Corrupciones

22 06 2001

Tras casi medio siglo de socialismo, Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba, declaró que la corrupción es un mal inherente al sistema capitalista, pero ajeno al socialismo. Sin llegar a culpar al Imperialismo, llamó a combatirlo, dado “el vínculo existente entre la batalla de ideas y la lucha contra las indisciplinas sociales en todas sus expresiones”. Siendo “indisciplina social” un término donde lo mismo cabe la salida ilegal, el saqueo a Liborio o la compra de malanga en bolsa negra. Casi al mismo tiempo, Carlos Lage, en una reunión con directores de empresas, afirmaba que “sin el apoyo de las masas no podemos combatir a los corruptos». Exhortación de la que se deduce que ese apoyo no abunda. ¿Es sólo una malévola deducción mía o una realidad? No es tan difícil averiguarlo.

Ante todo, ¿cuál es el panorama de la Cuba actual que se desprende de la propia prensa de la Isla?

A la batalla contra las viviendas ilegales o paralegales que se está librando desde hace un tiempo —no construyendo casas, sino mediante medidas policiales—, ha seguido una redada contra decenas de administradores, acusados de apropiación ilícita, robo a portafolio armado, y el consiguiente lujo (o lujillo), que abofetea en ambas mejillas la miseria del cubano raso.

Mejillas ya maltrechas por el maltrato cotidiano en los comercios —en dólares o pesos, indistintamente—, que “linda a veces con la humillación” como nos cuenta la prensa cubana, hasta el punto de que Trabajadores llama “pesadilla cotidiana” a la compra de cualquier producto en la red comercial. Y Tribuna de La Habana cita las tribulaciones de una pobre mujer que dedicó tres meses y 529 dólares (cuatro años y medio de salario) a comprar un refrigerador defectuoso.

Un país donde los “buzos” escarban con fervor en los basureros para rapiñar restos servibles, con los que paliar los estragos de un Período Especial que ya parece Período Regular. Otros tienen más suerte, y son contratados por algunas empresas supuestamente “independientes”, patrocinadas por el Estado cubano, para servir como camareros a bordo de cruceros, ferris y yates de lujo, personal que hoy “navega en 16 cruceros en todas las latitudes” (según Granma); como médicos en África y América Latina, etc., recibiendo, de los mil dólares mensuales que a cambio de su trabajo pagan al gobierno cubano las empresas extranjeras,2 dólares diarios y una propina en moneda nacional —según refiere a El Nuevo Herald una fuente cercana a estas empresas—,. Y todos tan felices: el cubano con 60 dólares al mes, el gobierno con 940, y el empresario extranjero que se ahorra un buen dinero, al contratar a precio de ganga un semiesclavo altamente capacitado.

Por eso no resulta raro que los índices de alcoholismo hayan crecido estrepitosamente, tal como reconoce el diario Juventud Rebelde. No se trata de un mero rasgo de nuestra idiosincrasia o de una herencia familiar. Es el reflejo puro y duro de una juventud sin esperanzas que se debate entre la corrupción, la resignación y el exilio. Según Dionisio Zaldívar, decano de la Facultad de Sicología de la Universidad de La Habana, el alcohol es un «sustituto” que intenta “llenar su vacío existencial o material”.

Como tampoco resulta raro que el gobierno cubano haya decidido hacer un inventario de “conductas impropias”. Para ello el Buró Político ha creado las “Comisiones de Fidelidad”, encabezadas por miembros del Grupo de Apoyo de Fidel Castro, y cuya función primera es orientar a los CDR la relación pormenorizada de ilegalidades, cuadra a cuadra: arrendatarios que no pagan impuestos, cuentapropistas por la libre, vendedores ambulantes, empresarios del durofrío y ejecutivos de la carpintería y la plomería que operan sin licencias. Engendros del capitalismo naciente que seguramente son los causantes de todos los males de la República.

Dado que la corrupción y la ilegalidad son consustanciales al capitalismo, pero ajenas al socialismo, se sospecha que estos administradores que suministran más de lo que administran, las peluqueras ilícitas y los buhoneros de la bolsa negra, son importados, o cuando menos un derivado ideológico de la globalización.

Lo cierto es que la historia de Cuba es reacia a corroborar las palabras de Alarcón. Tras una dictadura corrupta, el primer acto de los guerrilleros en el poder fue instalarse en las mansiones que iba desalojando la burguesía criolla y hacer ondear las barbas al viento en Cadillacs convertibles último modelo. La era del igualitarismo ocultó, bajo la homogeneidad discreta de los uniformes, el lujo de puertas adentro y del Morro hacia afuera. Los 70 y los 80 presenciaron las mil y una corrupciones que Fidel Castro “descubrió” durante el llamado Proceso de Rectificación, y en los escándalos de drogas, dólares, marfil y diamantes que cerraron con broche de oro la década. Los 90 han sido los años del sálvense quien pueda. Los más pobres bucean en la basura. Y los de siempre se apresuran a reciclar sus currículos ideológicos hacia la libre empresa, al amparo gubernamental; exportando con frecuencia a sus hijos hacia países donde aprenderán las malas artes del capitalismo, y servirán de cápsula de emergencia en caso de que empeore el panorama insular. El legado de los burgueses nacionales ya fue repartido. Ahora tienden la mano, ávidos, hacia los burgueses foráneos. En el Serengueti, hay mucha fauna parecida que vive de los despojos. Un tipo de corrupción que no es, por supuesto, privilegio de Cuba. Gobiernos corruptos sobran en este mundo.

Lo más lamentable de nuestro caso es la corrupción masiva. La corrupción de quien simula una adhesión política para estudiar en una universidad, obtener un puesto digno de trabajo o los mínimos bienes que su sola probidad profesional jamás le otorgaría. La corrupción de quienes suplantaron el trabajo con el discurso, y han hecho de la genuflexión una exitosa carrera. La corrupción del periodista obligado a hacer silencio; del ingeniero condenado a ejecutar sin objeciones la obra imposible que ayer se le ocurrió al Ingeniero en Jefe; del sociólogo al que sólo se le concede libertad para comentar los conflictos tribales en Burundi. La corrupción del trabajo como única fuente de bienestar, porque si una lección ha quedado clara en 40 años, es que en Cuba “el que no trabaja, sí come, y come bien”. El que trabaja, en cambio, suele pasarlas negras; salvo que se arrime a la moneda enemiga que tantos amigos suscita. Y la peor de todas: la continua corrupción de la vida cotidiana. El chanchullo y el trapicheo, la bolsa negra, el saqueo a Liborio, el trabajito tapiñao por cuenta propia, el engome y la envolvencia, la resolvedera y el bisne: en caso de naufragio todo vale para no ahogarse. Puede decirse categóricamente que si un cubano, uno solo, se hubiese empecinado en no quebrantar la ley durante estos 40 años, ya sería cadáver. Cualquier dietista del mundo confirmará que nadie sobrevive a 40 años de monogamia con la libreta de (des)abastecimientos. Ni a los diez últimos. De modo que la existencia del pueblo cubano, vivito y coleando, es la mejor prueba de que la corrupción es el legado por excelencia de estos 40 años, nuestro modus vivendi. Y el entramado de transacciones ilegales es tan vasto que quien compra carne en bolsa negra, no denunciará al que vende aceite robado de la shopping, porque la carne hervida pierde su gracia.

Claro que la corrupción tiene una enorme utilidad política. Un ministro puede ser devoto y corrupto. Tan pronto flaquea su fe, o pretende un sitio en el Olimpo que no le corresponde, sus corruptelas se “descubren”. Un disidente puede ser encarcelado por comprar leche en bolsa negra. Y el albañil que denuncie la mansión que el administrador le hizo a su amante, será pulverizado por robarse dos palos con qué apuntalar la barbacoa. La mayor perversión del sistema es que te obliga a corromperte para sobrevivir y deja en suspenso la condena mientras des muestras de “buena conducta”. Todo superviviente es chantajeable. El mayor acto de disidencia es estar muerto.

Seguramente Lage tiene razón, y “sin el apoyo de las masas no podemos combatir a los corruptos”. Pero antes debería solicitar el apoyo del gobierno.

 

“Corrupciones”; en: Cubaencuentro, Madrid, 22 de junio, 2001 http://www.cubaencuentro.com/encuba/2001/06/22/2801.html.

 





Fidelidad a plazo fijo

1 09 1997

En su reciente artículo de Caribe, «Teoría política de la corrupción», Carlos J. Báez Evertsz define a la corrupción como procedimiento y práctica universal de la clase política (no de todos los políticos, por supuesto, aunque la sabia Vox Populi no suele concederles la presunción de inocencia), manejando el tema a escala global con una soltura que no oso. Pero su lectura me ha conducido a la pregunta, no tan fácil de responder como quisieran los indios y los cowboys: ¿Existe corrupción en la clase política cubana?

Si tomamos como referente el escándalo de la Lookheed en Alemania. el affaire Mario Conde, la «piñata» de los dirigentes sandinistas cuando perdieron las elecciones o la fortuna que levantaron Trujillo y Fulgencio Batista con el sudor de sus cargos, no. Tomemos en cuenta que en una sociedad donde el ciudadano «disfruta» la cartilla de racionamiento más larga de que se tienen noticias, un Ferrari sería tan escandaloso como La Veneno en una reunión anual de Oxford, y un jet particular sería un OVNI. Máxime cuando entre los postulados iniciales de la Revolución estaba la igualdad (que llegó a leerse como igualitarismo), y el borrón y cuenta nueva con el pasado, que se tildaba en bloque y sin excepciones de corrupto ─recuerdo que las clases de historia republicana que recibí en cuarto grado eran lo más parecido a Alí Babá y los cuarenta ladrones─. El fervor de los 60 impuso la proletarización (al menos aparente) de la clase política, que hizo del caqui verde oliva y gris (fuese militar o civil) el uniforme institucional. Su incuestionable honradez y desprendimiento quedaba fuera de dudas: habían aprobado con sobresaliente el detector de burgueses que fue la Sierra Maestra.

Aceptemos también que un jefe de Estado debe recibir, dada la estatura de su posición, una vivienda acorde, escolta, coches y toda la parafernalia; como en menor escala, los más altos (pero no tan altos) cargos. Hasta ahí, normal. Pero ya desde 1959, los cuarteles se convirtieron en escuelas, y muchas viviendas abandonadas por los burgueses (con todo su contenido), en viviendas de los más listos guerrilleros, y los coches y algunos yates, etc., etc. (para que esto no parezca un inventario). Ramiro Valdés llegó a decir que quienes se habían jugado lo más excepcional, la vida, por la Patria, tenían derecho a una retribución excepcional. Hay que decir, para ser justos, que Ramiro ha sido siempre consecuente con sus ideas. De modo que la Patria pagó sin rechistar ese derecho de pernada. No en balde el Che, tan temprano como en 1964, y precisamente en una reunión del Ministerio del Interior, lanzó aquello de que «contrarrevolucionario es aquel señor que valiéndose de sus cargos…», que debió ruborizar a todos los presentes.

Pero aún cuando aceptáramos aquello como botín de guerra, pasó el tiempo y pasó que la pobreza se institucionalizó, la libreta se eternizó, la miseria digna se convirtió en el modus vivendi nacional, y fue defendida con fervor, como paradigma de igualdad. Así y todo, el funcionariado no estaba dispuesto a aceptar grandes responsabilidades con un salario que sólo superaba al de un médico en un 10-20%, de modo que mientras defendía el racionamiento, creó un intrincado sistema para violar el racionamiento: tiendas «especiales», viajes de servicio con dietas serviciales, distribución discrecional de viviendas y autos, más la sustracción pura de medios destinados a sus empresas y ministerios. Llegó un momento que se instituyó como parámetro económico el «faltante», cuyos parámetros «normales» oscilaban entre 10-15%. Quien robara dentro de lo «aceptable» no era sancionado. Quien no tuviera «faltante» era destacado en la prensa como un ejemplo, una rara avis digna de ingresar al Zoológico Nacional. Así, los casos más sonados de corruptos caídos han coincidido sospechosamente con personajes políticamente inconvenientes. Desde los 60 hasta Luis Orlando Domínguez o Aldana, por no llenar demasiados folios. O el ajuste global de cuentas de las Fuerzas Armadas al Ministerio del Interior tras el Caso Ochoa. Pero lo más curioso es que sólo se descubra al corrupto en ese instante y no mientras traficaba cocaína, regalaba decenas de casas y coches, abría cuentas en Panamá, embutía fajos de dólares en su caja fuerte, o disfrazaba de soldados a «niñas» que volvían de las fiestas porno en Luanda incluso condecoradas. Y eso en un país donde «siempre hay un ojo que te ve», un ojo del poder que, al parecer, padece presbicia, porque divisa la corrupción en Miami, pero no en el ministerio de los bajos. Y sólo ahora (ingenuo de mí) me pregunto ¿a quién beneficia esa presbicia? Por supuesto que, en primera instancia, al corrupto. Pero, a su vez, el corrupto sabe que El Poder (sólo hay un Poder con mayúscula) lo sabe y, por tanto, paga el precio de su libertad condicional, que puede ser derogada al menor asomo de incontinencia política. Sabe que no se le exige probidad (aunque los haya), ni siquiera eficacia en el ejercicio de su cargo (aunque también los haya), sino (y sobre todo), incondicionalidad. Y mientras más ineficaz y torpe sea el «cuadro político» (nunca mejor dicho), más incondicional deberá ser para garantizar la pensión vitalicia de que disfruta y que en ningún sitio de la galaxia le otorgarán por sus servicios. Pero nada de esto ocurre «in vitro». Hay 22 millones de ojos que lo ven. Y aprenden cada día del ejemplo, que es el mejor sistema pedagógico. Pero eso es otro costal de harina, que rebasaría las dos cuartillas.

Un proceso que se ha intensificado y ha buscado nuevas rutas en la Era del Dólar, arrimándose al amparo de las empresas mixtas y el turismo. Un regreso al verde que sólo muy lejanamente recuerda el verde olivo de los 60, cuando un ministro que se preciara debía embarrarse un poco el caqui del uniforme antes de entrar a la Junta de Administración, para resultar así más proletario.

“Fidelidad a plazo fijo”; en: Prensa del Caribe. Año 1, n.º 3, Madrid, septiembre, 1997, p. 15.





La fiebre gris

2 09 1996

Alguien afirmó que la prensa es como los buitres: se alimenta de carroña. No sin razón: De cada diez hechos que son noticia, al menos ocho están relacionados con la guerra, la muerte, el delito y el escándalo. Nadie se ocuparía de Burundi o de Rwanda sin matanzas étnicas, Liberia es noticia sólo cuando hay cuerpos pudriéndose a la intemperie y una cabeza viuda de cuerpo que nos mira desde el asfalto bien pudiera merecer un Pullitzer. La matanza cotidiana que perpetra el (des)equilibrio mundial de la riqueza en las naciones del sur que viven en la paz (de los sepulcros) no es noticia.

A pesar de ETA, España puede considerarse una zona de paz, pero no por ello escasean noticias: durante los últimos años, ya es costumbre que cuando la cola de un escándalo se pierde en el olvido, el hocico de uno nuevoasoma, para renovar el interés de los lectores.

Uno de los más recientes es la denuncia presentada por el alcalde de Marbella, Jesús Gil, quien afirma haber pagado ocho cheques por un total de 85 millones de pesetas a familiares del ex vicepresidente de la Junta, José Miguel Salinas, por el aumento de edificabilidad de su parcela Los Cipreses. Los cipreses más caros de la botánica nacional. Comparecen el presunto portador de los cheques, José Luis Jiménez Jiménez, empleado de Gil, y los ex asesores de Jaime Montaner, Rosario García Victorio e Ildefonso García Borja, redactores de los informes sobre el aumento de edificabilidad. Al parecer, nadie sabe nada: los autores de los informes cumplieron rigurosamente su función técnica, el ex consejero Montaner se atuvo a los informes, José Luis Jiménez transportó a Córdoba un sobre cuyo contenido desconocía. Si algun lector sabe algo, que lo diga, por favor.

No cabe duda que la salud de toda sociedad obliga a airear estos trapos sucios; que el titular de un cargo público es el depositario de una dosis de confianza ciudadana, de modo que al convertirlo en su empresa privada no sólo roba al extorsionado, sino al contribuyente: su dinero y su confianza. El ladrón a mano armada jamás contó con nuestro voto. El ladrón a portafolio armado, sí. Pero corrupto y corruptor hacen una pareja dialéctica inseparable. No pueden existir el uno sin el otro. Ningún corrupto tiene atenuantes. El corruptor, tampoco. Se engendran uno al otro, otro al uno, maravillas de la zoología.

Es un lugar común que en la constitución de esa república universal que es el capital, la ley primera es la ganancia. A ella se supeditan las demás. Respetando las leyes, si es posible, eludiéndolas con una agilidad felina o saltándolas, cuando no quede otro remedio o cuando sea recomendable. Puede que los haya, pero no recuerdo ningún caso de corruptores que hayan abonado el soborno para ejercer la caridad o la beneficencia.

No pretendo anticiparme a las conclusiones del caso. Cumpla la justicia su tarea. Pero recuerdo ahora que la construcción del Canal de Panamá se detuvo muchas veces como consecuencia de la fiebre amarilla, que diezmaba a los hombres. El transmisor era un mosquito, el Aedes Aegypti. Se rociaba insecticida, los mosquitos desaparecían y la epidemia se aplacaba; pero al cabo renacía intacta. Hasta que descubrieron las larvas del mosquito, engordando tranquilamente en los pantanos. Larvas inofensivas, que no eran aún mosquitos ni transmitían nada, pero bastó eliminarlas para acabar con la epidemia.

Si pretendemos edificar el canal que desemboca a un futuro más limpio para España, sin que lo impida la fiebre gris de la corrupción, no podemos olvidar esa verdad zoológica: las larvas serán mañana mosquitos, los mosquitos ponen los huevos que se convertirán en larvas.

“La fiebre gris”; en: Diario de Jaén, Jaén, España, 2 de septiembre, 1996, p. 15.





Perseguirlo y aniquilarlo

29 12 1987

 

Para la ejecución de este trabajo fueron entrevistados 135 jóvenes obreros, estudiantes, profesionales, deportistas, militares, trabajadores administrativos de 17 centros diferentes: Talleres de reparación de locomotoras de Ciénaga, Universidad de La Habana (UH), Escuela de Arrillería Camilo Cienfuegos (EA), Escuela Vocacional V. I. Lenin, Antillana de Acero (AA), Hospital Enrique Cabrera (HEC), Villa de Entrenamiento Cerro Pelado (CP), Secretariado Nacional de la FEEM (SNF), Preuniversitario Saúl Delgado (SD), IPU Pablo de la Torriente (PT), Escuela Tecnológica Hermanos Gómez (HG), Instituto Técnico Militar José Martí (ITM), Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (ISPJAE), Cubana de Acero (CA), Unidad de Técnica Canina de la PNR (UTC), Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) y en el Puerto Pesquero de Regla (PPR). En este último entrevisté a un magnífico grupo de jóvenes a los que debo una disculpa. Dado que por error nuestro se borró parcialmente la grabación de esa entrevista, nos vimos obligados a atribuir las partes que salvamos a un supuesto Liborio Pérez, aunque todos los entrevistados bien podrían llamarse Liborio Pérez.

Contrarrevolucionario es todo aquel que contradiga la moral revolucionaria, no se olviden de eso. Contrarrevolucionario es aquel que lucha contra la revolución, pero también es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia consigue una casa, que después consigue dos carros, que después viola el racionamiento, que después tiene todo lo que no tiene el pueblo, y que lo ostenta o no lo ostenta, pero lo tiene. Ese es un contrarrevolucionario, a ese sí hay que denunciarlo enseguida, y al que utiliza” sus influencias buenas o malas para su provecho personal o de sus amistades, ese es contrarrevolucionario y hay que perseguirlo con saña, perseguirlo y aniquilarlo. El oportunismo es una enemigo de la revolución y florece en todos los lugares donde no hay control popular…»

Ernesto Che Guevara

(18 de mayo de 1962)

Y decir esta frase siempre implicó predicar con el ejemplo. Corren aún de boca en boca, aumentadas por el tiempo hasta los umbrales de la memoria, anécdotas como la de cierta ocasión cuando, discutiéndose si alcanzaba o no la cuota de la libreta, alguien le señaló que seguramente él (el Che) tendría *ración extra+. Al día siguiente el Che regresó para decirle que sí, que *había tenido razón+, que hasta el día anterior *sin saberlo+, él *tenía+ una cuota especial. O su modesta casa, o sus reiteradas exhortaciones en el sentido de que vivir como el pueblo, al nivel del pueblo, agudiza la visión del dirigente sobre los problemas del país, lo acercan a la visión que el pueblo tiene de los problemas. O su rotunda afirmación:

«Desenterrar totalmente todo lo que signifique el pensar que ser elegido miembro de alguna organización de masas o del partido dirigente de la revolución, le permita a esos compañeros tener la más mínima oportunidad de lograr algo más que el resto del pueblo».

Más aún cuando se trata de un dirigente, porque: «Nosotros, dirigentes, sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del país que está a la cabeza de América».

Este trabajo no requirió un extenso cuestionario. Bastó la frase del Che, que forma parte de un discurso a los combatientes del Ministerio del Interior. Fui leyéndola a grupos seleccionados al azar en diecisiete colectivos de las más diversas esferas. Mi única tarea fue la de organizar y editar sus opiniones e incluir algunas frases de José Martí, del Che y de Fidel Castro, que apoyan y complementan la definición del Che. Por tanto, en justicia, Martí, Fidel, el Che y esos 135 jóvenes (más del 60% militantes de la UJC) son los verdaderos autores de este trabajo.

Parece que lo dijo anoche

Mais Liliam Hamilton (Est. SD, Estudio‑Trabajo SNF): Parece que lo dijo anoche. Es como si el Che hubiera regresado anoche y hubiera ido a ciertos barrios o a la escuela al campo, a ver cómo los padres les traen a sus hijos cargamentos de cosas que no se ven en la calle y que no se pueden comprar en las tiendas. ¿ De dónde sale eso? Acabó con media humanidad con la frase esa.

Cadete Osmani Orta (EST. Ciencias Sociales, ITM): A esa frase del Che le ha faltado divulgación. Debería conocerla todo el mundo. Y quizás haya sido culpa de los mismos que él señala que no se haya divulgado, porque los perjudica.

José Raúl González (Est. Ing. Hidráulica y Viales, ISPJAE): Esos no están construyendo el socialismo, sino el sociolismo. O su socialismo.

Cadete Osmani Orta (ITM): El mercenario está en todas partes, decía Fidel. Mercenario no es sólo el que desembarcó por Girón. Esos también son mercenarios.

Bárbara Salgado (Secretaria, MINREX): Gracias a los honores que les dio la revolución por sus méritos pasados, algunos empezaron a acomodarse, a tener una vida aburguesada. Hay que dar el paso al frente para que eso no ocurra nunca más. No sabemos qué pensaría el Che de haber visto esto. Es muy triste.

 Y otros sin ni siquiera méritos pasados, que son los más.

Andrés Hernández (Tornero, CA): La juventud ve eso y dice: Nosotros trabajando para echar palante la economía del país, y estos vacilando, gastando las divisas que nosotros producimos.

José Martí: De altar se ha de tomar a Cuba para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal para levantarnos sobre ella.

Juan Carlos Pérez (Est. Periodismo, UH): Vemos barrios donde se vive en condiciones muy difíciles, de promiscuidad. En cambio, vemos a funcionarios viviendo en la opulencia.

Fidel Castro: Sabemos de gente que busca privilegios a toda costa, que desvía recursos.

Alexis Triana (Est. Periodismo, UH): ¿ Por qué tiene que haber una piscina en una casa normal? ¿ Cuántas piscinas tenemos en el país para permitírnoslo? En el socialismo las desigualdades sociales se mantienen, pero tiene que haber una tendencia a equiparar los niveles de vida, a ir superando las diferencias sustanciales.

Pedro Pelayo (Est. Periodismo, UH): Y no son sólo dirigenticos. Son ministros y altos funcionarios. Porque el partido es inmortal, y eso lo sabemos, pero hay hombres en él que están muy mal.

Magaly López (Residente Cirugía General, HEC): Si el Che lo dice hoy, tiene hasta más vigencia que cuando lo dijo.

Cadete Cosme Beltrán (Est. Ciencias Sociales, ITM): Carros de piquera por las noches en las calles y los domingos en la playa. Ya la medida de los carros de piquera se están incumpliendo.

Angel Torres (Técnico en Recursos Laborales, MINREX): Se les olvida que lucharon para que todo el mundo coma, no para que ellos coman en exceso; que por sus tres carros, hay quien está doblando la espalda en la caña y anda a pie, que la casa que ocupa debería pertenecer a un círculo infantil, habiendo madres sin trabajar por falta de círculos.

Juan Enche (Tornero, CA): Y las casas: se divorcian y le dejan la casa a la mujer. Y ahí van repartiendo mientras se van divorciando. Ministros y los que no son ministros. Y las diversiones y todo asegurado. Tienen todo lo que tienen y hasta tienen diversionismo ideológico.

Violeta González (Est. Medicina, HEC): Lo que es una lástima es que a tantos años, la frase se mantenga vigente.

Cadete Osmani Orta (ITM): Cuánto nos hubiera gustado a todos nosotros haber comenzado a rectificar errores hace muchos años, y haberlos rectificado en base a estas palabras del Che. No sólo son vigentes, sino que lo fueron en el momento en que empezaron a cometerse estos errores.

Humberto Ameijeiras (Residente Ortopedia y Traumatología, HEC): Es muy fácil vivir de, no para la revolución.

Lo necesario/Lo superfluo

Cadete Julio Figueredo (Est. Ciencias Sociales, EA): Se dice que un dirigente tiene ésto y tiene lo otro. Y, ¿ a quién se le va a dar? Porque en la sociedad socialista cada uno recibe de acuerdo a lo que produce. No es que yo lo justifique, porque a veces se ha sido demasiado benévolo…

 Y, ¿ dónde está el límite entre la justa retribución y la benevolencia excesiva?

Hubert Mac (est PT, vicepresidente SNF): No confundir el sistema de distribución en el socialismo, en que no todos pueden tener lo mismo, con esos que hacen una distribución irracional, despiadada, de los recursos, en beneficio propio.

 Habría que analizar si no sería mejor aumentar el salario de los dirigentes y suprimir las facilidades extrasalariales. Si un obrero gana 250 pesos, son 250 pesos, no más. Un dirigente puede que reciba 400. La diferencia, aparentemente, no es grande, pero a esos 400 se suman, en bienes y servicios (a los que no tiene acceso el hombre común en ocasiones a ningún precio) adquiridos en Cuba y en el exterior, el equivalente a varios sueldos más. Hay que lograr que el sueldo sea el sueldo real; y que las posibilidades, salvo excepciones muy excepcionales, sean idénticas para todos los ciudadanos. Y que con ese salario, desde el obrero más humilde hasta el más alto funcionario, todos acudan a las mismas redes comerciales a adquirir los productos que el estado puede poner a disposición de todos los ciudadanos.

David Mateo (est Periodismo, UH): Sin negar lo que realmente necesita el funcionario para su trabajo, pero sin exceso.

Talía Fung (Gimnasta, CP): No es igualitarismo, sino darle a cada cual lo que se merece y no más que eso.

Austeridad y principios

Sonia Castillo (est Periodismo, UH): Yo creo que un dirigente, y se supone que un dirigente en nuestra sociedad sea el más revolucionario, el más consciente, aunque tenga la posibilidad de obtener ciertos medios, tiene que plantearse en principio un modo de vida modesto, darle a sus hijos un modo de vida modesto. Debe tratar de que su modo de vida no supere el de su sociedad. Por un principio de austeridad en el gasto de los recursos, de las divisas del país, un comunista debe ser muy cuidadoso.

Bárbara Salgado (MINREX): No somos un país desarrollado. Entonces, ¿ para qué necesita alguien tres carros o una piscina? ¿ Para trabajar? Esas personas carecen de conciencia revolucionaria.

David Mateo (UH): No estamos en contra del aumento del nivel de vida, del nivel de consumo, pero de acuerdo a las posibilidades del país y hay que ver cómo.

Somos Jóvenes: La política de ahorro está bien concebida, pero mal distribuida.

Tania Reina (est PT, Emulación SNF): Hay que oir los comentarios de los estudiantes, las inquietudes de peso que tienen: por un lado aumenta el precio de la leche, se reduce la gasolina, se racionalizan miles de cosas, y los hijos de papá paseando, botando la gasolina. Y se sabe. Y seguimos con el *Ahorrando más tendremos más+. ¿ Hasta cuándo? Tienen razón en plantear lo que están planteando. Paseando, derrochando y racionalizándonos las cosas a nosotros. No importa, que sigan gastando, que nosotros después ahorramos.

Talía Fung (Gimnasta, CP): El pueblo es el que paga los diez centavos de la guagua, el que tiene más problemas ahora para ésto y para lo otro, y sin embargo ellos siguen andando en carro y dirigiendo la rectificación.

Fidel Castro: …porque si nosotros le estamos pidiendo al pueblo que se abstenga de determinadas cosas, si estamos estableciendo ciertos sacrificios (…) nosotros tenemos la obligación también de redoblar nuestro esfuerzo, nuestro trabajo, eliminar radicalmente todo tipo de privilegio, todo tipo de cosa que irrite a la población, todo tipo de cosa que implique malgasto y derroche…

No son todos los que están, pero son muchos

María Lilliam Hamilton (est SD, SNF): Esos casos son una de las cosas que más se ven ahora.

Cadete Osmany Orta (ITM): No son casos aislados. Quizás nos fijemos mucho más en los que lo ostentan, pero son muchos más los que lo tienen.

Ernesto González (est Ingeniería Construcción de Vías, ISPJAE): Son bastante abundantes.

Angel Torres (MINREX): Abundan dentro de los sectores con posibilidades.

Juan Carlos Pérez (UH): No se trata de atacar a un hombre en específico, sino a una capa, a una tendencia social.

El síndrome del Pino

Raúl Preval (est SD): Yo no entiendo cómo ese del Pino pudo hacer lo que hizo, porque una persona no puede cambiar en dos días. Eso se debe combatir temprano para que no se de el caso de que un dirigente se vaya.

Angel Torres (MINREX): Puede ser un hombre que haya tenido una historia muy grande, pero se va acomodando y le da el síndrome del Pino, el generalito ese.

David Mateo (UH): ¿ Hasta qué punto ese hombre, de principios débiles, fue condicionado por todas esas facilidades, para fortalecer una mentalidad burguesa?

José Martí: Sólo resisten el vaho venenoso del poder las cabezas fuertes.

Raúl Preval (SD): No darles tantos carros ni tantas cosas, que eso corrompe.

Iván Torres (est Periodismo, UH): Hay gente que llega a ciertos cargos, a cierto nivel, y aprovecha para enriquecerse, para acomodarse, y hay quienes buscan el cargo por las condiciones materiales que el cargo ofrece. Y si pierden esas condiciones materiales, pierden esos bienes, pierden los principios. Porque para ellos los principios son esos bienes.

José Martí: No hay viles mayores que los que miran exclusivamente los intereses de la patria como medios de satisfacer su vanidad y levantar su fortuna.

Cadete Heriberto Suárez (ES): El hombre vive a veces de apariencias y no hay que olvidar que el hombre piensa como vive. Los hay que hacen el papel de comunistas dentro de una oficina, y cuando salen de la oficina tratan de aprovecharse.

Cadete Caballero Pérez (EA): En la medida en que un comunista se acomoda, deja de serlo.

Cadete Miguel Angel Orta (est Ineniería Sistemas Automatizados, ITM): El partido tiene que ser extremadamente vigilante y extremadamente exigente con los cuadros.

Tania Reina (PT, SNF): Hay que revisar a todo el mundo, porque lo mismo que pasó con ese hombre puede pasar con cualquiera.

Estrella del Sol (Técnico, HEC): Durante los sucesos del Mariel, ¿ cuántos tapaditos se fueron? Y creo que quedan todavía tapaditos que si Fidel abre otro Mariel, se van.

Prestigio hereditario

Adlin López (est SD, Divulgación SNF): Hay padres que sin estar ellos mismos tan desvirtuados, por su falta de atención y por sus posibilidades materiales, desvirtúan a sus hijos. Utilizan sus influencias para desvirtuarlos. Y sus hijos no saben el valor de lo que tienen. Son los primeros estudiantes que llegan tarde a los pases, que se les toleran indisciplinas en las escuelas, que hacen miles de cosas y se les toleran; porque si el padre tiene influencias convence al director para que no lo bote.

Tania Reina (PT, SNF): A mi pre le dicen *el pre de la nueva clase+. Allí se ve a los niños con los carros. Ya no tienen chofer. Son ellos los que manejan. Y el trasiego de videocasetes. Tienen tremenda influencia sobre el resto de los jóvenes. Van captando. Se convierten en líderes por obra y gracia de su posibilidades. Son los bárbaros.

Ernesto Che Guevara: Si un hombre piensa que para dedicar la vida a la revolución no puede distraer su mente por la preocupación de que a su hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.

Adlin López (SD, SNF): En los pre militares es donde más se emplea la influencia de los padres, y en esas carreras también. Hemos tenido preuniversitarios donde se ha dicho abiertamente: *Todo el mundo tiene que solicitar carrera, hasta aquellos a quienes sus padres se la van a conseguir+ (en un matutino donde están todos los estudiantes, sin tapujos). Como si eso fuera lo más normal de la vida.

David Mateo (UH): Como un muchacho que había en mi pre, en la Isla: el padre lo mandaba a recoger en un patrullero. Se iban todas las semanas, él y sus amigos, y era una bachata lo que armaban en el patrullero aquel.

Hubert Mac (PT, Vicepresidente SNF): En las carreras del MES la cosa está ya bastante controlada, pero en esas en las que nadie sabe cuál es el método de selección y todo es muy secreto, abundan más esas cosas.

Adlin López (SD, SNF): Hasta uno me decía: Aquí la policía no hace nada cuando los hijos de los dirigentes arman su bachata y tiran sillas en los cabarets, porque si tratan de prenderlos, los muchachos les dicen: *Conmigo no quiero problemas, que yo soy el hijo de fulano+. Y el policía no lo coge preso, porque si lo cojo ──piensa── el padre llama a mi jefe y me truenan a mí. Y es así. Se ven atados. Pero si es conmigo, me lo llevo preso aunque me truenen.

Modesto Font (Tornero, CA): Yo vivo en el Reparto Eléctrico y allí los hijos de los altos oficiales hacen lo que les da la gana. Y la policía no hace nada, porque cuando uno los denuncia te dicen: No. Ese es hijo de un coronel.

Nieves Toledo (UH): Las hijas de Jaime Crombet se visten como todos nosotros, comparten con todos nosotros. ¿ Por qué unos sí y otros no?

Orlando Alfonso (est Ingeniería Hidráulica, ISPJAE): Esos hijos de altos dirigentes que son modestos y normales como cualquiera de nosotros, son la excepción, no la regla, aunque en el contexto de los demás jóvenes son minoritarios esos *hijos de papá+ (la expresión peyorativa se refiere a la regla, no a la excepción).

Fidel Castro: Y tenemos problemas, pero no juzgo a la juventud por cuatro gatos, no juzgo a nuestra juventud por unos cuantos descarriados, en los cuales ha influido todo tipo de factores, entre ellos, familiares.

José Raúl González (est Ingeniería Hidráulica, ISPJAE): Y esos después no le van a dar nada a la revolución, porque están acostumbrados a recibir, no a dar.

Marta Teresa (est Periodismo, UH): Lo del prestigio es muy importante, porque a veces en Cuba heredamos el prestigio, y el prestigio no se hereda. Cada cual está en la función social que le pertenece. Cada uno debe recibir el prestigio que se gane con su trabajo.

Ernesto Che Guevara: Nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.

Y se reproduce

Tomás Pérez (Jefe de Vrigada de Mantenimiento Eléctrico, AA): Aquí se creó una Unión de Empresas y lo que se hizo fue crear más plazas administrativas: más burócratas, más dirigentes, más vivebien, más carros, con los mismos obreros. Más caciques para los mismos indios.

Justo Perera (Mecánico, AA): Ahora hay dos administradores, dos jefes de producción, dos jefes económicos, y se sigue produciendo lo mismo, o cuando vengas a ver, menos.

David Mateo (UH): ¿ No estaremos formando funcionarios, diplomáticos que adolecen de esos problemas y traen esa mentalidad?

Juan Carlos Pérez (UH): Algo que ha afectado la rectificación es la política de cuadros. Aunque de eso se ha hablado en todos los congresos, a veces nos preguntamos: ¿ Y si quitamos a éste, a quién ponemos? ¿ Acaso estamos formando realmente los cuadros que el país necesita? ¿ No estaremos rotando cuadros sin condiciones de un puesto a otro?

Fidel Castro: Hay que cuidarse de la tendencia de los hombres a sentirse demasiado importantes, a sentirse imprescindibles, a sentirse insustituibles.

Subversión de valores y otras consecuencias

José Martí: Es inútil y generalmente dañino, el hombre que goza del bienestar del que no ha sido creador: es sostén de la injusticia, o tímido amigo de la razón, el hombre que en el uso inmerecido de una suma de comodidad y placer que no están en relación con su esfuerzo y servicio individuales, pierde el hábito de crear y el respeto a los que crean.

Marta Teresa (UH): Yo creo que la cosa no es la tenencia de objetos, sino lo que esto provoca: el individualismo, apartarse del colectivo laboral. Ese que tiene lo que tiene se cree por encima de los otros. Y ese no puede ser el espíritu del hombre del futuro. Hubert Mac (PT, SNF): Eso tiene una marcada influencia en la formación de los jóvenes. Se ponen a discutir y no obtienen respuestas, no se explican la actitud de sus propios padres ni del ambiente en que viven. Y se van corrompiendo si no tienen a alguien al lado que les explique, que les aclare, y su propio futuro lo piensan ligado a estas cosas, y los adultos, a veces inconscientemente, y otras conscientemente, corrompen al joven.

Adlin López (SD, SNF): El otro día un profesor mío se paró en el aula y dijo: *Si esta es la joven generación que va a construir el socialismo, estamos muy chivados+. Sin contar que esos jóvenes se van al campo y trabajan como mulos, y que lo malo que tenga esa joven generación, se lo enseñó la vieja generación. Son un reflejo de lo que ellos son, y un dirigente corrompe a mil. A medida que van subiendo, hay que mirar más las condiciones de las personas, porque mientras más arriba, a más gente puede corromper.

Fidel Castro: …el ejemplo es una forma de aplicar la teoría, el ejemplo es una forma de educar a las jóvenes generaciones, tiene una importancia enorme. No puede estar en contradicción lo que se hace y lo que se dice. El ejemplo crea virtudes, crea espíritu revolucionario.

David Mateo (UH): A veces analizamos que la gente del pueblo está falta de un nivel de conciencia, de un nivel de exigencia, pero ¿ quiénes fueron los primeros que trajeron los videos, los tarecos? Fueron los altos funcionarios, y no los trajeros sólo como medios de trabajo para sus empresas, sino para sus hogares, como medios de recreo. ¿ Por qué no existe la conciencia de ésto a las más altas instancias de nuestros dirigentes? ¿ Por qué no ven que con esto están condicionando una actitud social, que es ya una generalidad y una generalidad preocupante?

Alexis Triana (UH): Creo que el principal problema no es la conciencia individual, sino que se nos han estado subvirtiendo los valores. El prestigio social hace años era ser un revolucionario sin tachas, y ahora, aunque no se lo haya propuesto el estado, el prestigio social empieza a convertirse en tener un carro, una gran casa, un video. Y eso es lo que me preocupa. No podemos darnos el lujo de caer en los errores en los que han caído otros procesos; porque se nos va creando una doble imagen: por un lado digo lo que tengo que decir, y por otro pienso y actúo de otra manera.

Fidel Castro: Se empezó a dejar de hablar a la conciencia del hombre, al alma del hombre, al corazón del hombre, al honor del hombre, a la vergüenza del hombre. Y se comenzó a hablar o a actuar casi como si el hombre exclusivamente tuviera estómago y no corazón.

¿Generalizar o especificar?

 ¿ Tú conoces casos concretos?

Cadete Guillermo Pablo Caballero (EA): Sí. Bueno, eso es algo muy delicado, porque tiene su doble sentido. Se está jugando con el prestigio de un dirigente.

 La propia definición del Che invalida esa prevención. ¿ Puede un contrarrevolucionario tener prestigio? ¿ En qué medida ese dirigente que se ha apropiado de los bienes producidos por el pueblo, que se acomoda, que se aburguesa, tiene prestigio? ¿ No estaremos usando mal la palabra prestigio? Es el caso que esta prevención fue reiterada por varios de los entrevistados, a pesar de lo cual ofrecieron numerosos casos concretos, con nombres y apellidos.

Iván Torres (UH): Tienes que ir a casos muy concretos. No es ocioso para la prensa particularizar.

¿Y la prensa qué?

Fidel Castro: Estoy convencido de que no nos debilita que lavemos los trapos al aire libre (…) estoy convencido de que lo que nos asfixia, nos infecta, nos ahoga, es no lavar nunca trapos sucios por el temos a que el enemigo se entere allá en Miami (…) debemos usar la prensa en esta batalla (…) Esto va a generar más presión y yo creo que hace falta más presión sobre los cuadros, sobre los organismos, sobre los ministros, sobre los cuadros políticos, sindicales, administrativos, todos. Porque falta presión. Si existiera más presión, yo creo que habría menos errores. Se supone que hay presión (…) pero los problemas aparecen ahí constantemente, muchas veces demoramos hasta meses en enterarnos de que un problema ocurre. Todo esto va a generar más presión, va a generar amargura, va a generar incluso injusticia, va a generar incomprensiones, va a generar interpretaciones erróneas, superficiales, de todo eso, porque yo no veo otra manera (…) de que nosotros empecemos a emplear la prensa de un modo más eficiente y que no se originen algunos de estos problemas (…) Ningun enemigo nos va a criticar mejor de lo que nos criticamos. Porque nosotros sabemos mejor que nuestros enemigos dónde están nuestros problemas.

Iván Torres (UH): Todo el mundo lo sabe, pero nadie lo plantea, todo el mundo está esperando que se abra algo, y ese algo tiene que se la prensa.

Sonia Castillo (UH): Ni siquiera en nuestra prensa se ha planteado hacer una denuncia sin cuartel, como la del Che, en la sociedad cubana actual. El papel de la prensa en ésto es decisivo. Alguien tiene que romper este silencio.

Nieves Toledo (UH): Eso ha sido una política trazada por el partido para el trabajo de la prensa, pero a veces los periodistas no la llevan a cabo.

Alexis Triana (UH): Hay que fortalecer el papel de la prensa, pero ¿ hay alguna legislación que nos ayude a hacerlo? Hay documentos, palabras, discursos, pero cuando te vas a batir estás solo contra los demonios, que son, por otra parte, los que están viviendo bien.

Alex Fleites (est Ingeniería Hidráulica, ISPJAE): Que se publique, que se denuncie públicamente, porque a veces ocurre que los truenan y uno se entera por la calle, a través de chismes. Debían publicarlo. No se publica, y uno piensa que se apaña a la gente.

Elegir, revocar y otros mecanismos

Sonia Castillo (UH): Que las masas tengan más participación en la elección de los dirigentes, una apertura democrática más amplia.

Alexis Triana (UH): No es apertura democrática, sino aplicar los mecanismos democráticos que están establecidos con una mayor participación de las masas en la tarea de elegir y revocar a los dirigentes.

Pelayo Terry (UH): Pienso que el mecanismo está malo o su aplicación. ¿Qué mecanismos tiene el pueblo? ¿ Pararse en la Asamblea del Poder Popular y decirlo, para que dentro de seis meses, cuando lo reiteres, te respondan que eso ya se dijo, que está elevado, o que la respuesta es que el dirigente siguió donde mismo?. Si es así, estamos muy chivados.

Tomás Pérez (AA): Uno eleva los problemas en la asamblea y te dicen: Está elevado. Pero está elevado ¿ hasta dónde? Porque no vemos bajar las medidas. Y se crea descontento. Y eso de fomentar el descontento es contrarrevolución.

Cadete Heriberto Suárez (EA): Que la conciencia política funcione.

Fidel Castro: ¿ Con qué se defendió la revolución? Con la ideología, con los principios, con los valores morales.

Lourdes García (MINREX): El dirigente tiene que nacer de la masa trabajadora hasta que llegua a ocupar el cargo.

)Pasar la cuchilla o pasar la mano?

Orlando Alfonso (ISPJAE): Hay que apelar a la conciencia, al trabajo político.

José Raúl (ISPJAE): Hay que pasarles la cuchilla.

Angel Torres (MINREX): Hay que destituir.

Alex Fleites (ISPJAE): Hay que tronarlos.

Fidel castro: Si vemos que alguien está desviando recursos, no podemos hacernos cómplices de ese hombre tolerándolo.

Lourdes Medina (Gimnasta, CP): Hay que eliminarlos, rectificarlos, acabar con ellos.

Liborio Pérez (Mecánico, PTR): Y a los que metan la pata, que los boten para abajo, no para arriba; porque tú ves que a uno lo truenan allá y aparece aquí, y al que truenan aquí, aparece allá.

Tomás Pérez (AA): Y suceden las cosas y siguen los mismos dirigentes en el mismo lugar, y siguen paseando en carro, y eso es lo que dicen por ahí: *Que el dirigente ni se crea ni se destruye, sólo se traslada+

Cadete Osmany Orta (ITM): El problema es actuar y actuar tajantemente, partiendo de la línea política del partido. Ir creando consciencia, pero el partido tiene que tomar medidas serias, drásticas. La conciencia se logra tomando medidas.

Nieves Toledo (UH): Cuando la gente dice que hay que quitar al dirigente, no lo quiere destruir como hombre, porque hay confianza en el hombre y en sus posibilidades de rectificar.

José Martí: Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud.

Nieves Toledo (UH): Pero si fallaste, tienes que empezar a ganarte el prestigio desde la base, ahí, con los obreros. No es pedir sangre, ni que se forme la debacle, sino que el hombre vuelva a ganarse el prestigio en la base, y en muchas de nuestras organizaciones políticas y de masas eso no se entiende, y nos juzgan de hipercríticos.

Fidel Castro: Nosotros no queremos hacer una Revolución Cultural, no queremos resolver los problemas mediante métodos extremistas ni lanzar las masas contra los responsables de tales hechos irritantes. Estoy, sin embargo, convencido de que las masas, organizada y disciplinadamente, son las que pueden ayudar a ganar esta batalla, y entre las masas, la masa de nuestro partido y de nuestra juventud comunista.

Rectificar hacia arriba

Osmany Orta (ITM): Estamos rectificando errores, pero esos errores los hemos ido cometiendo nosotros y se han ido enraizando.

Liborio Pérez (PPR): Un trabajador comete una violación y un administrador comete la misma violación, y las medidas que se aplican no son proporcionales.

Tomás Pérez (AA): Aquí cuando se vayan a tomar medidas enérgicas, que no sea sólo con el obrero, con el que está abajo, sino a todos los niveles y a todas las instancias, para que sirva de ejemplo. Porque no puede ser: el obrero patina y lo encienden, y vuelve a patinar y lo vuelven a encender. El dirigente no. Ese si patina, cuando más lo dejan resbalar un escaloncito y enseguida lo mueven horizontalmente. Son especialistas en patinaje.

Liborio Pérez (PPR): Hay que buscar una solución para que el partido, la juventud, el sindicato, no se hagan cómplices de los problemas.

Fidel Castro: …ha habido falta de combatividad, es verdad, entre militantes del partido y de la juventud.

Alina Rodríguez (Control de Personal, MINREX): Hay que rectificar, no sólo de abajo hacia arriba, sino de arriba hacia abajo también. Fidel Castro: …lo que debemos es llevar a cabo una lucha sistemática, seria y tenaz, presionando de arriba hacia abajo, (y de abajo hacia arriba también!, con mucha fuerza.

 La primera forma de rectificar es quitar a quienes no son idóneos para sus cargos, por cualquier razón que sea; incluso algunos de los que están rectificando y que a su vez cometen estos errores.

Talía Fung (CP): No se está rectificando severamente a esas personas. Les hacemos concesiones.

Fidel Castro (Al PCC en Ciudad Habana): …La gente hará lo que ustedes hagan, se comportará como ustedes se comporten. Creo que esa es el arma fundamental del partido: la conducta del cuadro, la conducta del militante, la conducta del dirigente.

Talía Fung (CP): Hay gente que con su cargo se ha ganado muchas cosas: casas enormes, carros, videos. No entiendo cómo alguien así preconice la rectificación. Yo no sé hasta qué punto algunas de esas gentes han renunciado a esos bienes en este proceso de rectificación. Deben comenzar rectificando en si mismos, pero se ha comenzado a rectificar desde abajo.

Fidel Castro: Hay que rectificar los errores, y hay que rectificar los errores que cometamos en la rectificación de errores.

Algunos prefieren no quemarse

o

¿Quién le pone el cascabel al gato?

Bárbara Salgado (MINREX): Eso estuvo sucediendo durante mucho tiempo, pero no nos dábamos cuenta. O, si nos dábamos cuenta, mucha gente no tenía el valor de decirlo.

Angel Torres (MINREX): Quienes lo decían eran los que se quemaban. Después, otros tomaban el ejemplo: Yo no digo nada; mira lo que le pasó a fulano, que se quemó ──esos eran los comentarios de pasillo. Todos sabíamos lo que estaba sucediendo.

José Martí: Los hombres aman en secreto las verdades peligrosas, y sólo iguala su miedo a defenderlas, antes de verlas aceptadas, la tenacidad y el brío con que las apoyan cuando ya no se corre riesgo en su defensa.

Angel Torres (MINREX): Tuvo que llegar a oídos de Fidel y que nos convocara al proceso de rectificación para, apoyados en él, atacar ésto con firmeza. Escudados en esos cargos hacen que quienes se enfrentan a las debilidades que ellos tienen, son los que pagan los platos rotos.

Nieves Toledo (UH): Existe el criterio: Para qué lo voy a decir si todo sigue igual y nada se resuelve. Pero si cada uno adopta esa actitud pasiva, nada se resuelve. Se resuelve en dependencia de la agresividad que adoptemos frente a ello.

Sonia Castillo (UH): Me preocupa el espíritu acrítico ante lo mal hecho, me preocupa el respaldo social de que carece el que denuncia un hecho de ese tipo. Esa persona prácticamente se queda sola, porque nadie quiere quemarse.

Somos Jóvenes: El problema es quemarnos todos juntos.

Alina Rodríguez (MINREX): En este momento no es tan fácil quemarse. Acuérdense que estamos en el proceso de rectificación.

Hubert Mac (PT; SNF): Hay que trabajar con la verdad, pero hay verdades que están claras y falta una medida de más arribita que acabe de resolver esas cuestiones.

Fidel Castro: …tenemos que estar en todas partes, tenemos que ver todo lo que está ocurriendo, tenemos que combatir todo lo mal hecho que veamos por todas partes…

Juan Carlos Pérez (UH): Los responsables de esto hemos sido todos, pero una mayor responsabilidad recae en el partido y en las organizaciones centrales del estado. Si vemos que los que están allá arriba disfrutan de todo eso, tenemos que pensar que eso se conoce, que está siendo protegido, porque si lo vemos nosotros, ¿ cómo allá arriba no se va a ver?

Cadete Heriberto Suárez (EA): Es al estado al que le compete solucionar eso, porque tiene las vías, los mecanismos, el derecho de hacerlo, porque representa los intereses de todos nosotros y un papel esencial lo jusga el partido. Pero no podemos tampoco sentarnos a esperar. Hay que plantearlo por todas las vías.

Cadete Miguel Orta (ITM): Es una actividad principalmente del partido.

Juan Carlos Pérez (UH): El problema está en los poderes de decisión. El partido y las organizaciones centrales del estado, teniendo ese poder, no han asumido todavía una política vigorosa, tendiente a cambiar radicalmente esta situación.

Justo Perera (Tornero, AA): El estado debe tronar a la gente para que el próximo diga: *Déjame cuidar ésto, porque ya tú sabes…+

Este artículo debió salir en el número de Somos Jóvenes de octubre de 1987, pero fue censurado definitivamente, al igual que el resto de los contenidos de ese número que, ya impreso, fue destruido y sustituido por otro armado a toda prisa con materiales fríos de archivo.





Fraude, ¿académico?

29 09 1987

A 280 estudiantes

entrevistados se les formuló la

siguiente pregunta: ¿Alguno de

ustedes no ha cometido nunca

fraude durante su vida

estudiantil? Los 280

admitieron haber cometido

fraude alguna vez. No hubo una

sola excepción. Pero ¿es el

fraude académico sólo fraude

académico?

El robo es tan viejo como la propiedad privada y el fraude académico es tan viejo como la enseñanza, pero siempre existió una relación de contrarios entre el poseedor de bienes y el ladrón, entre el maestro que pretende comprobar los conocimientos adquiridos y el alumno que pretende demostrar conocimientos no adquiridos. ¿Qué ocurre cuando esta situación se altera?

Reflexionemos sobre algunos hechos ocurridos en nuestra educación entre 1971 y1985.

Métodos tradicionales

Un alumno mira disimuladamente hacia la prueba de otro, extrae un chivo, comprueba por el libro, o la muchacha de más allá revisa con cuidado sus muslos tatuados de fórmulas. Son métodos tradicionales del fraude académico que no es, como frecuentemente se dice, un rezago del pasado, sino un fenómeno negativo que tiene, en nuestra sociedad,

Causas objetivas

Muchos aún recuerdan la anécdota de aquel profesor que en el capitalismo se refería a un alumno que cometía fraude: “Para qué lo voy a suspender. A ese lo suspende la vida.” Efectivamente, si el alumno procedía de una familia sin dinero o influencias, la vida lo suspendería indefectiblemente. En ningún negocio o empresa el dueño lo contrataría sólo por el título, si sus conocimientos no reportaran ganancias. Y si procedía de una familia pudiente, el título sería mero adorno. Su futuro estaba garantizado. En nuestro país, en cambio, se asegura empleo a todos los graduados de especialidades medias y superiores y, por otra parte, el índice académico es fundamental para optar por una carrera universitaria. Por tanto, el sistema compulsa al estudiante a luchar, más que por los conocimientos, por la nota o el título. Puede que, al final, la vida lo suspenda, pero muy a largo plazo. Mientras, pueden obtener promedio y título, trabajo y salario. He ahí las causas objetivas. Sin embargo, este fraude tradicional es el menos bochornoso. Grave fue que la práctica del fraude contó con la participación activa de parte del personal docente que fumaba mirando por las ventanas, salía del aula, copiaba las respuestas en la pizarra, las dictaba, ofrecía repasos, cuestionario en mano, el día antes, para que al siguiente sea ese mismo cuestionario (qué casualidad) el que se examinara. O vigilaba en la puerta mientras un alumno aventajado respondía el examen a sus compañeros. En tales casos no hacía falta emplear los métodos tradicionales, porque ya la ejecución de la prueba era un fraude.

Se llegó a casos extremos, como el que nos narró Víctor Campanioni, estudiante de Matemática: “En el curso83‑84 en el pre Juan Manuel Márquez de Güira de Melena, las respuestas a la prueba de Física 12 grado, que habían sido enviadas por la nación, las dieron los profesores por el audio de la escuela”. Idéntica información nos fue suministrada independientemente por una estudiante de Microbiología.

¿Por qué?

Para buscar el por qué de esta anómala situación, hagamos un poco de historia.

Desde 1962 a 1971, la promoción se elevó a razón de 0,6% anual en Secundaria Básica, lo cual es lógico si consideramos el aumento en el nivel de vida de la población, el acceso de todos a la enseñanza, las mejoras en los índices de retención, el aumento de la calificación profesoral, de los recursos destinados a la enseñanza y el perfeccionamiento de los planes y programas. Hasta ese momento, la masividad sin precedentes en primaria no había provocado incrementos espectaculares en la promoción, pero sí en la calidad de la preparación de los estudiantes. ¿Qué ocurrió entre 1971 y 1975? En lugar del modesto 0,6% anual, durante este lapso la promoción se elevó once veces más, es decir, 6,9% anual. Si esto hubiera sido un producto lógico de la atención prestada a la educación en los años precedentes, ¿por qué ocurrió precisamente en la enseñanza secundaria y no en la primaria, a la que se había concedido hasta ese momento mayor atención por razones obvias? ¿Por qué el fenómeno se inicia precisamente en las ESBEC, escuelas experimentales y donde una gran parte del profesorado eran estudiantes sin experiencia profesional? ¿Por qué precisamente en ese momento? Sólo entre los cursos 70‑71 y 71‑72, la promoción se eleva en secundaria un 13%. Si consideramos exclusivamente las ESBEC, su promoción en el curso 72‑73 es 31,4% mayor que dos años antes. En el curso 74‑75 ya la promoción de los IPUEC supera a la promoción de las ESBEC. Paulatinamente, la promoción de las secundarias y pre urbanos va alcanzando a la de sus homólogos rurales. Aunque la más espectacular es la promoción alcanzada por los institutos pedagógicos en 1976: 99,8%.

Síndrome triunfal

Cuando se crearon las primeras ESBEC, con la aplicación del principio de estudio‑trabajo, apareció lo que nosotros llamamos “síndrome triunfal”, es decir, la necesidad de demostrar que el nuevo enfoque era sustancialmente superior al anterior, y de ahí que los estudiantes no sólo recibieran una educación más integral, sino que en el plano estrictamente docente debían (tenían que) obtener mejores resultados.

Posteriormente, el síndrome contaminó a todo el sistema, cuya efectividad se quiso demostrar a toda costa, dado que las demostraciones cuantitativas parecen más convincentes que las cualitativas. Queda perfectamente demostrado que fue durante esos años cuando se produjeron los mayores incrementos en la promoción. ¿Cómo se obtuvieron esos resultados?

 Exigencia

Mayda (ISRI): El problema viene de que los directores le exigen a los profesores, porque a ellos les exigen los metodólogos, los directores municipales, y a ellos, los provinciales, y de ahí para arriba. Exigen cantidad, no calidad, y esto propicia el fraude.

Es decir, una cadena de exigencias a todas las instancias y que culminaba en el profesor. ¿Cómo se desarrollaba en la práctica? Veamos el desarrollo de esta “batalla por la promoción”.

¿Emulación o competencia?

En teoría, la emulación en el socialismo debe ser noble contienda por alcanzar mejores resultados, mientras la competencia capitalista sólo pondera los fines sin importarle los medios. ¿De qué medios se valió en realidad la emulación para alcanzar fines tan extraordinarios?

Aún en el Reglamento de Emulación de 1979 (el más antiguo del que posee copia el SINTEC. Los de la primera parte de la década del 70 ya no existen), se incluyen como índices:

1.1‑Compromiso de promoción (cualitativo y cuantitativo)

(El compromiso será dirigido a obtener resultados satisfactorios encaminados a superar los obtenidos en cursos anteriores)

Es decir, para cumplir se hacía necesario superar los resultados anteriores, aún cuando estos fueran de un 99%. Así aparecieron decenas de centros 100%, una promoción increíble y que violaba los principios estadísticos más elementales.

A partir del curso 82‑83 se hace hincapié en un “máximo de promoción con el máximo de calidad”. En 1974, Fidel alerta sobre la necesidad de elevar la calidad en la educación, y en 1978, José Ramón Fernández, ministro de Educación, enuncia que “Jamás trabajaremos por índices de promoción para reflejar una supuesta calidad de la educación”, pero lo cierto es que ya se habían establecido mecanismos de presión material y moral mediante las evaluaciones al personal docente y la emulación. Los resultados se medían por la promoción y de ellos dependían tanto la evaluación de un profesor como la de un cuadro a cualquier nivel. Promover. Promover cada vez más, pero

¿Cómo?

Se llegó a la tácita aplicación de que no hay método malo si los resultados son buenos (aunque nunca se formulara explícitamente de esa manera). Y, claro, profesor que promueve=profesor bueno / profesor que no promueve=profesor malo. Así de simple.

Kenya (Matemática): En la escuela Amistad Cuba‑Canadá, de Quivicán, no había fraude. Allí cambiaban al director por meses. Los estudiantes eran buenos, los mejores expedientes de cada secundaria, y los profesores también. Cuando la disolvieron (supongo que sería por la baja promoción) le echaron la culpa a los profesores y el director provincial dijo que en las otras escuelas para donde nos enviaban íbamos a aprobar, porque allí sí había buena promoción.

Maribel (ISA): En el pre de Lagunillas, en Cienfuegos, se dio a conocer una prueba de Matemáticas el día antes. La dio a conocer el propio profesor, que como casi no había dado clases, no podía asegurar la promoción.

Marlen (Vocacional Lenin): En mi escuela, la Raúl Suárez Martínez, de Boyeros, el director era exigente, pero todos los profesores copiaban las respuestas en la pizarra, o los más filtros hacían las pruebas completas y las copiaban en la pizarra mientras el profesor vigilaba.

Isabel (Matemática): Muchos profesores entraban antes de la prueba y decían: “No copien nada”. Y ahí mismo daban un repaso que era la prueba.

Dairis (estudiante de preuniversitario): Y está el caso del profesor que viene con la prueba y dice: Yo le voy a dar lectura a todas las respuestas. Ustedes tomen la idea central. Pero además, yo digo que es fraude poner una pregunta escrita fácil, para que todo el mundo apruebe, para asegurar promoción.

O calificar, como me comentó un profesor amigo, goma en mano, para enmendar errores y elevar promoción. O cambiar a última hora las claves de la prueba, de modo que valgan más las preguntas que un mayor número de estudiantes han respondido bien. O llamar al estudiante suspenso para que después de la prueba reconsidere sus respuestas y así apruebe. Y ese es el fraude más grave: el fraude institucionalizado, el fraude como sistema, que se hizo práctica habitual en la educación.

Los improvisados

A esto contribuía en cierta medida la existencia de numerosos maestros que ingresaron por coerción en los institutos pedagógicos, sin vocación ni conciencia de maestros y que carecían de la formación vocacional y ética que deben caracterizar a un educador.

¿Quién cuida hoy?

Amalio (ISRI): En el pre se sabe quién cuida cada prueba y si deja o no copiar. Oye, va a cuidar fulano. Hay que estudiar. A otros no les interesa.

Gladis (Matemática): Una vez cambiaron de improviso a uno suave por otro tenso y suspendieron como a diez.

Nunca fueron todos. Siempre hubo maestros que se negaron a las prácticas en uso, aunque todos los engranajes del sistema estuvieran dispuestos no a fomentar la actitud de estos maestros, sino la de aquellos que obtenían 100% sin importar los medios.

En el campo

Karina (ISPE): En el campo se da más el fraude que en la calle. Se roban las pruebas y eso.

Varios estudiantes coincidieron en referir las escuelas en el campo como aquellas donde más fraude se comete. Nadie podría afirmarlo absolutamente, aunque hay varios factores que podrían apoyar este criterio:

1. Fue en ellas donde comenzó la carrera por la promoción.

2. La masa profesoral es más joven y compuesta en buena proporción por los egresados de los Pedagógicos de que hablábamos anteriormente.

3. Todavía hoy presentan promociones sustancialmente superiores a las de sus homólogos urbanos.

 Venta de pruebas

Se han hecho públicos los procedimientos mediante los cuales, en un preuniversitario de la capital, se vendían las pruebas. Sucesos similares han ocurrido en otros centros docentes. Sin embargo, no es esa la tónica general del fraude. Si un estudiante recibe las respuestas o se le da un repaso de la prueba el día antes, ¿qué necesidad tendría de comprarla? Esto ocurre quizás en lugares donde se vela con mayor rigor por la moralidad del proceso educativo y donde profesores acomodados (hasta un nivel delincuencial) y alumnos habituados a un sistema de facilismos son capaces de acudir a cualquier expediente para obtener resultados sin esfuerzo.

Leyes e interpretaciones

Se han dictado resoluciones contra el fraude, se han establecido sanciones; pero ¿realmente contribuían el sistema emulativo y el promocionismo a sorprender un fraude?

Ante todo, eso traía como consecuencia que la escuela perdiera la condición de libre de fraude. Por tanto, descubrir un fraude iba en detrimento de la emulación. Más tarde era la condición de vanguardia la que se afectaba.

Nosotros investigamos un caso en el IPU Raúl Cepero Bonilla, vanguardia provincial. Una muchacha había sido sorprendida durante la prueba de Biología doce grado (curso 83‑84) con los muslos tatuados de fórmulas. La profesora, intransigente, la llevó a la dirección. El consejo entendió que se trataba de una intención fraudulenta. Dado que la resolución ministerial No. 244/80 permite esas sutilezas legales, se envió a la alumna a su casa, se le anuló la prueba y la aprobó en extraordinario. Actualmente, estudia en el Instituto Superior Pedagógico.

Asunto concluido: La escuela no perdió su condición de vanguardia y la alumna se graduará próximamente de educadora. Una solución salomónica (nadie se vio afectado), salvo por un detalle: ¿Y los principios ideológicos y morales que rigen nuestra sociedad?

Repudio al que repudia

En cierto momento, se hacían mítines de repudio a los estudiantes sorprendidos en fraude. Pero lo más terrible era que quienes más gritaban eran precisamente aquellos a los que aún no habían sorprendido. Es, si no peor, cuando menos más hipócrita que lo que ocurría en otros lugares.

En la escuela República Popular de Corea un estudiante denunció a otro por cometer fraude. El fraudulento fue expulsado (matriculó en otro centro). El que lo denunció fue obligado por sus compañeros a dormir en la azotea durante varios días hasta que pidió su baja.

En el curso 79‑80, en la ESBEC República Popular de Polonia, una estudiante elevó una carta denunciando el fraude que se cometía en la escuela. En lugar de investigar, la dirección provincial encomendó esa tarea al director de la escuela, que paró a la muchacha en el matutino y la hizo retractarse públicamente. El combate contra el fraude ha sido más de forma que de fondo y no es raro, dado el carácter institucional que adquirió el fenómeno en un momento, que hubiera cierto desinterés por eliminar definitivamente todas las manifestaciones de fraude.

Dairis (estudiante de preuniversitario): Si yo soy un estudiante normal y me quita el examen uno que comete fraude igual que yo, a ese lo acuso de descarado. A lo mejor se quiere anotar puntos porque le están haciendo el proceso para la Juventud o algo por el estilo. Si un estudiante tiene moral, no hay rechazo. Claro, se ve como algo excepcional, porque son muy pocos los casos que hay.

Demostración

¿Qué ocurrió durante las evaluaciones finales del curso 85‑86? Se han dado numerosas causas para explicar un descenso de 13,5% en los índices de promoción. Nos llamó la atención una que leímos en la prensa: “Los muchachos se sintieron muy solos durante la prueba”. ¿Es que acaso la evaluación no es un asunto personal que el alumno debe resolver solo? Claro, como no era eso lo que ocurría anteriormente, al eliminarse radical y súbitamente la “ayuda”, es decir, el fraude institucionalizado, el estudiante se sintió solo (y perdido). Bastó cambiar a los profesores —en algunas escuelas llegaron al extremo de encerrarlos en locales con llave— y velar por la moralidad del proceso evaluativo, para que el agua cogiera su nivel. Por lo demás, las pruebas no fueron sustancialmente distintas a las de años anteriores, y el trabajo de los docentes no pudo ser en casi todo el país peor que el de los cursos precedentes.

Entonces,

¿la culpa la tienen los maestros?

Se ha hablado quizás demasiado de la culpabilidad de los maestros. Ahora bien, en esto no puede haber un único culpable. Hay una cadena de culpabilidades que arranca de los funcionarios a todos los niveles y concluye en los alumnos, y el orden de culpabilidad y responsabilidad es descendente. El alumno es el menos culpable, dado que los niños no nacen formados, y si adquieren hábitos socialmente negativos hay que buscar en quienes los forman (no sólo padres y maestros, sino la sociedad en su conjunto) la fuente de esas conductas.

Orestes (ISRI): No es que los muchachos vengan malos. Es un problema de formación. Y la escuela no es un centro de promoción, sino de formación. Es una inmoralidad.

Lo cual no exime de responsabilidad a los alumnos que admitieron y disfrutaron las comodidades de este fraude institucionalizado.

El maestro fue el instrumento mediante el cual se llevaba a la práctica el sistema promocionista, bien fuera compulsado, o gracias a una actitud sumisa a las directivas de las instancias superiores, o por efecto de medidas que en ocasiones llegaron a la separación del puesto de trabajo. O, simplemente, por comodidad, dado que un alumno cuya prueba será respondida no necesita recibir sólidos conocimientos y, por tanto, sólidas clases (que se veía eximido de dar). De ahí hacia arriba corresponde una cuota ascendente de responsabilidad, desde el director de la escuela hasta las más altas instancias del MINED, el SINTEC y quienes tenían la responsabilidad de velar por el adecuado proceso de educar a los jóvenes. Los funcionarios a todos los niveles exigían promoción a sus subordinados y, en el mejor de los casos, se volvían de espaldas para no saber los modus operandi mediante los cuales se obtenían esas promociones. Conocemos numerosos casos concretos de directores provinciales, municipales y de escuelas que se hacían eco de esa situación. Si solicitáramos a nuestros lectores referencias concretas, estamos seguros de que obtendríamos muchas más. Pudieran decir que no sabían lo que estaba ocurriendo, en cuyo caso le recordaríamos una frase de José Martí:

Gobernar es prever.

No saber lo que ocurre es un lujo que no se puede permitir quien dirige. Pero no sólo son responsables de esta situación los directamente relacionados con el proceso educativo, sino también los padres, los medios masivos de difusión y la sociedad en su conjunto.

Dairis: Nosotros vemos que las personas mayores son las primeras que están haciendo fraude en las aulas para alcanzar el noveno grado. ¿Qué podemos esperar de un niño cuyo padre comenta con la madre que se vio necesitado de cometer fraude porque a lo mejor su capacidad no es suficiente?

Oscar (ISRI): Los fraudes que se sacan en las revistas y otros no reflejan la realidad, como el caso del fotocuento del fraude que apareció en Somos Jóvenes.

Patricia (ISRI): En Nuestros hijos pusieron una cosa sobre el fraude: a un niño le dejaban de hablar porque había cometido fraude. Eso es mentira, y eso es lo que muestran a los padres.

Niurka (ISRI): El primer enemigo del socialismo es el formalismo, y eso ocurre en los medios de difusión y en la educación.

¿Es que acaso alguien podría ignorar que algo raro estaba ocurriendo?

Entonces no leía los periódicos, que en la década del 70 reportaban decenas de escuelas con 100% de promoción, e incluso el caso de la Carlos Liebknecht, que hizo dos cursos seguidos con el 100%, y en el curso 71‑72 sólo un muchacho con una asignatura asistió a extraordinario. El aire del campo no produce mutaciones instantáneas en las neuronas y eso lo sabe cualquiera sin ser especialista en educación.

Fraude, ¿académico?

Fraude m. (lat. fraus, fraudis). Engaño, acto de mala fe, cometer un fraude (Nuevo Pequeño Larousse Ilustrado, p. 455)

A falta del diccionario de la Real Academia, damos por buena esta pequeña definición ilustrada. No es sólo fraude lo que hemos citado arriba. Es fraude también (y peor) el sistema promocionista que compulsaba al profesor, a todos los funcionarios del sistema educacional, a fomentar, practicar, permitir, o cuando menos “ignorar” el fraude masivo y generalizado.

Es fraude vanagloriarse de cifras que no son fiel reflejo de la calidad alcanzada, el fraude “ignorar” todo esto en nuestros medios de difusión y sustituirlo por loas triunfalistas e idílicas. Es fraude el sistema de inspecciones avisadas que permite al director de una ESBEC aleccionar a sus alumnos:

“Cuando venga la visita y yo pregunte, me levanta todo el mundo la mano: el que sepa, me levanta la derecha, y el que no sepa, me levanta la izquierda”

Es fraude también el certificado médico “por razones siquiátricas” que consigue el estudiante universitario cuando desea evadir su separación por insuficiencia académica. Y no porque dudemos del equilibrio mental de algunos estudiantes, sino porque es imposible que el 50% de los estudiantes enfermos en el curso 84‑85 tuvieran problemas de los nervios.

Y todo esto es reflejo de un fraude mayor, un fraude que tiene lugar en la vida cotidiana, no sólo cuando el adulto copia de otro para alcanzar el sexto o el noveno grado, y no puede, por tanto, ser ejemplo para sus hijos, sino también cuando ese adulto disfruta ilegalmente bienes del Estado, o cuando cumple sus planes formalmente, sin calidad, o cuando aprovecha su posición para lucrar, obtener prebendas y erigirse en tiranuelo de bolsillo a costa de Liborio y en nombre de la Revolución que invoca constantemente. Todo esto es fraude, como lo es reportar en cualquier actividad cumplimientos que no se han cumplido. Y es fraude que ven los  jóvenes y adolescentes, que no viven sumergidos en una cápsula de cristal, porque educación es más que instrucción, y es más difícil formar que promover.

Vale recordar las palabras de José Ramón Fernández, ministro de Educación, en 1978:“Sin lugar a dudas, todo el que cometa un fraude, lo promueva o lo silencie demuestra tener graves dificultades ideológicas”.

“¿Fraude académico?”; en: Somos Jóvenes, n.º 93‑94, La Habana, septiembre, 1987.