Día 3

12 09 2013

(12 de septiembre, 2013)

Pamplona/Puente la Reina: 23,89 km)

A Roncesvalles: 68,27 km

A Santiago de Compostela: 692,54 km

 

En el albergue de Pamplona, cuyas instalaciones son excelentes, me despierto a las cinco y media, saco con cuidado mis bártulos hasta el vestíbulo, donde preparo la mochila intentando hacer el menor ruido posible. Desde que empecé el camino no logro dormir mis tradicionales seis horas de un tirón. Cinco a lo sumo y con frecuentes despertares. Cuando regreso a la litera, en la de al lado el vecino coreano está haciendo unos estiramientos casi circenses.

Dedico más de media hora a prepararme. Todas las guías recomiendan que la mochila no exceda el diez por ciento de tu peso corporal, pero creo que más importante que uno o dos kilos sobrantes es que la mochila esté equilibrada, con los objetos más pesados al fondo y cerca de la espalda, que se reparta correctamente la carga y que las cinchas ajustadas te permitan sentirla como parte de tu propio cuerpo, no bamboleándose mientras caminas. Hay quienes vienen al camino con mochilas muy pequeñas y colgando de ella bolsas con la merienda, zapatos, saco de dormir, bolsa de aseo, quincallería que desequilibra al caminante.

Anudo con cuidado mis botas, de modo que la presión sea firme sin estrangular el pie, y que el doble nudo quede bien apretado y no se zafe en toda la jornada. Hay quien emplea zapatillas deportivas para hacer el camino, o sandalias. Pero la bota es el calzado de la inmensa mayoría. Su gruesa suela evita la molestia de las piedras, la puntera reforzada, dolorosos golpes, y la sujeción del tobillo ayuda a prevenir torceduras que te sacan del camino inmediatamente.

Salgo de Pamplona en compañía del malagueño atravesando el campus de la Universidad de Navarra. Cuando estamos a punto de abandonar la ciudad y adentrarnos en la oscuridad, vemos una silueta que nos espera justo donde la luz acaba. Es una jubilada canadiense que prefiere peregrinos desconocidos a malo por conocer. Caminaremos juntos varios kilómetros hasta el amanecer.

Cerca de Galar, una larga cuesta y todos los cigarros que me he fumado en mi vida me obligan a hacer un alto al pie de un árbol solitario, junto a la cruz en homenaje a un peregrino belga muerto en el camino. Desde que bajamos de Roncesvalles se vienen sucediendo estas cruces. El primero fue un japonés de 64 años.

Le digo al malagueño que continúe. Es la regla del camino. Del mismo modo que cada cual viene al camino por sus propios motivos, cada cual debe ir a su paso. Ya volveremos a encontrarnos.

Un par de tabletas de Isostar más tarde para recuperarme, y continúo. Paso por Zariquiegui, donde un grupo de peregrinos beben su café, pero no me detengo. Continúo hacia el Alto del Perdón, con sus 700 metros de altura que voy subiendo desde los 483.

Arriba, donde una cordillera de molinos de vientos custodia el alto, bate fuerte la brisa y han colocado unas hermosas siluetas de caminantes recortadas en planchas de acero. Allí me alcanza la enfermera canaria que continúa a su paso ladera abajo.

El descenso es casi peor que la subida, por un pedregal donde te puedes partir un tobillo. Por suerte los bastones, como dos patas adicionales, permiten amortiguar la bajada y evitar una caída. Por algo los cuadrúpedos son mamíferos más estables que los bípedos.

Dicen que la subida al alto del Perdón te indulta de tus pecados anteriores. La bajada, de los siguientes.

Una vez en Uterga, el camino es suave y amigable hasta Puente la Reina, donde he reservado en el albergue privado Jakue, un hotel que se ha adaptado a los tiempos y ha reconvertido parte de su espacio en un confortable albergue para peregrinos, con cubículos de cuatro personas e impecables instalaciones sanitarias.

Estando allí, aparece el malagueño, a quien creía ya en Puente la Reina. Resulta que lo adelanté en Zariquiegui, donde se detuvo a desayunar. Juntos comemos un excelente menú de peregrino servido por el tabernero más parlanchín del camino. Tras subir al Alto del Perdón, nos cuenta, tenemos dispensa para nuestros pecados. Excepto no pagar la cuenta aquí, indago yo. Exactamente, eso es pecado mortal. No tiene perdón, me contesta.

Para la cena nos unimos con el valenciano y el alicantino, que han parado en otro albergue, y en un restaurante ocupado casi completamente por nativos, trasegamos un entrecot de proporciones pantagruélicas. A menos que quiera continuar rodando hasta Santiago, esto deberá ser la excepción, no la regla.





Día 2

11 09 2013

(11 de septiembre, 2013)

Zubiri – Pamplona: 22,24 km)

A Roncesvalles: 44,38 km

A Santiago de Compostela: 716,63 km

 

Tardaré dos días en hacer de regreso el trayecto que hice en autobús en una hora y poco.

Hoy debo llegar a Pamplona.

Ayer ocurrió algo habitual en el camino. Varias personas que por edad, oficio y geografía no estaban destinadas a conocerse y cuyos destinos jamás se habrían cruzado, se encuentran en este camino que suma la humanidad más variopinta de Europa. Coincidimos en el albergue privado Zaldiko, donde nos atienden con esmero, un conductor de autobuses de Málaga, una enfermera canaria, un bombero de Valencia, un ingeniero químico de Alicante, una canadiense especialista en optimización de procesos y dos empleados de banca de Madrid. Continuaremos en los próximos días, intermitentemente, como es habitual en el camino, caminando, comiendo y pernoctando juntos, compartiendo una experiencia que a veces resulta intransferible. A cada cual toca elegir el momento de la compañía y el de la soledad.

Con los días se sumarán una diseñadora valenciana, un médico de Murcia y una pareja de madrileñas, pero siempre al estilo del camino. Hoy podemos ser diez o doce alrededor de una mesa y mañana puedes caminar solo treinta kilómetros. La mayoría de los peregrinos vienen solos y lo primero que te enseña el camino es a conocer y respetar tu propio ritmo.

Anoche cenamos juntos el malagueño, el alicantino, el valenciano y yo, junto a una pareja de jóvenes valencianos que encontraremos con mucha frecuencia hasta Logroño. El menú del peregrino: primero, segundo, pan, vino y postre, de entre 9 y 11 euros, nos acompañará a todo lo largo del camino.

Tras salir temprano, bordeo la fábrica de magnesita de Zubiri, una especie de parche industrial en este paisaje idílico. A la fábrica pertenece parte del área por donde cruza el camino, y un cartel advierte que no deberemos abandonarlo a riesgo de ingresar en terreno privado. Un pequeño cortocircuito entre lo humano y lo divino. Al menos una zona del tejido industrial es tierra sacra.

El dolor que anoche me hacía caminar a pasitos de concubina imperial china tras la reducción de sus pies, ha remitido y comprobaré a lo largo de los días que cada vez lo hará más rápido. También va desapareciendo la inflamación del hombro izquierdo por el peso de la mochila.

Mantengo un paso largo, a un ritmo homogéneo, que poco a poco se estabiliza por su cuenta.

Esta segunda etapa discurre por Ilárraz y Esquízoz hasta Larrasoaña, Aquerreta y Zuriáin, se cruza el río Arga en Iroz, a Zabaldica y de ahí a Arleta, Trinidad de Arre, Villava y Burlada, para terminar en Pamplona. Un camino más accidentado de consonantes que de geografía. A excepción de algunos repechos antes de Ilarraz y en Akerreta, y la larga bajada de Trinidad de Arre.

En Larrasoaña se suma una nueva riada de peregrinos que ha pernoctado allí, cinco kilómetros más cerca de Pamplona que nosotros. Hay familias completas, parejas jóvenes o mayores, grupos de amigos y caminantes solitarios. Una joven italiana viene acompañada por un enorme perro labrador de pelaje leonado, calzado con unos zapaticos negros y perrunos que sospecho apropiados para el peregrinaje.

A mitad de trayecto, en un bar que un avispado empresario ha situado en el medio del bosque, encuentro al malagueño y la enfermera canaria. Más tarde nos alcanzará la canadiente y juntos alcanzamos Pamplona donde coincidimos en el excelente albergue municipal Jesús y María con el resto del grupo que el azar reunió en Zubiri. Esta noche será de tapas de diseño y tintos (navarros o a lo sumo riojanos, para no ofender).

Pero antes envío a casa por correo un kilo de peso excedente y trasiego un par de tapas con una copa de Rioja como almuerzo. No soy el único. Y no me refiero a las tapas. Cinco o seis peregrinos esperan en el correo para enviar a casa paquetes en ocasiones muy voluminosos. El camino es el mejor sistema de pesos y medidas, el optimizados de carga que hace de éste un viaje sin souvenirs. A los peregrinos se les reconoce inmediatamente tras las primeras etapas. El caminar dubitativo, como quien circula sobre vidrio molido, o francamente penoso cuando las ampollas han hecho su aparición.

Esta nueva mirada a Pamplona confirma mi impresión anterior. Una ciudad que para ser un destino muy recomendable no necesita vestirse de toros y mozos dopados de calimocho y adrenalina. Bastarían sus excelentes tabernas, sus imaginativas tapas y la catedral.

Por eso aprovecho la tarde para visitar la catedral, una síntesis cultural del camino. Fundada la ciudad por Pompeyo Magno en el 74 AC, las excavaciones en el solar de la catedral han descubierto cimentaciones romanas. Se sabe que un templo románico emplazado en este mismo sitio fue demolido en el año 924 por Abd-al -Rahman. Levantado de nuevo entre el 1004 y el 1035 por Sancho el Mayor, fue demolido de nuevo y reedificado hacia1083-1097. La catedral románica será terminada en 1137, el claustro gótico en 1375 y, tras el derrumbe de 1391, la iglesia románica de hoy, excepto la fachada neoclásica de Ventura Rodríguez, concluida en 1803. Una historia de sucesivas reencarnaciones, tiempos oscuros, destrucción y olvido que recuerda la propia historia del camino tantas veces recuperado y tantas otras sumido en el silencio.

La visita es espléndida, no sólo por el estado de conservación, sino por el exquisito cuidado con que lo muestran. Por tres euros, precio para peregrinos, se puede subir a los aposentos del campanero, ver desde arriba las cubiertas y recorrer todas las zonas del templo, incluso los antiguos refectorio y cocina, así como la exposición que nos descubre un corte vertical de la historia a través de la evolución del templo.

Mañana continuaré on the road, como diría Kerouac, quien nos reveló el camino no como medio sino como fin. El camino es muchas cosas al mismo tiempo, pero es también un destino. Durante un mes nuestra vida está enfocada hacia un solo objetivo: vencer ese espacio que nos separa de Santiago. Por el contrario que la vida cotidiana, donde con frecuencia múltiples objetivos se solapan, o donde nos podemos encontrar desnortados, sin rumbo, dubitativos frente a la posibilidad de múltiples caminos, el de Santiago permite centrar todos nuestros esfuerzos paso a paso. Concentrar la mirada, las piernas, la anatomía toda, al tiempo que liberamos la imaginación. Sabiendo que Santiago de Compostela es solo el objetivo aparente. El verdadero objetivo es el camino en sí. Cada paso. Cada etapa. Cada kilómetro.





Día 1

10 09 2013

(10 de septiembre, 2013)

Roncesvalles – Zubiri: 22,14 km)

A Roncesvalles: 22,14 km

A Santiago de Compostela: 738,67 km

Las seis de la mañana.

Se encienden bruscamente las luces, de modo que algún peregrino de estreno salta asustado en su cama. Recuerdo el cine Payret, frente al Capitolio de La Habana, y sus luces que se encendían y apagaban suavemente, una caricia para la retina. Supongo que los reguladores de voltaje ya no son alta tecnología.

Por suerte, ya a las seis menos cuarto yo me había despertado. Anoche aproveché que en la planta sótano podía mantenerse encendida la luz sin molestar al prójimo y estuve leyendo y escribiendo hasta las doce y media. Menos de cinco horas de un sueño tropeloso, accidentado, con despertares intermitentes. Posiblemente esta noche, tras mi primera jornada, duerma como un bebé acunado por una nana de ronquidos.

A las 6:45 abandono Roncesvalles (Domus venerabilis, domus gloriosa \ Domus admirabilis, domus fructuosa \ Pirineis montibus floret sicut rosa…).

Todos los bares están cerrados, y una chica asiática me comunica (en la lingua franca del camino, el inglés, of course) que tres kilómetros camino abajo hay una pequeña tienda y un bar. Emprendo la ruta por un sendero paralelo a la carretera, como quien camina por un túnel de vegetación, entre hayas y pinos frondosos. Es noche cerrada. Y mi linterna está en el fondo de la mochila. Cien metros hacia adelante veo una lucecilla que avanza. Trastabillando, apuro el paso hasta que le doy alcance. Dos chicas norteamericanas alumbran el camino con una linterna. Delante van dos jóvenes españoles aprovechando el hilo de luz y yo me sumo a la procesión. Cuando la norteamericana detecta que la siguen, se vuelve. You are my light, le digo. Ignoro si he pronunciado un cumplido o una errata por traducción literal.

A los tres kilómetros hay, efectivamente, una tienda, donde compro un zumo y una pieza de fruta. Desayuno medio bocadillo que preparé ayer en Madrid y continúo hasta Burguete, un pueblecillo de coquetos caserones de estilo pirenaico, con flores en las ventanas de madera roja. Allí bebo el primer café del camino.

Abandono el borde de la carretera. El camino discurre por una zona ganadera rodeada de montañas y pastos que hasta a mí, que no soy especialmente vegetariano, me despiertan el apetito. Los pastizales están salpicados de vacas rubias, de un pelaje dorado, homogéneo, de peluquería, y aunque no me acerqué lo suficiente, sospecho que tendrán los ojos azules.

De pronto tengo que echar mano al poncho impermeable para que me proteja, mochila incluida, aunque no de una lluvia convencional. Nos adentramos en una nube, nos empezamos a llover nosotros mismos. Atravesamos la tormenta en fase de proyecto. Hurtamos la lluvia que estaba destinada a caer en otro sitio, nos la llevamos con nosotros.

Subiendo al alto de Menkiritz, unos jóvenes australianos (norteamericanos, canadienses, ingleses o cualquier otro territorio de la Anglia) van conversando animadamente. Aminoro el paso, hasta que me adelantan y los pierdo de vista. Ahora puedo escuchar el silencio de la montaña en todo su estruendor.

Mis piernas obedecen sin rechistar, pero mis pulmones me echan en cara las 14.600 cajetillas de cigarros que consumí durante 40 años. En lo alto, la imagen de una virgen y una lápida donde se lee: ¡Aquí se reza una salve a Ntra. Sra. de Roncesvalles! Y yo rezo a mis pulmones que me acompañen en esta empresa.

Un japonés pequeño y muy delgado, con arrugas que denuncian una edad entre los 60 y los 180 años, me pasa por el lado como una flecha cargando una pequeñísima mochila. De ella saldrán, seguramente, todos los artilugios para hacer el camino de Santiago, como un mágico abrigo del Inspector Gatchet, o un transformer de los Power Rangers.

Desciendo por una angosta pendiente hacia Biscarreta/Guerendiain (aquí todo tiene dos nombres, en euskera y castellano, a veces tres, contando la ortografía dubitativa), Lintzoain y el bello pueblo de Erro. Desde allí comienzo a subir el Puerto de Erro y me encomiendo al santo patrono de los pulmones. La ascensión vale la pena. No sólo la vista es impresionante. La ascensión, también. Trepar a la cima entre la espesa vegetación es sobrecogedor cuando no hay un alma a la vista. El silencio del bosque crea por un momento la sensación de habernos mudado de siglo, hasta el instante en que entre una huella humana y otra mediaran años o decenios. A punto de alcanzar la cima, una piedra grande y dos pequeñas, situadas a la derecha, marcan, según la leyenda, el paso de Roldán, que tendría, según se ve, una zancada olímpica, de su mujer y de su hijo.

Llegando a mi destino en Zubiri, entablo animada charla con mi vecino de litera, el cura de Ciudad Real. Recuerdo perfectamente su nombre, como recordaré los de todos mis compañeros del camino, pero optaré por omitirlos. Ninguno ha pedido ingresar en estas páginas e ignoro si el citarlos dañe el derecho a la intimidad de algunos.

Cura de base, a medias trabajador espiritual y trabajador social, no dejamos tema humano (divinos, menos) intocado, aunque con la mirada puesta en el pedregal de cuatro kilómetros que desciende hasta Zubiri, y donde es tan fácil partirse un tobillo y concluir el camino en una sola etapa.

Después de despedirme del padre, que continúa hacia Larrasoaña, entro a Zubiri por el puente gótico de la Rabia. La tradición asegura que los animales con rabia se curan inmediatamente si dan tres vueltas al pilón central de su arcada. Antes hay que convencerlos para que efectúen la maniobra.





Dia 0

9 09 2013

(9 de septiembre, 2013)

Madrid – Pamplona – Roncesvalles

A Roncesvalles: 0 kms

A Santiago de Compostela: 760,81 kms

 

Pamplona no es la ciudad que aparece cada año en la televisión con sus calles pobladas de toros y de mozos que, con un inexplicable entusiasmo para cualquier extraterrestre que los vea desde la comodidad de su OVNI, corren delante, detrás y junto a los animales.

Es una ciudad cuidada, impecable, que conserva con mimo su casco antiguo. Una ciudad donde los árboles son una parte sustancial del mobiliario urbano. Yo no tengo nada contra los toros, ni contra la fiesta. Cualquiera podría poner reparos, no sin cierta razón, contra la muerte convertida en espectáculo. Pero, con argumentos no menos sostenibles, podrían otros criticar el asesinato intramuros, íntimo, sin glamour ni lentejuelas, de las vacas en el matadero. No creo que haya mucha diferencia entre la muerte pública y la violencia doméstica. Y la mayoría de los antitaurinos censuran las corridas de toros con la misma vehemencia que defienden el chuletón de buey. Una defensa en la que coincidimos. Tras esa salvedad, anoto que, a mi juicio, en términos de diseño, los toros son de un modelo estándar y repetitivo: el módulo básico consiste en cuatro patas, dos cuernos y un rabo distribuidos asimétricamente alrededor de media tonelada de músculos. Los árboles, en cambio, exhiben una diversidad vertiginosa: desde la sequoia a la palma real y del mangle al baobad.

Volviendo a Pamplona, un ejemplo del mimo con que han cuidado su espacio es la terminal de autobuses, desde donde ahora me dirijo a Roncesvalles: totalmente subterránea, lo único que emerge a la superficie es un cubo de cristal que permite ver a través de la estructura el espacio abierto de la ciudadela.

La carretera hacia Roncesvalles es tan peligrosa como la de Viñales, pero en perfecto estado. No corremos el riesgo de que el autobús, mientras intente eludir un bache, caiga en el bache de Dios.

Después de una hora y poco de continua subida (que mañana deberemos bajar a pie), llegamos a los 952 metros: la impresionante Colegiata de Roncesvalles con su iglesia, su albergue moderno para unos 300 peregrinos, que ya está lleno a nuestra llegada, de modo que me destinan a la litera 91 del albergue antiguo: un recinto de altas bóvedas donde se alinean en tres hileras 90 literas, para completar 180 plazas. En total, unos 500 peregrinos que mañana comenzarán a andar hacia poniente.

A mi izquierda, un matrimonio coreano muy protocolario. En la zona baja de mi litera, un cura de Ciudad Real, a la derecha, una joven canadiense que no habla ni una palabra de castellano, y debajo de ella, un bombero de Valencia.

Hay dos duchas para 90 peregrinos y apenas tengo que esperar veinte minutos. La limpieza de nuestras almas tiene mucho más quórum. Acudo a la misa dedicada a los peregrinos: la repetición de un rito pronunciado como una retahíla, sin demasiada emoción (una puesta en escena que se repite una y otra vez día tras día a lo largo de los años llega a ser inocua), salvo cuando le dedican una oración a alguien que ha muerto legando todos sus bienes a la Iglesia. El momento de la confraternización es emotivo: todos los fieles se dan las manos, se abrazan sin conocerse, como debería ser siempre, aunque suene peace&love, como más tarde la bendición al peregrino en una decena de idiomas. Cuando pasan el cepillo, incluso el ateo devoto colabora. Lo anterior me puede costar una reprimenda de mi hijo, pero, en justicia, no es correcto eludir el pago después de ver la función.

El menú del peregrino (nueve euros) se sirve en mesas de a doce, número apostólico donde los haya. En mi mesa coincidimos un joven vasco que parece la reencarnación de Carlos Varela, una pareja de madrileños, otra de italianos, mis vecinos coreanos, una peregrina de Toledo y los que me quedan al otro lado de la mesa, como quien dice en las antípodas. Cuatro botellas de vino para doce, primer plato, segundo y postre. Y conversación.

A las diez, como en la beca cuando era adolescente, se apagan las luces, se cierran las puertas del albergue y mañana será otro día, porque deberemos abandonar este refugio antes de las ocho. Al que madruga, Dios lo ayuda. Al que no, lo desahucian.

Por el módico precio de seis euros, hoy asistiré a la más espléndida sinfonía de ronquidos que he escuchado nunca, y descubriré una diversidad de registros, desde el sutil soplido hasta la motosierra, como jamás habría sospechado.





Segundas partes

8 09 2013

Si a los delincuentes más canallas se les concede una segunda oportunidad, eso que llaman reinserción, un blog no merece menos. Por lo general, su peor delito es la bobería. De modo que Habaneceres, olvidado desde hace un par de años por razones no ajenas a mi voluntad, disfrutará de una segunda oportunidad sobre la tierra virtual.

Los invito a este viaje, que comienza en Roncesvalles, desde donde escribo en una tablet con bastantes reticencias a los acentos y las tildes, pero era el artilugio menos pesado para escribir on line, considerando que deberé cargarlo durante los próximos 750 kilómetros, los que separan a este lugar, en la cara oeste de los Pirineos, junto a la frontera francesa, de Santiago de Compostela, a donde debo llegar dentro de un mes empleando el más antiguo medio de locomoción: un pie después del otro.

¿Por qué decide alguien emplear un mes de su vida en transitar la más antigua ruta de peregrinación de Occidente, sobre todo si es ateo y consciente de que, entre una multitud de fieles, si el Apóstol llegase a distinguirlo no sería para bien? Es la pregunta que intentaré responder durante el próximo mes.

Los invito a acompañarme.





El genio: esa rara sustancia

18 07 1999

Sobre la definición del genio se ha hablado mucho, pero la coincidencia entre las definiciones de los hombres geniales es sumamente sospechosa de acercarse a la verdad. Mientras Carpentier decía  que la inspiración lo sorprendiera trabajando, Einstein hablaba del genio como la capacidad de pensar durante mucho tiempo en una misma cosa, y Edison ofrecía una receta al afirmar que el genio es 1% de inspiración y 99% de sudor.

CONTAR EL TALENTO

Algunos científicos afirman que como índice del talento debe emplearse la velocidad de los procesos mentales y la agilidad con que se resuelvan los problemas intelectuales, sobre todo teniendo en cuenta que a medida que aumenta la dificultad del problema, el tiempo para  resolverlo se incrementa en proporción logarítmica, con lo cual pasan a jugar un mayor papel cualidades tales como la persistencia y la capacidad de concentración.

Alrededor del 75% de las personas poseen capacidades intelectuales intermedias, con coeficientes de desarrollo intelectual entre 85 y 115 puntos. El 25% restante se divide entre las personas geniales, con coeficiente mayor de 115, y los incapaces, con coeficiente menor de 85. Estos últimos solo podrán realizar trabajos de escasa complejidad intelectual, en contraste con los primeros.

¿BIOLOGICO?

El talento, como cualquier producto, se forma a partir de una materia prima (congénita) elaborada  en una fábrica (la sociedad). ¿En qué medida es determinante la calidad de la materia prima o la calidad del proceso fabril? O, en otras palabras, ¿qué determina el genio? ¿Los factores hereditarios, congénitos, la sociedad, o ambos? ¿Podría la sociedad, actuando de una manera óptima, “fabricar” genios empleando como materia prima cualquier ciudadano?

Se ha detectado que entre los niños adoptivos que jamás vieron a sus padres, los coeficientes intelectuales se acercaban más al coeficiente de sus padres biológicos que al de sus padres adoptivos. Después se analizaron los facultades mentales de los niños educados en casas infantiles luego de ser abandonados por sus padres; sitios donde la distribución del tiempo y la información que se ofrece a los educandos es muy homogénea. Asombrosamente (o no tanto) entre estos niños existía la misma diversidad de facultades mentales que entre el resto de los ciudadanos. Incluso ha sido confirmado en Japón, donde tienen lugar una gran cantidad de matrimonios entre parientes cercanos, la ley de la genética que postula que para los niños procedentes de matrimonios entre primos hermanos se prevee un desarrollo intelectual más bajo.

Entonces, ¿es la herencia el factor determinante?

¿SOCIAL?

Análisis históricos han permitido determinar que cuando durante siglos los miembros más inteligentes de ciertas comunidades y grupos sociales los abandonan, sean cuales fueren las causas; si el talento se convierte en objeto de persecución y exterminio, entonces el “fondo hereditario” se verá a la larga afectado, lo cual no establece ningún tipo de fatalismo geográfico. Se ha comprobado durante estudios realizados en los Estados Unidos, que el coeficiente intelectual de niños esquimales sin instrucción y de algunas comunidades asiáticas, es más alto que el de los niños blancos norteamericanos, a pesar de su prosperidad y su instrucción. También es válido revisar la historia, contemplar como ciertos países, ciertas regiones, han asombrado al mundo por la prodigalidad de sus talentos durante las épocas de esplendor, apagándose ese talento durante la decadencia. Lo que demuestra de qué modo el talento, para florecer requiere de una base social ‑‑como una planta cualquiera.

¿EL TALENTO NO SE CANSA?

Se ha pensado que la enfermedad o el cansancio pueden rebajar el coeficiente intelectual, cuando menos temporalmente. No es lo que opina el profesor inglés Eysenck. Durante la Segunda Guerra estuvo trabajando en el hospital de socorro de Mill Hill. A un grupo de pacientes que adolecían de enfermedades nerviosas en todo el país, se les propuso en el momento de su llegada un test de grupo para determinar sus capacidades mentales, aunque se sentían agotados después del viaje, no conocían el hospital ni a los médicos, y no sabían qué les esperaba. Después de meses en magníficas condiciones, con buena alimentación, tratamiento adecuado y prácticas deportivas, el profesor repitió el test, prometiéndole 50 cigarrillos al que aumentara en diez puntos sus resultados anteriores. No hubo incrementos considerables.

EL GENIO NO ES MACHISTA, PERO…

sí hay diferencias en cuanto a ciertas características  del talento observado entre hombres y mujeres. Ante todo, y para descartar susceptibilidades, se ha comprobado que el coeficiente intelectual es más o menos similar entre hombres y mujeres. Las diferencias son de otro orden:

Los hombres, por regla general, resuelven más fácilmente los problemas numéricos y espaciales, mientras entre las mujeres se notan mayores facilidades para la memorización y la solución de tareas verbales. Los hombres son más “extremistas” que las mujeres: Se ha notado en los hombres fluctuaciones más altas del coeficiente intelectual ‑‑abundan más, en comparación con las mujeres, coeficientes muy altos y muy bajos. Existen, comparativamente, más necios y más genios entre los hombres, en contraste con una mayor proporción, entre las mujeres, de individuos dentro de los límites normales.

LA ENFERMEDAD DE LOS GENIOS

De una relación de 1030 genios ingleses publicada por Ellis, él subrayó que 53 padecían gota, lo que supera de 5 a 10 veces la proporción de gotosos en el conjunto de la población. Entre ellos aparece el médico Harvey, descubridor de la circulación sanguínea, el matemático y mecánico W. Hamilton, el historiador E. Gibbon, el dramaturgo W. Congreve, Roger y Francis Bacon, Charles Darwin, etc.

Entre los 39 representantes más altos de la ciencia mundial ‑‑según Y. Golovánov‑‑, cinco padecieron  gota: Galileo, Newton, Harvey, Leibniz y Linneo.

Franklin, Emmanuel Kant, Boyle Y Berzelius, eran también gotosos.

De los 18 sabios más ilustres de la antigüedad hasta el siglo XIX, relacionados por L. Figuier, un tercio padecían gota.

Príamo y Edipo, Aquiles, Belerofonte, Alejandro Magno e Iván El Terrible, el sultán turco Osmán, Amurates I, Bayaceto El Relámpago, Mahomed I y II (El Conquistador), los famosos Médicis renacentistas, los duques de Lorena, Miguel Angel, Uglug‑Bek, Martín Lutero, Juan Calvino, Erasmo de Rotterdan, Thomas Moore, Oliverio Cromwell, el cardenal Julio Mazarini, Stendhal, Maupassant, Goethe, Turgéniev, Bismarck y Suvórov, así como Enrique IV, padecieron todos de gota.

Sin suscribirnos totalmente a sus observaciones, transcribimos las conclusiones de Ellis:

“Las personas geniales del tipo gotoso, son marcadamente varoniles y profundamente originales; poseen una energía potente y estable, su proceder es perseverante y paciente, llevando hasta la solución el problema planteado (…) Los genios  que padecen gota no tienen nada en común con los tísicos célebres, que se distinguen por su febril actividad, la turbada alternancia de los intereses y rápida percepción, pero que son algo afeminados.”

Lo que sí hay en común entre todos estos genios gotosos es su tenacidad, su perseverancia.

La relación parece abrumadora, pero ¿lo es verdaderamente?

ACIDO URICO Y CLASES SOCIALES

Los investigadores han planteado que en el caso de los gotosos debe tenerse en cuenta el papel que juega el ácido úrico (C5H4O3N4), estimulador del trabajo del cerebro. Si el organismo normal contiene un gramo de esa sustancia, el de los gotosos llega a 20 o 30. El ácido úrico es muy parecido, por su estructura, a la cafeína y a la teobromina, conocidos estimulantes de la actividad mental.

Al margen de esto, hay varios elementos que nos inclinan a leer con mucha prudencia estas conclusiones: en primer lugar, no hay por el momento una definición homogénea de lo que se entiende por genio, ni patrones universales, ni un conocimiento tan profundo de la historia de las personalidades, que nos permita comparar a Platón con Freud o con Jorge Luis Borges. En segundo lugar, la gota es un padecimiento que tiene como causa, en sentido general, el consumo desmedidamente alto de proteínas (principalmente de origen animal), y ello ha dependido tradicionalmente de dos factores: los hábitos alimentarios de cada pueblo y el nivel de desarrollo. Si nos remitimos a los genios individuales, tendríamos que analizar su extracción social ‑‑casi invariablemente, a lo largo de la historia humana, integran las capas más altas, máximos consumidores de todo y, en especial, de proteínas. Por tanto, es posible que la alta proporción de gotosos entre los genios tenga más que ver con su posición social que con su talento. Si existieran datos suficientes, tal vez obtendríamos estadísticas semejantes analizando a los ricos o a los reyes.

PERSPECTIVAS

Se supone que para el año 2000 ya se hayan podido simular los procesos complejos del pensamiento, y obtener sustancia viva sintetizada. Para esa fecha se prevee el intelecto artificial, y para dos decenios más tarde, el control de la herencia. Algunos afirman que para mediados del próximo siglo ya el hombre habrá logrado gobernar su memoria y restablecer sus recuerdos. Eso implicará perspectivas sin precedentes para el florecimiento del talento humano. Según los estudios realizados hasta hoy por prestigiosos fisiólogos, todo hombre tiene en estado latente capacidades mentales potencialmente ilimitadas, que solo se aprovechan en un 10% dados los modernos métodos de educación. Por otro lado, la vocación, condición sine qua non para que el genio se manifieste, en numerosísimos individuos no se revela, torciéndose su camino hacia actividades en las cuales se frustrará o solo alcanzará éxitos muy discretos.

¿Qué ocurrirá cuando tenga lugar una revolución en las ciencias pedagógicas, que consiga aprovechar a fondo las capacidades instaladas en el cerebro humano? ¿Qué ocurrirá cuando miles de millones de seres humanos sometidos hoy al hambre y la incultura, alcancen una vida más plena? ¿Qué ocurrirá cuando se perfeccionen los métodos para el autodescubrimiento vocacional? ¿Qué ocurrirá en la medida en que avance el proceso de perfeccionamiento genético de la humanidad a través de la mulatización global?

Nadie puede hoy contestar esas preguntas. Pero seguramente el genio dejará de ser esa rara avis, esa estrellita solitaria que iluminó largos y tenebrosos períodos de la antigüedad.

“El genio: esa rara sustancia”; en: Somos Jóvenes, n.º 134, La Habana, julio, 1991.





El difícil arte de usar la cabeza

6 06 1991

Se coloca los audífonos y escucha un ruido bastante molesto. La excitación hace que su ritmo cardíaco se acelere y el ruido, que varía con su pulso, se intensifica. Poco a poco se va relajando, trata de disminuir el ruido y consigue opacarlo. Por un instante los audífonos enmudecen, pero inmediatamente su alegría —a la cual su corazón no es ajeno— lo traen de nuevo con intensidad creciente. Se relaja y busca el punto exacto. Sin prisa. El ruido se amansa, como un perro faldero, hasta que se hace el silencio. El experimento ha concluido. El Dr. Pedro Pablo Arias, neurofisiólogo del Instituto de Investigaciones Fundamentales del Cerebro de La Habana, se quita los audífonos. Logró modificar los latidos de su corazón hasta una frecuencia exacta. ¿Cómo? El mismo no lo sabe. Sólo trató de eliminar el ruido. A eso se llama retroalimentación biológica o biofeedback.
Recuerda entonces cómo aquel paciente, en estado de hipnosis, fue conducido hasta los siete años y escribió con su letra redonda y desmañada de entonces; cómo reprodujo garabatos infantiles y dibujos de casitas y soles, y cómo, por último, logró alcanzar su más antiguo recuerdo: un golpe que le hizo daño: una caída que sufrió su madre cuando él no era sino un feto.

Y MAS
La fabulosa capacidad de los fakires y yogas para controlar los movimientos intestinales o los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, no son cualidades excepcionales. Experimentos recientes demuestran que cualquiera puede hacerlo —así como mantener cierta onda encefalográfica predeterminada—, lo que no todos estamos entrenados para hacerlo. No basta tener la capacidad. Hay que desarrollarla.
La naturaleza demoró tres mil millones de años en fabricar la estructura material más compleja que se conoce: la neurona, y concentró en los tres milímetros de espesor de la corteza cerebral humana entre catorce mil y quince mil de esos “bichitos” —como los llama el Dr. Rafael Alvisa—. Pero aún no hemos aprendido a utilizarlos: empleamos menos del 10% de las capacidades que nos instaló la naturaleza. Al menos eso ya se sabe con bastante exactitud.

PEQUEÑA MITOLOGIA DEL CEREBRO
—Muchacho, no leas más que te vas a volver loco —suelen decir las madres y abuelas, aterrorizadas por la posibilidad de una sobredosis cognoscitiva.
Dr. Rafael Alvisa: Distamos muchísimo de sobresaturar el cerebro. La capacidad de pensar no brota espontáneamente como la semilla del marañón, ni la inteligencia va alojada en el alelo izquierdo del cromosoma 24 de cada persona, de modo que a algunos les tocó más y a otros menos. Incluso el genio es, según la definición de Einstein, 20% de inteligencia y 80% de sudor. Y la inteligencia es una resultante de muchísimos factores relacionados con el entrenamiento del órgano lógico. Tal y como se entrena el aparato muscular. Ya estamos seguros de que el cerebro no funciona como se pensaba, de ahí que las formas de transmisión de información en uso sean erróneas. Por ejemplo, se pensaba que la memoria funciona sobre la base de la repetición. Es la curva del olvido según la cual a las 72 horas sólo recuerdas el 33% de la información recibida. Aunque sólo se cumple bajo ciertas condiciones de la transmisión, esa idea se convirtió en una ley general. Así en un curso de idiomas no se ofrecen más de diez palabras nuevas por clase, suponiendo que más no serían asimilables. Pero ocurre algo curioso: si te enseñan 10, recordarás 6; si te enseñan 20, recordarás 18, y si te enseñan 40, las recordarás prácticamente todas; porque mientras mayor sea el volumen de la información suministrada, con mayor velocidad y precisión será recuperada.

DE CUBA A ESPAÑA Y BULGARIA, PASANDO POR LA INDIA
no es una trayectoria tan absurda como pudiera parecerle a cualquier pichón de geógrafo.
La idea de que el hombre ha alcanzado otros planetas, o emulado con sus artes a las bellezas diseñadas por la naturaleza, empleando apenas la décima parte de sus capacidades, ha fascinado a no pocos. Ya el budismo tibetano, el yoga, el budismo zen, demostraron su eficacia para desarrollar en el hombre capacidades inexplotadas —mediante ejercicios de meditación y autocontemplación—, incluso para curarse a sí mismo. De ahí que el sicoanálisis occidental volviera sus ojos hacia el Oriente.
Tanto el búlgaro Georgi Losánov como el español Alfredo Caicedo viajaron a la India en busca de algunas respuestas necesarias para liberar esas capacidades ociosas.
Caicedo fundó la sofrología. Losánov, la sugestopedia y el Instituto de Sugestología y Parasicología de Bulgaria.
Losánov logró, mediante la sugestopedia, despertar capacidades curativas (neurosis, hipertensión, asma) y aumentar el rendimiento físico de los deportistas. Aunque su experimento más “escandaloso” fue el efectuado en 23 escuelas primarias de su país. Tomó las 23 aulas de primer grado y dividió cada una en dos grupos: uno recibiría el primer grado habitual y el otro cursaría primero, segundo y tercer grados en un año. Al final, los niños de los segundos grupos no sólo habían recibido tres cursos en uno, sino que su primer grado era superior al de los niños que sólo habían recibido primer grado. La dirección del país instó entonces a la implantación progresiva del método a nivel nacional, pero chocó contra el Ministerio de Educación.

—APRENDER ES MUY FACIL
—dice el Dr. Pedro Pablo Arias— porque toda la vida es un proceso de enseñanza aprendizaje. La sicoterapia es un proceso de enseñanza aprendizaje también. El paciente aprendea enfrentar y superar sus propios males. Losánov dice, por ejemplo, que desde que el individuo nace recibe sugestiones que lo limitan: “Tienes que ir a la escuela y esforzarte mucho. Sólo esforzándote vas a aprender.” Y no es así. Aprender es fácil, espontáneo. Por eso la nueva pedagogía trata de lograr una enseñanza abierta, placentera, participativa, en que aprender es un juego. Sin represión ni memorización forzosa. Se emplea la percepción perisférica (paredes llenas de palabras en una clase de idiomas, por ejemplo, que no advertimos conscientemente), la información subliminar. Aunque con ésta es necesario tener cuidado. Se nos dio el caso de un estudiante que había recibido subliminarmente toda la información sobre el idioma inglés, pero le era imposible emplearla. Hipnotizado, se le sugirió que entraba a una cueva y que en la cueva había un cofre. En su interior está el inglés. Toma el cofre. No puedo —dijo—. Entre el cofre y yo hay un barranco. Fíjate en el techo, ¿ves una cuerda? La veo. Salta entonces hasta donde está el cofre. Ya salté. Sácalo afuera de la cueva. Ya lo hice. Abre el cofre. Lo abrí. ¿Ves el inglés? Lo veo. Bueno, entonces tómalo. No puedo. ¿Por qué? No puedo tomarlo. Y no hubo manera de sacarlo de eso. Tenía toda la información, pero era incapaz de utilizarla.

EL CURSO MAS RAPIDO DEL MUNDO
—El 16 de julio de 1988 concluyó nuestro experimento —refiere el Dr. Rafael Alvisa—. Tomamos el patrón internacional para curso acelerado de idioma (nueve meses, es decir, 36 semanasa tres horas diarias de lunes a viernes). Se pretendía impartir este curso en 20 semanas (primera fase), para pasar luego a 10 y por último a cinco. El profesor Albernaz nos ayudó a organizar la manera de suministrar la información. Incorporamos a doce estudiantes.
—¿Personas excepcionales?
—En lo absoluto. La única condición es que tenían que ser vírgenes en el idioma. Y que no habría tareas para la casa ni podrían estudiar fuera del horario del curso.
—¿En qué se basaba el sistema?
—Ante todo, en qué no se basaba. La pedagogía tradicional se fundamenta en el menor esfuerzo del estudiante, y no en lo que verdaderamente ocurre en la siquis. Se sabe que el hemisferio izquierdo y el derecho trabajan de distinta manera: uno como un ordenador digital y otro como un ordenador analógico. Primero buscamos los métodos para silenciar cada hemisferio a voluntad, para introducir la información por uno u otro. Eso se hizo mediante técnicas sico fisiológicas: estimulación cromática, relajación inducida, sistema respiratorio, estímulos visuales mediante el ordenador que producían un estado funcional muy particular del cerebro. El sistema es muy sencillo de ejecutar, pero fue muy difícil concebirlo. Teníamos un taquitoscopio de tres campos, un ordenador, un videobin y se crearon tres equipos para hacer de interfases e interconectores, y grabadoras a las que hubo que crearles un sistema de reforzamiento, porque al sincronizarlas, el ordenador se las llevaba.
—¿Cuántos participaron en la concepción del curso?
—Un sicólogo, dos neurofisiólogos y dos ingenieros informáticos. Bueno, toda la información del curso se ofreció en cinco sesiones de una hora: información subliminar a través del ordenador —el texto pasaba tan rápidamente que parecían rayitas—, un sistema de iluminación especial, mientras a través de los audífonos recibían las palabras enmascaradas bajo una música prointelectiva. Y pausas para el descanso. Un sistema muy complejo. El resto del curso lo dedicamos a “despertar” esa información.
—¿Las 19 semanas que habían concebido para esa fase?
—No. En siete semanas logramos “despertar” toda la información. Sólo conversación. No incluimos escritura. Hasta entonces el curso más rápido del mundo era el de Losánov (26 semanas). Enseguida nos preguntaron: ¿Cuándo van a dar el próximo curso? Pero la pregunta sería: ¿Cuándo continuarán las investigaciones para perfeccionar el método y solucionar los defectos que encontramos?
SILVESTRISMO Y FUTUROLOGIA O LA REVOLUCION PEDAGOGICA
Dado que la sociedad contemporánea se encuentra ante una crisis de información —la pedagogía actual es capaz de dotar al hombre sólo de una mínima parte del conocimiento acumulado por la humanidad—, la revolución pedagógica es, más que una consecuencia de ciertas curiosidades y casualidades, una necesidad imperiosa del desarrollo humano.
—Padecemos de silvestrismo —enuncia el Dr. Rafael Alvisa—: nuestra educación se adquiere de modo silvestre: en dependencia de la familia, los maestros y amistades que nos hayan tocado en suerte (o en desgracia). Es aleatoria. Ante todo, tenemos que perder los prejuicios instalados sobre la limitada capacidad del cerebro. Todo es entrenamiento: un pintor ve 16 matices de azul donde tú y yo vemos sólo tres. El ser humano está aprendiendo ininterrumpidamente desde su nacimiento, y los tres primeros años son esenciales. No hay razón fisiológica que impida hablar perfectamente a un niño de seis meses. La preparación de un niño con tarjetas de colores y figuras que estimulan la capacidad cerebral, de modo que cuando le empieces a dar información formalizada, la asimile, no es futurología. Ya la Universidad de Pensylvania publicó un método y dos casetes, con un sistema de educación acelerada temprana (no precoz). Pero al niño se le trata durante los primeros años como a un perrito. Y no puede ser una educación diferencial a ciertos niños, porque al desfasarse se les crearía un problema social. Todos serían capaces de asimilarlo. Los primeros años de la escuela deberían dedicarse al entrenamiento del sistemanervioso: perfecta discriminación tonal y auditiva, perfecta discriminación cromática y visual; formas, figuras y movimiento; memoria auditiva, visual y motora. Es alentador saber que algún día los humanos seremos verdaderamente homo sapiens sapiens. Y es triste que a nosotros ya no nos toque.

“El difícil arte de usar la cabeza”; en: Somos Jóvenes, n.º 133, La Habana, junio, 1991.





El stress: una palabra del siglo XX

1 06 1990

¿EL STRESS NUESTRO DE CADA DIA?

Pancho despertó sobresaltado por el timbre del despertador. Más que dormir, había nadado durante seis horas en la sopa de agosto. Con los ojos cerrados todavía, se paró frente al lavabo y abrió la pila, pero no ocurrió lo que esperaba. Al tercer intento, logró alcanzar el estribo de una 22 y se dejó caer en el buró como recién salido de una centrífuga. Empleó las ocho horas en rehacer los planes del quinquenio que el próximo mes habría que rehacer, que el próximo mes habría que rehacer, que. Un intento de almuerzo, porque en el comedor flaqueaba ya la asignación del mes y el regreso apelmazado dentro de una masa de sudor y rostros. Hizo dos colas para el pescado y los tomates, puso en su lugar con suma ternura el filamento de un bombillo, cargó seis latas de agua y compuso un cuchillo que había soltado el mango. Total: tres horas. A las 9 p.m., entre la cuarta y la quinta cucharada de sopa, sonó el timbre de la puerta.

—Discúlpame, Pancho, pero se me había olvidado. Aquí te traigo la citación para la guardia —y en un susurro—. Es hoy —y de prisa—. Hasta luego.

Pancho se detuvo ante la mesa, tomó el plato de sopa, lo vació con cuidado en el vertedero y lo arrojó por la ventana. Mientras salía dando un portazo se le escuchó:

—Me careñojoncapinajogo en Dios.

—No te preocupes, mi hija —dijo la suegra de Pancho, deteniendo a la mujer que se levantaba para alcanzarlo—. Es ese stress que dicen las revistas.

¿ES O NO ES? O ¿QUE NO ES?

Dr. Rafael Alvisa: Stress es una palabra prostituida. Se le dice stressado al nervioso, al deprimido, al colérico, al ansioso, al triste, al eufórico.Todo eso son emociones humanas, un modo de reflejar los estímulos. El que no experimente esas emociones es anormal. Otra cosa es cuando son excesivas. La depresión y la ansiedad son estados de ánimo perturbados. Una fuerte incertidumbre puede provocar ansiedad, y frecuentes frustraciones, depresión. Al sujeto se le afecta la vida de relación, pero los mecanismos de recuperación energética funcionan y no entra en crisis biológica. Tú puedes tensar todas tus fuerzas para alcanzar un objetivo y no stressarte. Pero si llegas a la hipertensión síquica, corres el riesgo de rebasar el límite y que tus mecanismos de recuperación no funcionen.

Entonces, ¿qué es? Según Hans Selye, el stress es un síndrome general de adaptación, desbalance energético y enfermedades, la reacción inespecífica del organismo a una situación que le demanda recursos que no posee.

Dr. Rafael Alvisa: Como el estado de sobreexcitación va más allá de los niveles detolerancia, los mecanismos para resarcirse de la energía gastada no funcionan y el organismo entraen una crisis energética. Hay 18 formas de afectación de los órganos que son de origen síquico. Y la respuesta al stress es siempre individualizada.

Dra. Eloína Díaz Miniet (Jefa del Dpto. de Stress y Envejecimiento, Instituto de Investigaciones Fundamentales del Cerebro, Academia de Ciencias de Cuba): El hombre se adapta a casi todo, incluso a las catástrofes y las guerras, pero hay que ver hasta qué punto eso ocurre sin daño. Un cambio en la vida al cual el individuo no puede adaptarse, o la sumatoria de pequeñas circunstancias stressantes, pueden provocar el stress. Existe también el eutress, en el cual el individuo puede sentirse estimulado hacia el esfuerzo, pero que no llega a ser dañino y puede incluso resultar placentero. Y el distress sería otro estado tensional de matiz desagradable, pero éste ya sí conduciría al verdadero stress.

LA MODERNIDAD

Se ha hablado mucho de la vida contemporánea como factor que induce o provoca el stress, y yo me pregunto: ¿será más stressante la modernidad que el peligro de morir cada noche bajo las garras de un oso, como le ocurría al hombre primitivo? ¿Será más stressante que la vida de un habitante del Sahel acosado por el hambre en una de las zonas más inhóspitas del planeta, y muy lejos de los males que conlleva la modernidad?

Dra Eloína Díaz: La naturaleza condiciona biológicamente para enfrentar ciertas circunstancias. Al enfrentarse al oso, el sistema endocrino toma el mando del organismo: afluye más sangre a las extremidades, se produce más catecolamina y el hombre ataca o huye según sea el caso.

Dr. Rafael Alvisa: El hombre del Sahel vive permanentemente en condiciones extremas de sequía, adversas a sus subsistencia, y se ha ido adaptando con la astucia de que es capaz a esas condiciones. Podrá desnutrirse, pero no se stressa. Un cazador de cocodrilos tampoco se stressa. Pero que nos lancen a ti o a mí en medio de la ciénaga. No es la disponibilidad de ciertos bienes lo que implica el stress, sino el querer y no poder. Cuando dejas de querer porque no vas a poder, cesan las causas. Tú dispones del teléfono y del transporte moderno; sobre esas bases diseñas tus proyectos. Cuando el teléfono o el transporte no funcionan, se rompen tus proyectos, no cumples tus compromisos que ya han sido planteados sobre premisas que dejaron de ser reales y pueden constituirse en factores stressantes. El momento actual de la civilización es stressor, porque hay distintos desbalances en el desarrollo de la sociedad: diferencias entre desarrollo científico y sociológico, desproporción de la repartición de la riqueza, desproporción esfuerzo‑retribución, inestabilidad y crisis muy marcadas

Dra. Eloína Díaz: No existe el oso, pero hay condiciones en la modernidad que provocan el stress, sobre todo cuando el hombre es un ser social con aspiraciones de alcanzar o mantener una posición. Cuando tiene que compartir con gente que no aprecia por razones de status social, cuando aspira a un ascenso (hay quienes tienen el subir como única aspiración), a resultados en el orden socio‑profesional, cuando ambiciona obtener carrera, enfrenta exámenes, etc —posiblemente quien no tenga aspiraciones sea menos vulnerable. Suma a eso la prisa, los temores, las malas relaciones familiares o sociales, conflictos laborales, el calor del verano que es stressante, el descanso deficiente, etc. La mala alimentación puede producir un desbalance energético, un desequilibrio nutricional. Cuando sufrimos un período de situaciones límites, cuando no sólo se hacen difíciles las apiraciones, sino incluso conservar lo que se tiene, nos resistimos, consciente o inconscientemente, a hacer dejadez, y eso provoca stress.

POCO DURANTE MUCHO, MUCHO DURANTE POCO

Dr. Rafael Alvisa: El organismo funciona con parámetros de máxima y mínima. Vigila los niveles de glucosa, de lípidos, de neurotransmisores para hacer los recambios, los niveles de oxígeno y de ácido láctico. Cuando se exige del organismo un sobreesfuerzo sin dar tiempo a hacer las recuperaciones y los recambios, se agotan las sustancias básicas para un metabolismo normal y aparece la crisis. No se pueden movilizar más fuerzas de las que el organismo dispone. Una persona se puede stressar por un estímulo de corta duración, pero de mucha intensidad, e incluso por su aparición sorpresiva; pero un estímulo de intensidad media a baja te stressa si su presencia es reiterada. Depende también de las condiciones del organismo y del momento. Factores que en una circunstancia dada no serían stressores, en otra lo son. Alguien se derrumba ante un estímulo y reflexiona: “Pero si yo otras veces he aguantado cosas peores”. A eso se llama factor interno de vulnerabilidad. Un organismo agotado por una enfermedad, conmovido por emociones anteriores, etc. Hay estímulos que son, por su propia naturaleza, stressores forzosos: tareas físicas o intelectuales que vayan más allá de nuestras fuerzas, por ejemplo. Y sobre todo, hay que tener en cuenta que el mismo estímulo actuará diferencialmente en cada persona. Uno se disgustará pero se mantendrá sereno, otro luchará, otro caerá en la ansiedad, se desorganizará y no sabrá qué hacer; el último se desencantará y se derrumbará. Cada uno refractó el estímulo a través de su propia personalidad. Lo que para uno es stressante no lo es para otro, y lo que para uno no es stressante hoy, puede serlo mañana.

TRES CAMINOS HACIA LA ENFERMEDAD CORONARIA

Dr. Rafael Alvisa: Por muy duro que trabajes y con altísima intensidad, si sabes intercalar los reposos necesarios en los tiempos prudenciales, si tu entrenamiento te da para llevar ese ritmo de trabajo, no te stressas. Hay tres caminos del stress que conducen directamente a la enfermedad coronaria —te vuelves artereoesclerótico o haces una hiperlipidemia—: urgencia temporal, pluralidad de metas (coincidentes en el tiempo) y relaciones humanas conflictivas. Lo último se resuelve en la medida que ganes plasticidad en el trato y concedas a los demás el derecho a su forma de ser. Respecto a la pluralidad de metas —frecuentemente andamos por la vida con dos metas nuestras y dos que no nos interesan, pero que responden a compromisos—, hay una recomendación muy sencilla: trácese cuantas metas desee, pero póngalas en fila. Y respecto a la urgencia temporal, te voy a hacer un cuento: Erase un judío llamado Abraham al que se le vencía el plazo para pagar cierta deuda al judío Isaac. Buscó un nuevo préstamo para saldar la deuda, pero nada. No podía conciliar el sueño, ni hacer el amor, ni comer en paz. Su irritabilidad era extrema. La víspera del día tope se acostó y no hacía sino dar vueltas en la cama, hasta que a las tres de la madrugada se levantó, su esposa lo escuchó hacer una llamada telefónica y al regreso se quedó dormido como un bendito. Al día siguiente ella le preguntó:

—¿A quién llamaste anoche por teléfono?

—A Isaac.

—¿Conseguiste el dinero para pagarle?

—No. Lo llamé y le dije: ¿Recuerdas que hoy expira el plazo de mi deuda? Lo recuerdo, me respondió. Pues no te voy a pagar. Y colgué. Enseguida me dormí. El que no debe haber pegado un ojo es Isaac.

Pero a veces nos resistimos a cancelar un compromiso aunque estemos abocados a no cumplirlo (y sea por razones objetivas, sin irresponsabilidad). Cumplimos aparentemente, con baja calidad, o notificamos el incumplimiento a última hora, embarcando a todo el mundo. Y eso es peor. La prisa es pavorosamente stressante. Yo tengo como norma no hacer ninguna comida con premura, por muy sobria que sea. La disfruto, la paladeo, y así hago algo por este cuerpo que tanto hace por mí.

 

CUATRO REMEDIOS

El Dr. Rafael Alvisa refiere que hay cuatro formas básicas de combatir el stress:

1.La enseñanza y divulgación masiva de técnicas de relajación. Relajándonos síquica y físicamente cada cierto tiempo, evitamos acumular sobrecargas, disminuimos excitabilidad e irritabilidad.Es como abrir las válvulas de escape. La relajación puede ser de distintos tipos e intensidades, de acuerdo a cada caso concreto. La relajación neuromuscular tiene también su efecto sobre el siquismo. Está la relajación progresiva de Jacobson, el relajamiento autógeno de Schultz, llamada también autorrelajación concentrativa, más profunda pero que se demora más que la de Jacobson. Y puramente síquicas, como las técnicas de relajación sensorial de Vittós (la vista, el oído). Ellas deben ser montadas por especialistas. Hay que ser muy cuidadosos con los manuales para el autoconsumo, porque la gente suele leer de modo superficial y al llevarlo a la práctica troca las secuencias. En dos hospitales generales: el Julio Trigo y el Nacional, se están entrenando en estas técnicas a los médicos de la familia, para ejercer la medicina preventiva. Se han usado también con buenos resultados las técnicas respiratorias, como la respiración completa de Mitchel, de gran capacidad ansiolítica, y la gimnasia respiratoria de Beliaiev, muy eficientey más compleja. Son tomadas y adaptadas casi siempre del Pramayana, o ciencia de la respiración de los hindúes, simplificadas y adaptadas para propósitos muy específicos, fuera de su contexto filosófico. Otros sistemas son producto de las investigaciones occidentales sobre tensión y distensión síquica. A veces sucede que se redescubren técnicas que coinciden con preceptos de los antiguos.

2.Algunos sistemas moduladores del sistema nervioso, como la músicoterapia y la cromoterapia. Hay música ansiolítica, sedante, sosegante, antidepresiva, prointelectiva. Nosotros preparamos algunas de esas piezas, que consisten en fragmentos musicales con ciertas características que les permiten obtener un efecto sobre la siquis, ensamblados. Lo ideal sería que esa música se vendiera como pastillas, pero antes hay que hacer un trabajo serio, responsable, y acompañarla de folletos e instrucciones. Si no, el efecto podría ser contraproducente. Ya en algunos países occidentales se hace, pero son productos comerciales, sin un estudio serio detrás. Y se vende muy bien. Una misma pieza, vivaz, puede sacarte de una depresión ligera y ser contraproducente en caso de una depresión profunda. Ahí viene la astucia de la ciencia que puede, a pesar de ti mismo, sacarte de la depresión, empleando otros trucos, otras combinaciones sonoras que te arrastren. Los colores fríos son sedantes, mientras los cálidos son estimulantes. Tuvimos un paciente con una crisis de hipertensión (180 de presión arterial), causada por el stress. Bastaron cinco minutos en un baño de luz verde y escuchando una música sedante para que pasara a 130.

3.Ya en el caso de personas fuertemente stressadas, se emplea la hipnosis, técnicas de desensibilización progresiva para contrarrestar las alteraciones síquicas y físicas. En estado de relajación profunda se le hace volver sobre sus fobias, los conflictos que lo agobian. En la medida en que logres que el sujeto hable de todo esoen estado de relajación, podrás romper el foco inerte emocional que hay en la corteza cerebral y disolverlo. Son técnicas sicofisiológicas.

4.Un remedio preventivo es modificar los patrones cognitivos: descondicionar a las personas condicionadas por patrones que no se corresponden con la realidad: prejuicios y otros que provocan reacciones de miedo, angustia, ansiedad. En un caso hicimos comprender a un paciente que las personas cambian sus intereses con la edad. Fue suficiente para desmontar un sistema de pensamientos e ideas preconcebidas.

¿TOMARSE LAS COSAS CON CALMA

podría ser un buen consejo contra el stress?

Dra. Eloína Díaz: Hay que tomarse a pecho lo que vale la pena, pero no cualquier cosa. Independientemente de las especificidades, hay normas generales. Ante todo, no se puede llegar a la extenuación. Las vacaciones son una necesidad objetiva y el fin de semana no es un mero invento del almanaque. El descanso es imprescindible. La distracción, el deporte moderado que estimula todo el organismo y permite asimilar mejor el stress, el efecto de plantas medicinales como el jenjibre que es estimulante, los cambios de actividad. Pero más que eso, comprender que el enfrentamiento al stress es algo que cada persona puede resolver mediante sus capacidades latentes. Dado que el stress es aprendido, también debemos aprender cómo enfrentarlo. Y eso depende del carácter de cada persona.

 

Cuando el fisiólogo canadiense Hans Selye descubrió el stress, no solo alcanzaba uno de los más importantes logros de la biología contemporánea, sino que acuñaba una de las palabras que, junto a sputnik, comunismo, misil, contaminación, energía atómica, SIDA y Tercer Mundo, definen el siglo XX. Ahora bien, ¿es el stress tan terrible como sugiere la palabra?, ¿es privativo de este siglo de velocidades crecientes y urbanización, en que el hombre parece haberse enfrascado en una guerra contra el tiempo?

Selye define el stress, de modo somero, como la reacción no específica del organismo frente a cualquier requerimiento que se le plantee. Ante una situación de stress, todos los mamíferos, incluido el hombre, reaccionan de modo complejo (que usualmente difiere de un individuo a otro): las glándulas de secreción interna como, por ejemplo, la hipófisis, situada bajo el cerebro, elaboran hormonas que a su vez estimulan a las glándulas suprarrenales. Desde la zona donde se provoca el stress, ya sea una porción de la piel que ha sufrido una quemadura, o la superexcitación del cerebro como consecuencia de una mala noticia, se transmite una señal estimulante que «dispara» las glándulas endocrinas.

DOS VIAS

Es posible conocer cuando alguien sufre alto grado de stress por dos vías: bioquímica y neurológica. La medición de la presión sanguínea, del contenido de hormonas, de la actividad eléctrica del cerebro; tanto como la medición del pulso, que se acelera, la transpiración elevada, aumento de la irritabilidad, reducción de la capacidad de concentración, hiperquinetismo e insomnio.Y se habla de «alto grado de stress», porque decir que alguien «está en stress» equivale a decir que está vivo, dado que todos los seres humanos estamos sometidos al stress, vivimos en stress, que es nuestro estado normal. Vivimos «con miedo», y a quien logre evitarlo por completo le amenaza la muerte.

EL STRESS BUENO

Cuando una persona experimenta una sensación desagradable llama a eso stress. Sin embargo, hay también un stress positivo: el de un campeón olímpico cuando rompe la marca mundial, el del concertista cuando ejecuta una pieza como nunca antes, el del investigador en el momento de su máximo descubrimiento. En esos instantes de enorme emoción, la superproducción de hormonas en su organismo es equivalente a la que tiene lugar después de un grave trauma síquico de signo negativo.

¿LA VELOCIDAD O EL OSO?

En cierta ocasión un periodista entreviastó al Dr. Hans Selye:

Periodista: ¿Es verdad que en la sociedad contemporánea las personas, con mayor frecuencia que en el pasado, se ven en las condiciones que provocan el stress?

Doctor Selye: Esta pregunta me la plantean a menudo, contraponiendo a veces nuestra vida a lasubsistencia del hombre cavernícola que no se veía obligado a temer la bomba atómica o estar alarmado por los asuntos de la bolsa. No obstante, en este caso se olvidanque al cavernícola lo preocupaban otras cosas, por ejemplo, cómo evitar que durante el sueño lo devorara un oso. Dudo que el hombre contemporáneo experimente con mayor frecuencia que sus antepasados emociones negativas provocadoras de trastornos nerviosos.

STRESS PARA TODOS

Si algunos afirman que nunca experimentan sobretensión nerviosa, o viven en una cápsula aislante, o no se percatan de que se encuentran en condiciones de stress. Porque el stress es tan inherente al hombre como la respiración, y lo sufren del mismo modo los hombres y las mujeres. Mientras más se incorporen estas a las profesiones consideradas masculinas, mientras mayor sea su peso en la toma de decisiones, más se difundirán entre ellas las llamadas enfermedades masculinas: hipertensión, úlceras, infarto del miocardio. Ese es quizás el único precio de la igualdad.

SOBREPASAR LOS LIMITES

Hay que diferenciar entre el stress natural y el exorbitante, el que sobrepasa las capacidades del propio organismo. La permanencia constante en condiciones de stress puede provocar hipertensión, enfermedades cardiovasculares, trastornos síquicos, y acortar considerablemente la vida, acelerando el envejecimiento, que no son sólo las arrugas en la cara, sino los cambios químicos, el deterioro cerebral irreparable. Esa es la causa de que se haya difundido una especie de terror anti‑stress, y haya surgido incluso en California un

CENTRO ANTI‑STRESS

donde un grupo de siquiatras, ingenieros y médicos han creado un gimnasio mental, que consta de cinco actividades integradas en un programa de relajamiento y autodescubrimiento. Se empieza por los tanques de flotación, donde la suspensión por espacio de una hora puede aliviar dolores musculares, tensión y otros síntomas.

El sincro‑energizador, por medio de gafas con luces estroboscópicas, y sonidos ambientales o música en armonía con la luz a través de audífonos, intenta sincronizar los hemisferios analítico(izquierdo) y creativo (derecho) del cerebro.

El potencializador Graham, por su parte, induce un estado de descanso profundo, al hacer girar suavemente al paciente dentro de un campo electromagnético.

El espejo mental permite al propio cliente observar la actividad de sus ondas cerebrales y aprender a cambiarlas a voluntad, modificando el ritmo y estilo de la respiración. Mediante electrodos, el equipo registra las ondas haciéndolas perceptibles en forma de luces rojas.

El ambiente de intensificación sensorial, por su parte, es una caja de espejos que ofrece al paciente 800 imágenes simultáneas de sí mismo, acercándose a la meditación oriental con velas.

Los promotores del centro aseguran que bastan unas pocas sesiones para disminuir las tensiones excesivas y lograr una agudización de la sensibilidad —mayor percepción del color y el sonido—, incrementar la capacidad de concentración, agilidad, precisión y óptimo funcionamiento motriz.

Sin dudar de que tan sofisticadas técnicas contribuyan a aliviar el stress excesivo, hay métodos al alcance de todos y que se basan en

VERDADES MUY SENCILLAS

pero que con frecuencia olvidamos. Porque el secreto para vencer al stress, para mantenerlo dentro de límites que no sean nocivos para el organismo, no es evitarlo, sino que cada persona «viva a su manera». Para eso es necesario ocuparse de algo que a uno le guste y para lo cual tenga capacidades, de ahí que la elección de una profesión para la vida sea esencial, y hacerlo al ritmo que a uno le es propio. Si a un hombre lo hicieran correr a la velocidad de un caballo, moriría. No se puede exigir a un hombre‑tortuga convertirse por imperativos externos en hombre‑liebre. Como es nocivo, en la misma medida, reducir o domar el carácter de caballo de carreras de algunos hombres. No hacer nada o minimizar la puesta en práctica de su creatividad potencial, puede provocarle profundos trastornos nerviosos.

Lo importante no es consumir indiscriminadamente tranquilizantes y otros medicamentos anti‑stress, sino aprender a vivir según las propias reglas, condicionadas, por supuesto, por las reglas y normas de la sociedad. Buscar un puerto de destino para esa travesía que es la vida y tratar de mantener el rumbo; adquirir el máximo posible de amigos o, parafraseando la Biblia «tratar de merecer el amor del prójimo».

La concordancia del hombre con su tiempo, con su espacio histórico y social, pero sobre todo el justo equilibrio entre la autoinsatisfacción que estimula y la autosatisfacción que alienta, la paz creadora del hombre consigo mismo, son las herramientas para evitar el stress excesivo; sin que eso signifique eludir el stress necesario, el inherente a la propia condición social del hombre, porque no fue eludiéndolo como transitó ese largo camino que va desde el primate que alguna vez se irguió sobre la Tierra, hasta las estrellas.

 

 

Síntomas del stress (según la Dra. Eloína Díaz Miniet):

Stress ligero:

Dificultad para concentrarse

Pérdida de interés

Inconformidad

Aburrimiento

Carácter olvidadizo

Ansiedad

Estancamiento laboral

No lograr relajarse

Premura temporal angustiosa

Temas que se reiteran

Conflictos ambientales

 

Stress severo:

Enfermedades ligeras

Hipertensión

Enfermedades sico‑somáticas

Ulcera gástrica

Hiperalteración

Alteraciones del sueño

Inestabilidad y fatiga frecuentes

Necesidad de alcohol y tranquilizantes para dormir

Choques o desmayos sin motivo

Disgusto continuo

Obesidad por ingesta excesiva producto de la ansiedad

 

Aumento del conteo de eoenzinófilos en la sangre (se rompe el ciclo normal de la temperatura corporal)

Según la Dra. Eloína Díaz Miniet, hay doce elementos que componen un modo de vida que facilita el stress:

1.Mal sueño.

2.Problemas respiratorios.

3.Ruido ambiental y luz excesiva.

4.Alcohol, café y sicofármacos en exceso.

5.Irregularidad del horario alimentario.

6.Carecer de recreación diaria.

7.No descansar adecuadamente los fines de semana.

8.Vida desorganizada.

9.Problemas en la esfera sexual.

10.Tomar menos de ocho vasos de agua al día (se altera el equilibrio de líquidos en el organismo y se entorpece la expulsión de toxinas).

11.Malas condiciones para el trabajo, el sueño y para hacer el amor.

12.Alteraciones en el ritmo defecatorio.

 

(Stress: una palabra del siglo XX; en: Somos Jóvenes, nº 127, La Habana, junio, 1990).