El stress: una palabra del siglo XX

1 06 1990

¿EL STRESS NUESTRO DE CADA DIA?

Pancho despertó sobresaltado por el timbre del despertador. Más que dormir, había nadado durante seis horas en la sopa de agosto. Con los ojos cerrados todavía, se paró frente al lavabo y abrió la pila, pero no ocurrió lo que esperaba. Al tercer intento, logró alcanzar el estribo de una 22 y se dejó caer en el buró como recién salido de una centrífuga. Empleó las ocho horas en rehacer los planes del quinquenio que el próximo mes habría que rehacer, que el próximo mes habría que rehacer, que. Un intento de almuerzo, porque en el comedor flaqueaba ya la asignación del mes y el regreso apelmazado dentro de una masa de sudor y rostros. Hizo dos colas para el pescado y los tomates, puso en su lugar con suma ternura el filamento de un bombillo, cargó seis latas de agua y compuso un cuchillo que había soltado el mango. Total: tres horas. A las 9 p.m., entre la cuarta y la quinta cucharada de sopa, sonó el timbre de la puerta.

—Discúlpame, Pancho, pero se me había olvidado. Aquí te traigo la citación para la guardia —y en un susurro—. Es hoy —y de prisa—. Hasta luego.

Pancho se detuvo ante la mesa, tomó el plato de sopa, lo vació con cuidado en el vertedero y lo arrojó por la ventana. Mientras salía dando un portazo se le escuchó:

—Me careñojoncapinajogo en Dios.

—No te preocupes, mi hija —dijo la suegra de Pancho, deteniendo a la mujer que se levantaba para alcanzarlo—. Es ese stress que dicen las revistas.

¿ES O NO ES? O ¿QUE NO ES?

Dr. Rafael Alvisa: Stress es una palabra prostituida. Se le dice stressado al nervioso, al deprimido, al colérico, al ansioso, al triste, al eufórico.Todo eso son emociones humanas, un modo de reflejar los estímulos. El que no experimente esas emociones es anormal. Otra cosa es cuando son excesivas. La depresión y la ansiedad son estados de ánimo perturbados. Una fuerte incertidumbre puede provocar ansiedad, y frecuentes frustraciones, depresión. Al sujeto se le afecta la vida de relación, pero los mecanismos de recuperación energética funcionan y no entra en crisis biológica. Tú puedes tensar todas tus fuerzas para alcanzar un objetivo y no stressarte. Pero si llegas a la hipertensión síquica, corres el riesgo de rebasar el límite y que tus mecanismos de recuperación no funcionen.

Entonces, ¿qué es? Según Hans Selye, el stress es un síndrome general de adaptación, desbalance energético y enfermedades, la reacción inespecífica del organismo a una situación que le demanda recursos que no posee.

Dr. Rafael Alvisa: Como el estado de sobreexcitación va más allá de los niveles detolerancia, los mecanismos para resarcirse de la energía gastada no funcionan y el organismo entraen una crisis energética. Hay 18 formas de afectación de los órganos que son de origen síquico. Y la respuesta al stress es siempre individualizada.

Dra. Eloína Díaz Miniet (Jefa del Dpto. de Stress y Envejecimiento, Instituto de Investigaciones Fundamentales del Cerebro, Academia de Ciencias de Cuba): El hombre se adapta a casi todo, incluso a las catástrofes y las guerras, pero hay que ver hasta qué punto eso ocurre sin daño. Un cambio en la vida al cual el individuo no puede adaptarse, o la sumatoria de pequeñas circunstancias stressantes, pueden provocar el stress. Existe también el eutress, en el cual el individuo puede sentirse estimulado hacia el esfuerzo, pero que no llega a ser dañino y puede incluso resultar placentero. Y el distress sería otro estado tensional de matiz desagradable, pero éste ya sí conduciría al verdadero stress.

LA MODERNIDAD

Se ha hablado mucho de la vida contemporánea como factor que induce o provoca el stress, y yo me pregunto: ¿será más stressante la modernidad que el peligro de morir cada noche bajo las garras de un oso, como le ocurría al hombre primitivo? ¿Será más stressante que la vida de un habitante del Sahel acosado por el hambre en una de las zonas más inhóspitas del planeta, y muy lejos de los males que conlleva la modernidad?

Dra Eloína Díaz: La naturaleza condiciona biológicamente para enfrentar ciertas circunstancias. Al enfrentarse al oso, el sistema endocrino toma el mando del organismo: afluye más sangre a las extremidades, se produce más catecolamina y el hombre ataca o huye según sea el caso.

Dr. Rafael Alvisa: El hombre del Sahel vive permanentemente en condiciones extremas de sequía, adversas a sus subsistencia, y se ha ido adaptando con la astucia de que es capaz a esas condiciones. Podrá desnutrirse, pero no se stressa. Un cazador de cocodrilos tampoco se stressa. Pero que nos lancen a ti o a mí en medio de la ciénaga. No es la disponibilidad de ciertos bienes lo que implica el stress, sino el querer y no poder. Cuando dejas de querer porque no vas a poder, cesan las causas. Tú dispones del teléfono y del transporte moderno; sobre esas bases diseñas tus proyectos. Cuando el teléfono o el transporte no funcionan, se rompen tus proyectos, no cumples tus compromisos que ya han sido planteados sobre premisas que dejaron de ser reales y pueden constituirse en factores stressantes. El momento actual de la civilización es stressor, porque hay distintos desbalances en el desarrollo de la sociedad: diferencias entre desarrollo científico y sociológico, desproporción de la repartición de la riqueza, desproporción esfuerzo‑retribución, inestabilidad y crisis muy marcadas

Dra. Eloína Díaz: No existe el oso, pero hay condiciones en la modernidad que provocan el stress, sobre todo cuando el hombre es un ser social con aspiraciones de alcanzar o mantener una posición. Cuando tiene que compartir con gente que no aprecia por razones de status social, cuando aspira a un ascenso (hay quienes tienen el subir como única aspiración), a resultados en el orden socio‑profesional, cuando ambiciona obtener carrera, enfrenta exámenes, etc —posiblemente quien no tenga aspiraciones sea menos vulnerable. Suma a eso la prisa, los temores, las malas relaciones familiares o sociales, conflictos laborales, el calor del verano que es stressante, el descanso deficiente, etc. La mala alimentación puede producir un desbalance energético, un desequilibrio nutricional. Cuando sufrimos un período de situaciones límites, cuando no sólo se hacen difíciles las apiraciones, sino incluso conservar lo que se tiene, nos resistimos, consciente o inconscientemente, a hacer dejadez, y eso provoca stress.

POCO DURANTE MUCHO, MUCHO DURANTE POCO

Dr. Rafael Alvisa: El organismo funciona con parámetros de máxima y mínima. Vigila los niveles de glucosa, de lípidos, de neurotransmisores para hacer los recambios, los niveles de oxígeno y de ácido láctico. Cuando se exige del organismo un sobreesfuerzo sin dar tiempo a hacer las recuperaciones y los recambios, se agotan las sustancias básicas para un metabolismo normal y aparece la crisis. No se pueden movilizar más fuerzas de las que el organismo dispone. Una persona se puede stressar por un estímulo de corta duración, pero de mucha intensidad, e incluso por su aparición sorpresiva; pero un estímulo de intensidad media a baja te stressa si su presencia es reiterada. Depende también de las condiciones del organismo y del momento. Factores que en una circunstancia dada no serían stressores, en otra lo son. Alguien se derrumba ante un estímulo y reflexiona: “Pero si yo otras veces he aguantado cosas peores”. A eso se llama factor interno de vulnerabilidad. Un organismo agotado por una enfermedad, conmovido por emociones anteriores, etc. Hay estímulos que son, por su propia naturaleza, stressores forzosos: tareas físicas o intelectuales que vayan más allá de nuestras fuerzas, por ejemplo. Y sobre todo, hay que tener en cuenta que el mismo estímulo actuará diferencialmente en cada persona. Uno se disgustará pero se mantendrá sereno, otro luchará, otro caerá en la ansiedad, se desorganizará y no sabrá qué hacer; el último se desencantará y se derrumbará. Cada uno refractó el estímulo a través de su propia personalidad. Lo que para uno es stressante no lo es para otro, y lo que para uno no es stressante hoy, puede serlo mañana.

TRES CAMINOS HACIA LA ENFERMEDAD CORONARIA

Dr. Rafael Alvisa: Por muy duro que trabajes y con altísima intensidad, si sabes intercalar los reposos necesarios en los tiempos prudenciales, si tu entrenamiento te da para llevar ese ritmo de trabajo, no te stressas. Hay tres caminos del stress que conducen directamente a la enfermedad coronaria —te vuelves artereoesclerótico o haces una hiperlipidemia—: urgencia temporal, pluralidad de metas (coincidentes en el tiempo) y relaciones humanas conflictivas. Lo último se resuelve en la medida que ganes plasticidad en el trato y concedas a los demás el derecho a su forma de ser. Respecto a la pluralidad de metas —frecuentemente andamos por la vida con dos metas nuestras y dos que no nos interesan, pero que responden a compromisos—, hay una recomendación muy sencilla: trácese cuantas metas desee, pero póngalas en fila. Y respecto a la urgencia temporal, te voy a hacer un cuento: Erase un judío llamado Abraham al que se le vencía el plazo para pagar cierta deuda al judío Isaac. Buscó un nuevo préstamo para saldar la deuda, pero nada. No podía conciliar el sueño, ni hacer el amor, ni comer en paz. Su irritabilidad era extrema. La víspera del día tope se acostó y no hacía sino dar vueltas en la cama, hasta que a las tres de la madrugada se levantó, su esposa lo escuchó hacer una llamada telefónica y al regreso se quedó dormido como un bendito. Al día siguiente ella le preguntó:

—¿A quién llamaste anoche por teléfono?

—A Isaac.

—¿Conseguiste el dinero para pagarle?

—No. Lo llamé y le dije: ¿Recuerdas que hoy expira el plazo de mi deuda? Lo recuerdo, me respondió. Pues no te voy a pagar. Y colgué. Enseguida me dormí. El que no debe haber pegado un ojo es Isaac.

Pero a veces nos resistimos a cancelar un compromiso aunque estemos abocados a no cumplirlo (y sea por razones objetivas, sin irresponsabilidad). Cumplimos aparentemente, con baja calidad, o notificamos el incumplimiento a última hora, embarcando a todo el mundo. Y eso es peor. La prisa es pavorosamente stressante. Yo tengo como norma no hacer ninguna comida con premura, por muy sobria que sea. La disfruto, la paladeo, y así hago algo por este cuerpo que tanto hace por mí.

 

CUATRO REMEDIOS

El Dr. Rafael Alvisa refiere que hay cuatro formas básicas de combatir el stress:

1.La enseñanza y divulgación masiva de técnicas de relajación. Relajándonos síquica y físicamente cada cierto tiempo, evitamos acumular sobrecargas, disminuimos excitabilidad e irritabilidad.Es como abrir las válvulas de escape. La relajación puede ser de distintos tipos e intensidades, de acuerdo a cada caso concreto. La relajación neuromuscular tiene también su efecto sobre el siquismo. Está la relajación progresiva de Jacobson, el relajamiento autógeno de Schultz, llamada también autorrelajación concentrativa, más profunda pero que se demora más que la de Jacobson. Y puramente síquicas, como las técnicas de relajación sensorial de Vittós (la vista, el oído). Ellas deben ser montadas por especialistas. Hay que ser muy cuidadosos con los manuales para el autoconsumo, porque la gente suele leer de modo superficial y al llevarlo a la práctica troca las secuencias. En dos hospitales generales: el Julio Trigo y el Nacional, se están entrenando en estas técnicas a los médicos de la familia, para ejercer la medicina preventiva. Se han usado también con buenos resultados las técnicas respiratorias, como la respiración completa de Mitchel, de gran capacidad ansiolítica, y la gimnasia respiratoria de Beliaiev, muy eficientey más compleja. Son tomadas y adaptadas casi siempre del Pramayana, o ciencia de la respiración de los hindúes, simplificadas y adaptadas para propósitos muy específicos, fuera de su contexto filosófico. Otros sistemas son producto de las investigaciones occidentales sobre tensión y distensión síquica. A veces sucede que se redescubren técnicas que coinciden con preceptos de los antiguos.

2.Algunos sistemas moduladores del sistema nervioso, como la músicoterapia y la cromoterapia. Hay música ansiolítica, sedante, sosegante, antidepresiva, prointelectiva. Nosotros preparamos algunas de esas piezas, que consisten en fragmentos musicales con ciertas características que les permiten obtener un efecto sobre la siquis, ensamblados. Lo ideal sería que esa música se vendiera como pastillas, pero antes hay que hacer un trabajo serio, responsable, y acompañarla de folletos e instrucciones. Si no, el efecto podría ser contraproducente. Ya en algunos países occidentales se hace, pero son productos comerciales, sin un estudio serio detrás. Y se vende muy bien. Una misma pieza, vivaz, puede sacarte de una depresión ligera y ser contraproducente en caso de una depresión profunda. Ahí viene la astucia de la ciencia que puede, a pesar de ti mismo, sacarte de la depresión, empleando otros trucos, otras combinaciones sonoras que te arrastren. Los colores fríos son sedantes, mientras los cálidos son estimulantes. Tuvimos un paciente con una crisis de hipertensión (180 de presión arterial), causada por el stress. Bastaron cinco minutos en un baño de luz verde y escuchando una música sedante para que pasara a 130.

3.Ya en el caso de personas fuertemente stressadas, se emplea la hipnosis, técnicas de desensibilización progresiva para contrarrestar las alteraciones síquicas y físicas. En estado de relajación profunda se le hace volver sobre sus fobias, los conflictos que lo agobian. En la medida en que logres que el sujeto hable de todo esoen estado de relajación, podrás romper el foco inerte emocional que hay en la corteza cerebral y disolverlo. Son técnicas sicofisiológicas.

4.Un remedio preventivo es modificar los patrones cognitivos: descondicionar a las personas condicionadas por patrones que no se corresponden con la realidad: prejuicios y otros que provocan reacciones de miedo, angustia, ansiedad. En un caso hicimos comprender a un paciente que las personas cambian sus intereses con la edad. Fue suficiente para desmontar un sistema de pensamientos e ideas preconcebidas.

¿TOMARSE LAS COSAS CON CALMA

podría ser un buen consejo contra el stress?

Dra. Eloína Díaz: Hay que tomarse a pecho lo que vale la pena, pero no cualquier cosa. Independientemente de las especificidades, hay normas generales. Ante todo, no se puede llegar a la extenuación. Las vacaciones son una necesidad objetiva y el fin de semana no es un mero invento del almanaque. El descanso es imprescindible. La distracción, el deporte moderado que estimula todo el organismo y permite asimilar mejor el stress, el efecto de plantas medicinales como el jenjibre que es estimulante, los cambios de actividad. Pero más que eso, comprender que el enfrentamiento al stress es algo que cada persona puede resolver mediante sus capacidades latentes. Dado que el stress es aprendido, también debemos aprender cómo enfrentarlo. Y eso depende del carácter de cada persona.

 

Cuando el fisiólogo canadiense Hans Selye descubrió el stress, no solo alcanzaba uno de los más importantes logros de la biología contemporánea, sino que acuñaba una de las palabras que, junto a sputnik, comunismo, misil, contaminación, energía atómica, SIDA y Tercer Mundo, definen el siglo XX. Ahora bien, ¿es el stress tan terrible como sugiere la palabra?, ¿es privativo de este siglo de velocidades crecientes y urbanización, en que el hombre parece haberse enfrascado en una guerra contra el tiempo?

Selye define el stress, de modo somero, como la reacción no específica del organismo frente a cualquier requerimiento que se le plantee. Ante una situación de stress, todos los mamíferos, incluido el hombre, reaccionan de modo complejo (que usualmente difiere de un individuo a otro): las glándulas de secreción interna como, por ejemplo, la hipófisis, situada bajo el cerebro, elaboran hormonas que a su vez estimulan a las glándulas suprarrenales. Desde la zona donde se provoca el stress, ya sea una porción de la piel que ha sufrido una quemadura, o la superexcitación del cerebro como consecuencia de una mala noticia, se transmite una señal estimulante que «dispara» las glándulas endocrinas.

DOS VIAS

Es posible conocer cuando alguien sufre alto grado de stress por dos vías: bioquímica y neurológica. La medición de la presión sanguínea, del contenido de hormonas, de la actividad eléctrica del cerebro; tanto como la medición del pulso, que se acelera, la transpiración elevada, aumento de la irritabilidad, reducción de la capacidad de concentración, hiperquinetismo e insomnio.Y se habla de «alto grado de stress», porque decir que alguien «está en stress» equivale a decir que está vivo, dado que todos los seres humanos estamos sometidos al stress, vivimos en stress, que es nuestro estado normal. Vivimos «con miedo», y a quien logre evitarlo por completo le amenaza la muerte.

EL STRESS BUENO

Cuando una persona experimenta una sensación desagradable llama a eso stress. Sin embargo, hay también un stress positivo: el de un campeón olímpico cuando rompe la marca mundial, el del concertista cuando ejecuta una pieza como nunca antes, el del investigador en el momento de su máximo descubrimiento. En esos instantes de enorme emoción, la superproducción de hormonas en su organismo es equivalente a la que tiene lugar después de un grave trauma síquico de signo negativo.

¿LA VELOCIDAD O EL OSO?

En cierta ocasión un periodista entreviastó al Dr. Hans Selye:

Periodista: ¿Es verdad que en la sociedad contemporánea las personas, con mayor frecuencia que en el pasado, se ven en las condiciones que provocan el stress?

Doctor Selye: Esta pregunta me la plantean a menudo, contraponiendo a veces nuestra vida a lasubsistencia del hombre cavernícola que no se veía obligado a temer la bomba atómica o estar alarmado por los asuntos de la bolsa. No obstante, en este caso se olvidanque al cavernícola lo preocupaban otras cosas, por ejemplo, cómo evitar que durante el sueño lo devorara un oso. Dudo que el hombre contemporáneo experimente con mayor frecuencia que sus antepasados emociones negativas provocadoras de trastornos nerviosos.

STRESS PARA TODOS

Si algunos afirman que nunca experimentan sobretensión nerviosa, o viven en una cápsula aislante, o no se percatan de que se encuentran en condiciones de stress. Porque el stress es tan inherente al hombre como la respiración, y lo sufren del mismo modo los hombres y las mujeres. Mientras más se incorporen estas a las profesiones consideradas masculinas, mientras mayor sea su peso en la toma de decisiones, más se difundirán entre ellas las llamadas enfermedades masculinas: hipertensión, úlceras, infarto del miocardio. Ese es quizás el único precio de la igualdad.

SOBREPASAR LOS LIMITES

Hay que diferenciar entre el stress natural y el exorbitante, el que sobrepasa las capacidades del propio organismo. La permanencia constante en condiciones de stress puede provocar hipertensión, enfermedades cardiovasculares, trastornos síquicos, y acortar considerablemente la vida, acelerando el envejecimiento, que no son sólo las arrugas en la cara, sino los cambios químicos, el deterioro cerebral irreparable. Esa es la causa de que se haya difundido una especie de terror anti‑stress, y haya surgido incluso en California un

CENTRO ANTI‑STRESS

donde un grupo de siquiatras, ingenieros y médicos han creado un gimnasio mental, que consta de cinco actividades integradas en un programa de relajamiento y autodescubrimiento. Se empieza por los tanques de flotación, donde la suspensión por espacio de una hora puede aliviar dolores musculares, tensión y otros síntomas.

El sincro‑energizador, por medio de gafas con luces estroboscópicas, y sonidos ambientales o música en armonía con la luz a través de audífonos, intenta sincronizar los hemisferios analítico(izquierdo) y creativo (derecho) del cerebro.

El potencializador Graham, por su parte, induce un estado de descanso profundo, al hacer girar suavemente al paciente dentro de un campo electromagnético.

El espejo mental permite al propio cliente observar la actividad de sus ondas cerebrales y aprender a cambiarlas a voluntad, modificando el ritmo y estilo de la respiración. Mediante electrodos, el equipo registra las ondas haciéndolas perceptibles en forma de luces rojas.

El ambiente de intensificación sensorial, por su parte, es una caja de espejos que ofrece al paciente 800 imágenes simultáneas de sí mismo, acercándose a la meditación oriental con velas.

Los promotores del centro aseguran que bastan unas pocas sesiones para disminuir las tensiones excesivas y lograr una agudización de la sensibilidad —mayor percepción del color y el sonido—, incrementar la capacidad de concentración, agilidad, precisión y óptimo funcionamiento motriz.

Sin dudar de que tan sofisticadas técnicas contribuyan a aliviar el stress excesivo, hay métodos al alcance de todos y que se basan en

VERDADES MUY SENCILLAS

pero que con frecuencia olvidamos. Porque el secreto para vencer al stress, para mantenerlo dentro de límites que no sean nocivos para el organismo, no es evitarlo, sino que cada persona «viva a su manera». Para eso es necesario ocuparse de algo que a uno le guste y para lo cual tenga capacidades, de ahí que la elección de una profesión para la vida sea esencial, y hacerlo al ritmo que a uno le es propio. Si a un hombre lo hicieran correr a la velocidad de un caballo, moriría. No se puede exigir a un hombre‑tortuga convertirse por imperativos externos en hombre‑liebre. Como es nocivo, en la misma medida, reducir o domar el carácter de caballo de carreras de algunos hombres. No hacer nada o minimizar la puesta en práctica de su creatividad potencial, puede provocarle profundos trastornos nerviosos.

Lo importante no es consumir indiscriminadamente tranquilizantes y otros medicamentos anti‑stress, sino aprender a vivir según las propias reglas, condicionadas, por supuesto, por las reglas y normas de la sociedad. Buscar un puerto de destino para esa travesía que es la vida y tratar de mantener el rumbo; adquirir el máximo posible de amigos o, parafraseando la Biblia «tratar de merecer el amor del prójimo».

La concordancia del hombre con su tiempo, con su espacio histórico y social, pero sobre todo el justo equilibrio entre la autoinsatisfacción que estimula y la autosatisfacción que alienta, la paz creadora del hombre consigo mismo, son las herramientas para evitar el stress excesivo; sin que eso signifique eludir el stress necesario, el inherente a la propia condición social del hombre, porque no fue eludiéndolo como transitó ese largo camino que va desde el primate que alguna vez se irguió sobre la Tierra, hasta las estrellas.

 

 

Síntomas del stress (según la Dra. Eloína Díaz Miniet):

Stress ligero:

Dificultad para concentrarse

Pérdida de interés

Inconformidad

Aburrimiento

Carácter olvidadizo

Ansiedad

Estancamiento laboral

No lograr relajarse

Premura temporal angustiosa

Temas que se reiteran

Conflictos ambientales

 

Stress severo:

Enfermedades ligeras

Hipertensión

Enfermedades sico‑somáticas

Ulcera gástrica

Hiperalteración

Alteraciones del sueño

Inestabilidad y fatiga frecuentes

Necesidad de alcohol y tranquilizantes para dormir

Choques o desmayos sin motivo

Disgusto continuo

Obesidad por ingesta excesiva producto de la ansiedad

 

Aumento del conteo de eoenzinófilos en la sangre (se rompe el ciclo normal de la temperatura corporal)

Según la Dra. Eloína Díaz Miniet, hay doce elementos que componen un modo de vida que facilita el stress:

1.Mal sueño.

2.Problemas respiratorios.

3.Ruido ambiental y luz excesiva.

4.Alcohol, café y sicofármacos en exceso.

5.Irregularidad del horario alimentario.

6.Carecer de recreación diaria.

7.No descansar adecuadamente los fines de semana.

8.Vida desorganizada.

9.Problemas en la esfera sexual.

10.Tomar menos de ocho vasos de agua al día (se altera el equilibrio de líquidos en el organismo y se entorpece la expulsión de toxinas).

11.Malas condiciones para el trabajo, el sueño y para hacer el amor.

12.Alteraciones en el ritmo defecatorio.

 

(Stress: una palabra del siglo XX; en: Somos Jóvenes, nº 127, La Habana, junio, 1990).

 

 


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