collazo haya reeditado El viaje o cosa así). La corriente desapareció porque, entre otras cosas, la crítica de los 70 formulaba que la única forma de reflejar la Revolución era contándola de modo directo. Se establecía como principio en los talleres literarios. Ni te pongas a hablar con metáforas, porque entonces te interpretan mal. No. Directo. El miliciano mata al bandido y ya.

Luis Manuel: Otra posibilidad: que el bandido matara al miliciano y al final lo colgaran.

(Daína se ríe con muchas ganas)

Sacha: Se estableció un cliché que se alentó en los talleres literarios, y que se daba incluso en charlas de otros escritores. A fines de los 70, empezó un reverdecer de esta fabulación, y volvió a traer la ciencia ficción por ese camino. Un libro como Espacio abierto es de ciencia ficción y fantástico, un libro de fabulación. Y en el último cuento se trata sobre la limitación histórica del conocimiento, que es un problema del desarrollo del socialismo. “Todavía no es posible: ya lo he descubierto, pero no es adecuado”. Se da también en Casas del Vedado, en el libro Las llamas en el cielo, de Félix Luis Viera, en Senel Paz, en Arturo Arango, en menor medida, pero se da, en Luis Manuel, en mí también. Hay un tipo de fabulación que sigue haciéndose como hace quince años. Por ejemplo, Casas del Vedado, precioso libro pero hecho a la manera de los 60. Tiene algo nuevo: ya el problema de la burguesía no es presentado a modo de denuncia, como en los 60. Ahora es presentado con cierta nostalgia y gracia, y dentro del marco libre de la fabulación se pueden rastrear muchas otras cosas. Y otra manera nueva de la fabulación, que está operando con elementos del realismo, con códigos realistas que se hacen crípticos y se deshilvanan al final del relato. El cuento El pico del flamenco de Roberto Rodríguez Lastre, por ejemplo, que trabaja con esa operación; Paisaje en la pared, de Ricardo Ortega, El vendedor de mariposas, de Luis Manuel. Y ahí hay un camino bastante diferente al de los años 60. Viene entrando el fenómeno de la metáfora poética y el de la asociación de la alegoría, la analogía, la tropología poética.

Daína: Strip Tease, de Antonio Orlando, rompe ciertos cánones dentro de la literatura fantástica. Usando humor negro, sátira, ironía, etc., aborda cosas muy concretas de la realidad, y creo que en los últimos años no se ha editado en Cuba un libro con un concepto de lo fantástico así. Un libro muy importante, pienso yo.

 

¿Te  atreverías  a  formular un vaticinio  sobre  el  futuro próximo  de la narrativa cubana? Principales tendencias  que denuncia la actualidad

Serret: Esto es algo que empieza. No damos más que los primeros pasos en una narrativa que enfoque las contradicciones en nuestro desarrollo. Es decir, estamos creando una literatura del socialismo.

Sacha: En este momento estamos estilizando la narrativa anterior. Los cuentos de la violencia, del cambio, están siendo estilizados. Estamos saldando las cuentas con la promoción que nos antecede y al mismo tiempo abriendo de manera inédita el inicio de la Revolución desde otra perspectiva. Cosas que narran acontecimientos de los 60 y que no tienen nada que ver con la visión de los narradores de los 60. Cosas nuevas vistas por el niño, por el adolescente, y que ve la Revolución nacer desde otra óptica. El contenido violento que tuvo aquello, ya no es el mismo. Yo recuerdo que cuando se declara el ataque de Girón, salió una maestra en camioneta gritando: Ahora sí están atacando. Váyanse a la casa. Un amiguito y yo salimos de lo más contentos, porque no había clases. La experiencia posterior es intelectual, lo que leí y vi. El nuevo camino sería ver desde nueva óptica los primeros años de la Revolución y los problemas contemporáneos. Hay incidencia ya bastante alta de narradores metiéndose en los problemas del hombre dentro del socialismo, y los conflictos que aparecen en los distintos estamentos que conforman la sociedad. La variedad se impone, y volvemos al sentido de la pluralidad. Eso enriquece y es importante.

 

(Grabación interrumpida. No sólo porque ya había terminado la entrevista, sino porque salimos a la tarde, al sol, a nuestros libros y cuentos o novelas a medio escribir sobre las mesas, como un reto; porque todos estuvimos de acuerdo en que conversar esta tarde había sido como armar un rompecabezas a veinticuatro manos, experiencia agotadora. También nos dimos cuenta que nuestra literatura es un estuario donde cada cauce sigue su rumbo solitario, sus sinuosidades personales, sin perder de vista cada meandro, cada recodo del cauce vecino. Y que al final todos los cauces desembocan (desembocamos) al mar, al mismo mar. Como si el maltratado Almendares, ese río que cruzamos y recruzamos cada día al deambular por La Habana, desembocara en estuario y no en delta (como puede corroborar cualquier geógrafo principiante), y cada cauce se encargara de ir acarreando hacia el purísimo azul del Caribe las sustancias nutricias, las secreciones, sueños, esperanzas y nostalgias de la Isla).

 

“La literatura es un estuario”; en: Rev. Letras Cubanas, La Habana, julio‑diciembre, 1989.